En el departamento del Huila, durante la madrugada del 15 de enero, dos hombres fueron encontrados muertos, con los pies y las manos amarradas y, además, con signos de tortura a lo largo de su cuerpo.
Los cuerpos, según anuncia la Policía, fueron hallados por la ciudadanía en la quebrada de Guayabo, ubicada en la zona rural entre los sectores de Saladoblanco y Oporapa. Estos cuerpos, al momento, se sospecha que podrían ser escoltas de un exintegrante de Las Farc que firmó el acuerdo de paz.
“Desde ya iniciamos con el proceso investigativo con el fin de establecer la plena identidad de los dos fallecidos y los móviles que dieron lugar a tan lamentable hecho”, aclaró William Javier Lara Avendaño, coronel de la Policía Nacional.
Según la información proporcionada hasta el momento, los dos fallecidos harían parte de los escoltas pertenecientes a la Unidad Nacional De Protección (UNP), y estarían cumpliendo su labor en el momento en el que fueron asesinados.
El protegido de los fallecidos, al parecer, sería José Enrique Roa, exintegrante de Las Farc que, en el 2016, se acogió a los acuerdos que se firmaron entre este grupo guerrillero y el gobierno nacional.
Al momento del asesinato, Roa se encontraba en una reunión en el municipio de Pitalito, en el departamento del Huila, cuando, de repente, hombres armados ingresaron al lugar donde estaba y comenzaron a disparar.
En este incidente no se presentaron muertos y, presuntamente, los escoltas asesinados no se encontraban en este lugar cuando los hombres armados abrieron fuego contra los presentes.
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Roa, según se reporta, resultó herido y fue secuestrado junto a dos personas más por los delincuentes que lo abordaron mientras se encontraba en la reunión dentro del municipio de Pitalito.
Los responsables de estos hechos, según las autoridades, serían pertenecientes al frente Ismael Ruiz, de las Disidencias de Las Farc, quienes, desde hace varios años, tienen presencia en el sector.
Las autoridades, por su parte, siguen investigando los hechos con el fin de identificar a las víctimas y, además, a los culpables de asesinarlos y torturarlos.