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La Guajira, una nueva esperanza brilla en el horizonte

Misión Guajira es un proyecto que se ha puesto la ardua tarea de mejorar la calidad de más de 80 comunidades indígenas.
La Guajira

Uno de los grandes males que aqueja a nuestro país es la desigualdad, especialmente cuando vemos que el poder y las riquezas se concentran principalmente en las grandes urbes, mientras que la periferia suele ser pasada por alto, luchando constantemente por una vida digna. El caso de La Guajira es uno de los que resalta al hablar de esta grave problemática, sobre todo al revisar los contextos en los que viven los miembros de la comunidad Wayúu.

Sin embargo, el horizonte brilla positivo ahora que hay iniciativas que se preocupan por el bienestar de esta población, y aquí es donde llega Misión Guajira, un proyecto público-privado liderado por el Grupo Aval, especialmente desde Banco de Bogotá, Promigas, y la Presidencia de la República, concentrándose en beneficiar a las comunidades indígenas que habitan Manaure y Uribia. El propósito aquí es brindarles acceso al agua potable y a la energía, contar con seguridad alimentaria e implementar estrategias estructurales que aseguren su pleno bienestar.

A propósito, KienyKe.com conversó con Francisco González, líder de la comunidad Polumaletkat, testigo de los resultados de esta misión, “Gracias a Misión Guajira, a Promigas y al presidente, le damos gracias de parte de la autoridad, de parte del líder y de parte de los miembros de la comunidad, quedamos aquí muy contentos con el proyecto de la energía, de la planta y de la DPS, tenemos tres proyectos acá, también tenemos el de la huerta. Se ha logrado una satisfacción muy necesaria para la comunidad, como el agua potable, como la energía, porque ya podemos aprovechar de la energía y podemos aprovechar también del agua potable. Ya va a ser menos el tema de la diarrea, las infecciones en la piel que le dan a los niños en la comunidad, entonces ya eso va a disminuir, también hay unas comunidades que se alimentan del agua, que vienen a buscar el agua y ellos están muy contentos también”.

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Teniendo en cuenta la presencia de Banco de Bogotá, en este marco, lideró un programa de Educación Financiera, desarrollado en alianza con Visa y la Universidad del Rosario, con un enfoque étnico se dirigieron a 80 comunidades y el fin de buscar prosperidad a largo plazo.

Iván Rico, director maestría en Finanzas de la Universidad del Rosario, fue el encargado de dar este curso y nos contó cuál fue el reto de esta experiencia y cómo se preparó para aplicar las enseñanzas que normalmente les da a sus estudiantes capitalinos a los habitantes de estas comunidades.

“Desde el año pasado estamos liderando un proyecto con Visa y el Banco de Bogotá de Educación Financiera para docentes en temas de educación financiera para niños y jóvenes”, empezó diciendo al medio.

“Hay un reto importante, pues precisamente muchos de los conceptos que a veces se manejan desde Bogotá y desde otras ciudades a veces pueden parecer lejanos, pero lo importante es bajar el lenguaje, tratar de enseñarlo en un lenguaje muy sencillo que cualquier persona pueda comprender y particularmente en estos últimos grupos, que es con la comunidad Wayúu, hemos hecho la adaptación para que sea muy enfocado a la comunidad, los conceptos que igualmente aplican, esto aplica igual para una persona, para una familia, para el mismo gobierno, para las empresas, los temas de inversión, ahorro, que básicamente es gaste menos de lo que ingresa”.

Más adelante, Rico agregó: “Aquí los adaptamos hacia la comunidad, es decir, ‘oiga, no piense tanto desde el sentido individual, sino piense en el presupuesto de la comunidad’, hacer proyectos para la comunidad, buscar ese beneficio común, cómo se hacen proyectos en que todos se beneficien. Entonces, básicamente esa fue la adaptación y tener muy en cuenta los valores, la visión del mundo que se tiene acá”.

Por otro lado, Rafael Arango, vicepresidente de Banca Empresas del Banco de Bogotá, nos habla de la satisfacción de ver este ambicioso proyecto materializado: "La verdad me siento muy orgulloso de haber hecho parte de este proceso de Misión la Guajira, como Banco Bogotá, en donde Grupo Aval y Promigas con los demás aliados han hecho un trabajo espectacular, ver aquí las soluciones de agua potable funcionando, ver la huerta, ver los las tareas de actividades productivas alrededor de la tejeduría y ver que todo eso está articulado y que está funcionando desde una óptica sostenible, me parece que es absolutamente un éxito y me siento tremendamente orgulloso, como ya lo decía, y esta parte educación financiera yo creo que es el complemento que engrana la sostenibilidad de todas esas actividades productivas al de las comunidades".

Por otro lado, conversamos con Silvia Cámbar, miembro activo de la comunidad Cashushujuna, es una voz contestaria en esta historia, si bien agradece el aporte del sector privado para su gente, hace un contundente llamado a las empresas para que no usen intermediarios a la hora de concretar este tipo de proyectos.

“Nosotros hoy aplaudimos esa buena labor que nos han traído a nosotros, aquí tenemos solución de energía, tenemos solución de agua, tenemos una escuela apoyado por la Fundación Ancla en articulación con Misión La Guajira y el Grupo Aval, eso es algo de agradecer que eso no lo ha colocado ni una alcaldía, ni una gobernación, sino recursos privados. Ojalá de aquí en adelante las entidades privadas inviertan sus recursos, que sean ellos mismos los ejecutores y no lo transversen a otras entidades porque nunca van a llegar”.

“Tanto ustedes como yo hemos sido testigos de lo que está pasando año tras año, lo vemos en noticieros, los elefantes blancos, que el recurso nunca llegó, ¿por qué? Porque el dueño del recurso no lo ejecutó. Entonces, esto es un ejemplo a seguir para todas las entidades privadas que quieran apoyar a la Guajira en una labor como esta, que sean ellos mismos los ejecutores para que se vea, que las comunidades eso se lo agradecen”, agregó Cámbar.

Finalmente, Jorge Cotes, líder ancestral de Chispana, es la voz que demuestra que este no es el típico caso de asistencialismo, sino que llegó el momento en el que las comunidades han cambiado su mentalidad en pro de que esta sea una realidad sostenible a lo largo del tiempo.

“Ya tenemos mentalizado que más que un beneficio es una responsabilidad, porque realmente eso ha sido la diferencia de los demás proyectos anteriores, que no había dolientes, siendo para nuestro beneficio, pero ya entendimos que hay una responsabilidad y por eso nos estamos preparando. Gracias a Misión La Guajira, con todas las entidades que se han sumado a este gran proyecto, nos han concienciado de que realmente nosotros debemos asumir esa responsabilidad para que esta estos proyectos perduren durante el tiempo, el éxito de este proyecto no es que estos meses que den el acompañamiento de las personas que han colocado el proyecto se sostenga, sino que se sostenga durante muchos años y que nosotros tengamos esa responsabilidad”.

Entonces Cotes aprovechó para mencionar esos caminos de opciones con los que se fortalecen los proyectos ya mencionados: “Por eso nos estamos preparando con el tema de las artesanías, nuestras huertas, que sean aparte de consumir para nosotros, también para nuestros animales, y a través de nuestros animales también tener una fuente de ingreso para poder sostener, el mantenimiento, sobre todo. Sabemos que el mantenimiento preventivo es mucho mejor que el mantenimiento correctivo, sé que se podemos economizar más mientras nosotros cuidamos mucho más las instalaciones”.