Colombia Profunda
Una mirada a la Colombia de todos

Putumayo: Colombia es música sacra, cantos de paz desde el territorio

A través de la música se tejen historias de empoderamiento, resistencia, perdón y sanación. Descubra esta entrega de Colombia Profunda desde la puerta al corazón de la amazonia: Putumayo.
putumayo

En el suroeste del país, donde la selva amazónica comienza a estrechar su abrazo con los Andes, se encuentra el departamento del Putumayo. Un territorio que con el tiempo ha logrado dejar atrás varios de los capítulos más oscuros de la historia de Colombia para tejer caminos en los que puedan encontrar la paz. 

De hecho, este departamento es el que más municipios tiene dentro de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), que fueron creados en el 2017 como parte de los acuerdos de paz entre el Gobierno y las FARC-EP en un esfuerzo por cambiar la realidad de los territorios que más tuvieron que lidiar con el conflicto armado. 

Esto ha hecho que hoy, se escuche hablar de municipios como Mocoa, Orito, Puerto Caicedo, Puerto Guzmán, Leguízamo, San Miguel, Valle del Guamuez, Villagarzón y Puerto Asís desde otras narrativas que exaltan los procesos que desde el territorio impulsan el turismo comunitario o  la sustitución de cultivos ilícitos abriendo nuevas oportunidades para sus habitantes.

Unir a un país tan diverso en sus creencias y espiritualidades

Un claro ejemplo de esta transformación es que fue elegida para ser parte de la gira del Festival Internacional de Música Sacra de Bogotá, que en su tercera edición ha llevado la esperanza y la espiritualidad con sus cantos de paz a diferentes rincones del país con conciertos profundamente simbólicos como el del pasado fin de semana en Puerto Asís en el que el Tejido Musical Hashnan, una agrupación formada exclusivamente por mujeres indígenas de la comunidad Kamëntsá del Valle de Sibundoy (Alto Putumayo), interpretó varias piezas en la Parroquia San Francisco de Asís, donde la comunidad escuchó el concierto denominado "Un canto al vientre de la tierra". 

Kienyke.com conversó con Angela Johana Jacanamejoy, la fundadora de esta agrupación que está conformada por otras mujeres Kamëntsá que hacen parte de su familia: Tania Jinyan Juagibioy; Dayana Jamioy Mavisoy, Natalia Jacanamejoy y Dora del Carmen Juagibioy.

“La música es un lenguaje muy sensible, que viaja y se siembra, porque cuando uno escucha una melodía o sonido, estás mueven fibras sensibles dentro del corazón, a través de la conjugación de sentires, de ofrendas, de lo que vamos tejiendo dentro de las canciones que tienen mensajes que se expanden a otros”, mencionó Angela Jacanamejoy sobre la ofrenda que hacen a través de la música a Bëngbe Tsbatsana Bebmá, es decir, la Madre Tierra. 

Durante el concierto en Puerto Asís, las mujeres de Hashnan no solo compartieron sus melodías tradicionales, sino que también invitaron al público a una reflexión sobre el cuidado de la tierra, el respeto por los pueblos originarios y la importancia de preservar las tradiciones que han sobrevivido a siglos de opresión a través de poemas entre canción y canción que permitieron que los asistentes conectaran con sus mensajes. 

"Cada melodía que interpretamos lleva consigo las historias de nuestras abuelas", afirmaron las integrantes del grupo, quienes consideran que su música es un acto de resistencia, pero también una ofrenda sagrada, una forma de mantener vivas sus historias, su lengua y su conexión con el universo.

A través de sus voces, las mujeres de Hashnan relataron no solo las luchas y las victorias de su pueblo, sino también la cosmovisión Kamëntsá, en la que la tierra no es solo un recurso, sino un ente sagrado, una madre que cuida y alimenta. En su repertorio, se entrelazan los cantos ceremoniales de su comunidad con composiciones propias que reflejan la cosmovisión del pueblo Kamëntsá: el respeto y la gratitud hacia la Pachamama.

Para Mariana Piotrowska, directora del Festival Internacional de Música Sacra de Bogotá, poder descentralizar este evento y llevarlo hasta diferentes regiones y territorios es una forma de seguir tejiendo la paz y conectando al país, incluso desde sus diferencias, pues la apuesta del festival por llevar la música sacra a lugares como Puerto Asís no es casual. Es un llamado a la memoria histórica, a la reconciliación y al entendimiento. En un lugar donde las huellas del pasado reciente aún son profundas, el arte y la música se convierten en una herramienta esencial para la sanación colectiva. La música es un lenguaje universal que, por encima de las diferencias, logra unir a las personas en un mismo sentir, en un mismo canto hacia la paz.

Este evento forma parte de la tercera edición de la gira “Colombia es Música Sacra", una iniciativa del Festival Internacional de Música Sacra de Bogotá que, desde el 16 de noviembre de 2024 hasta el 1 de febrero de 2025, recorre diversos territorios de paz del país.

La gira, que tiene como objetivo promover el turismo cultural y dar visibilidad a las diversas expresiones musicales y espirituales del país, ha hecho paradas en lugares tan remotos como la Isla de San Andrés y Tumaco o la entrada al corazón de la Amazonía, Puerto Asís.  En cada uno de estos destinos, el festival se ha centrado en el arte como un vehículo de paz, una herramienta para abrir diálogos entre las diferentes espiritualidades y creencias que conforman la rica diversidad cultural de Colombia.

El concierto no solo fue una muestra de la riqueza cultural de la región, sino también una demostración de la fuerza femenina como pilar de la cultura y la espiritualidad indígena. En una sociedad donde las mujeres han sido históricamente invisibilizadas, el grupo Hashnan destaca como un faro de empoderamiento, que no sólo preserva las tradiciones, sino que también aboga por un futuro en el que el rol de la mujer en las comunidades indígenas sea valorado y respetado. "La mujer es la guardiana de la memoria, del territorio y de la espiritualidad", enfatizó Ángela Jhoana durante una entrevista posterior al concierto.

Es así como Colombia es Música Sacra continúa su gira por dos destinos más, antes de su gran cierre en Aracataca, el hogar del nobel Gabriel García Márquez, terminando por tercera vez este recorrido por las profundidades de este país.