El reconocido periodista y actor de la televisión colombiana, Jorge Enrique Abello, ha sido una de las voces que se han pronunciado en contra de las conversaciones filtradas de la campaña de Gustavo Petro, en la que entre otras cosas se escucha a Roy Barreras y otros estrategas planear las tácticas que se usarán en contra de los demás candidatos.
El contexto de este asunto es la publicación de varios videos, algunos de Roy Barreras hablando de la estrategia para “dividir al centro” y atacar a Alejandro Gaviria, la visita de algunos directivos del Pacto Histórico a extraditables en las cárceles y otros tópicos. También se escuchan declaraciones en videollamada del politólogo Sebastián Guanumen, aconsejando en su momento toda una serie de ataques contra Federico Gutiérrez.
En esencia, esta estrategia buscaba “infundir ciertos rumores y elementos en contra de Fico (...) Atacarlo con sus relaciones con el narcotráfico, con su mala gerencia en la alcaldía, con las redes de poder que tiene detrás (...) y construir unas líneas narrativas para hacer caer a Fico en términos de su estética, en términos de su vida personal, de su vida política”, según las palabras textuales del joven estratega en los videos revelados por Semana.
Así las cosas, el escándalo tuvo efectos sobre la posición política de Jorge Enrique Abello, quien rechazó específicamente las palabras de Roy y pidió recordar que el fin no justifica los medios.
Sin embargo, esta está lejos de ser la única crítica que realizó el actor frente a la tormenta política que afecta al Pacto Histórico, sino que también cuestionó la justificación de estos hechos que ha surgido desde los dirigentes de dicho partido. Estos, entre otras cosas, han señalado que se trata de conversaciones normales y resaltan la ausencia de groserías para referirse a sus contrarios.
Uno de ellos fue precisamente Gustavo Petro, quien no demoró en salirle al paso al revuelo, asegurando: “Ahora podrán comprobar si en mis reuniones privadas digo una sola palabra soez. Podrán ver la calidad de las propuestas de miles de nuestros militantes. Podrán ver la orden tajante de no usar dinero en efectivo. Podrán ver mis actitudes, las más íntimas en política”. Razón por la cual el candidato ha pedido la publicación de todas las horas de grabación que Revista Semana tenga en su poder.
Otro que se pronunció fue Alfonso Prada, jefe de debates de Petro, quien destacó que las grabaciones no tienen insultos sino “análisis individuales de carácter estratégico revisando cómo se van a mover otros candidatos y cómo se va a mover la campaña frente a ellos”. No obstante, para Abello esto no son más que excusas.
Roy Barreras se defiende
Lejos del plano de las reacciones, el Pacto Histórico se ha apresurado a cerrar filas frente a las filtraciones de Semana y ya son pocos los autorizados para referirse públicamente sobre el tema. De hecho, muchos de los involucrados ya han frenado sus intervenciones e incluso se tuvo una respuesta positiva de Alejandro Gaviria (uno de los afectados con las estrategias de ataque), quien reafirmó su apoyo incondicional al proyecto de Gustavo Petro.
Sin embargo, antes de ello, el mismo Roy Barreras se pronunció, señalando lo sucedido como “una chuzada e infiltración ilegal” e incluso comparando el episodio con el escándalo de Watergate en Estados Unidos.
“Chuzaron nuestra campaña. Esa es la verdadera guerra sucia. Y sin embargo en las múltiples grabaciones ilegales no hay ningún acto ilegal ni ningún “plan extraño”. Conversaciones de estrategia, analizando competidores, escenarios y acciones como hacen todas las campañas en el mundo”, manifestó el senador en su Twitter.
En ese sentido, Barreras pidió a la Fiscalía investigar cómo fue que llegó a darse esta infiltración. Misma estrategia que anunció Alfonso Prada, quien anunció que su campaña estará llevando el caso ante las instancias nacionales e internacionales respectivas para proteger los derechos electorales que podrían estar siendo vulnerados.
No obstante, si hay algo cierto en el fondo es que este es solamente el resultado de una campaña que desde los todos los bandos estuvo plagada de todo tipo de irregularidades, ataques y carencia de límites en varios sentidos. No deja de ser una situación cuestionable en lo que respecta a la planeación de una serie de ataques, como tampoco hay que olvidar la falta punible en la que se podría haber incurrido al espiar comunicaciones privadas.Un cierre amargo, para una contienda amarga.