Diablo del Carnaval de Riosucio, la tradición que defendió Daniel Quintero

Mié, 18/11/2020 - 18:19
En medio del alumbrado navideño de Medellín, una imagen del diablo del Carnaval de Riosucio generó bastante polémica. Aquí le explicamos su origen.

Una nueva polémica se desató entre los habitantes de Medellín –sobre todo en aquellos profundamente católicos– al ver cómo se alzó en el paisaje de Parques del Río una figura representativa al diablo del Carnaval de Riosucio, la cual fue puesta con motivo del alumbrado navideño (cuya temática se inspira este año en las ferias y fiestas colombianas) y posteriormente retirada.

Inicialmente se creyó que fue desmontada por la presión hecha a la Empresa de Servicios Públicos de Medellín (EPM), ante los alegatos de quienes manifiestan que esta no es una imagen idónea para las festividades decembrinas, pero la misma compañía aclaró que dicha figura se encuentra en mantenimiento. 

Sin embargo, el alcalde Daniel Quintero se refirió a la polémica a través de su cuenta de Twitter y dijo que, contrario a lo comentado por algunos, con el alumbrado no se pretende hacer alusión a la maldad e invitó a conocer parte de la apasionante historia que rodea a la celebración de este pueblo caldense. También pidió devolver al diablillo a su lugar.

Por eso, en Kienyke.com decidimos consultar con expertos para presentarles la historia del diablo del Carnaval de Riosucio.

Primero, una parada necesaria por el origen de Riosucio

La historia del carnaval va ligada a la historia de la creación del municipio. Quiebralomo y La Montaña, dos pueblos fundados hacia el siglo XV en esta zona del departamento de Caldas, estaban ubicados en lo que hoy se conoce como Riosucio, una zona de gran riqueza aurífera en donde los colonizadores esclavizaron a los indígenas nativos y trajeron mano de obra africana. Así lo explicó a Kienyke.com Sandra Calvo Pinzón, alcaldesa del Carnaval de Riosucio.

"Al estar la mano de obra esclavizada, ellos no podían adorar sus dioses y tampoco tener sus fiestas, ni cantar, ni danzar. Entonces los esclavizadores decidieron dar un día para que indígenas y negros tuvieran espacios en los que festejaran sus orígenes, todos juntos y entorno al sacrificio de una res para alimentarse. Esta fiesta que tenía lugar para los primeros días de enero, fue evolucionando y creó una mezcla de culturas bastante interesante que atrajo, inclusive, a los blancos, quienes valiéndose de disfraces (para no ser identificados) se mezclaban también entre las alegres festividades", contó Calvo Pinzón.

Con el paso del tiempo se creó una disputa por el territorio entre quienes habitaban Quiebralomo y La Montaña, ya que cada uno lo reclamaba como suyo por la topografía ideal para asentarse allí, pues lo consideraban un territorio lo suficientemente alejado de la zona minera, pero muy cerca como para transportarse hasta allá a trabajar.

"Muchos años después, dos sacerdotes (uno de cada parte) decidieron conciliar y dijeron: "es fácil, unos se ubican en una parte del pueblo y los otros en otra". Allí tiene cabida la fundación de Riosucio y por lo mismo es que tenemos dos plazas principales" agregó.

Pero a pesar de las diferencias y el pasar del tiempo, el día de las festividades seguía subsistiendo, evolucionando y siendo uno solo para todos. Entonces, tras la fundación del municipio y la organización del Carnaval de Riosucio (mal llamado "carnaval del diablo"), se decidió crear una figura que pudiera representar la ambivalencia del carnaval para las diferentes razas y culturas.

Ahora sí, la historia del diablo del Carnaval de Riosucio

Este diablo no es uno pensado para atraer desgracias ni hecho para representar el mal que algunos quieren endilgarle. En cambio, es un personaje cargado de un gran significado de la unión que parece faltarle al pueblo colombiano.

Su propósito es respaldar la unidad de los dos pueblos que dieron origen al municipio, recordar a quienes se fueron y celebrar la vida de los riosuceños que quedan. Además, la construcción de su apariencia tiene, detalle por detalle, una explicación lógica.

"Ya estaba la fiesta y estaban masomenos unidos, es decir, vivían juntos pero no revueltos. Entonces dijeron que querían una figura la cual los representara en todo lo que eran y de dónde venían", añadió la alcaldesa del Carnaval de Riosucio.

Por una parte, los indígenas sugirieron que la imagen tuviera facciones felinas: colmillos, garras y cola, teniendo en cuenta que los nativos americanos se han sentido provenientes del jaguar. También pidieron añadirle un calabazo, fruto en el que se fermentaba el guarapo, su bebida sagrada.

La comunidad afrodescendiente solicitó entonces que se debería agregarle unos cuernos de toro, porque simboliza la fortaleza y nobleza de su raza, pero también porque una de las costumbres en su África natal es pastorear el ganado vacuno. De igual manera quisieron sumarle una serpiente argumentando que representa protección.

"Mientras que los blancos –quienes no eran solo españoles sino europeos de varios países–, reclamaron que se le adicionaran alas de murciélago, pues ellos tienen cierta fascinación con este animal y la protección que brinda en las noches... en la oscuridad. Por último, señalaron que debía tener un báculo como sinónimo de poder, pero este tenía que ser de tres puntas, las cuales simbolizan a las tres razas y representan la armonía entre los pueblos", concluyó Sandra Calvo, quien se mostró bastante agradecida con la iniciativa de la capital antioqueña de resaltar una fiesta tan importante en la cultura colombiana.

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