Probablemente nunca antes el budismo moderno haya estado envuelto en una polémica como la que hoy lo acecha tras hacerse público el video del Dalai Lama, Tenzin Gyatso, besando a un niño en la boca y luego pidiéndole que le chupara su lengua. Eso, mientras sorpresivamente era avalado por las personas que lo rodeaban, quienes se limitaron a burlarse de la petición del líder religioso.
En medio de todo ello, varias personas no han demorado en recordar antiguas denuncias de abuso al interior del budismo tibetano, que darían cuenta de un escenario amenazante para la seguridad de niños y aprendices de esta religión. Muchos de los cuales tienen que ver con presuntos abusos sistemáticos que luego serían ignorados por las máximas autoridades de dicha religión, empezando por el Dalai Lama.
Como se mencionó anteriormente, toda esta ola de críticas estalló luego de la lamentable escena de Gyatso besando a un niño públicamente, despertando un profundo rechazo internacional por lo que para muchos fue un comportamiento indebido con un menor de edad. En Colombia, por ejemplo, los besos largos con menores de 14 años son delitos según la Corte Constitucional al ser considerados un “acto sexual”.
Frente a la polémica, que no ha sido nada menor, el propio Gyatso salió a disculparse públicamente por lo sucedido. Sus palabras fueron insuficientes para muchos.
“Su santidad desea pedir disculpas al niño y a su familia, así como a sus muchos amigos de todo el mundo, por el daño que sus palabras han causado. Su santidad a menudo toma el pelo a las personas que conoce de forma inocente y traviesa, incluso en público y ante las cámaras. Lamenta el incidente”, señaló el comunicado oficial del líder religioso.
Otros abusos dentro del budismo
Toda esta situación con el Dalai Lama generó (de nuevo) atención mundial sobre lo que sucedería con los niños al interior de una de las religiones más importantes del mundo, y de hecho recordó el escándalo de hace un par de años cuando se reveló que poderosos monjes budistas cometerían abusos constantes. Aparentemente con la venia de Gyatso (quien no hacía nada a pesar de estar enterado).
Dicho conocimiento, lo dejó en evidencia de hecho el mismo Dalai Lama en 2018 cuando en entrevista con medios neerlandeses aseguró que las denuncias de abuso en su religión no eran “nuevas” y que de hecho tenía conocimiento de ellas desde la década de los 90s.
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En ese caso específico, se trataba de los señalamientos en contra del fallecido maestro budista Sogyal Rimpoché, por parte de cuatro víctimas holandesas y belgas. Una de ellas dijo que, tras llevarla a su residencia, el líder religioso le pidió que se desnudara. Budista que terminó acusado de todo tipo de abusos contra sus discípulos, desde sexuales hasta psicológicos.
“Si te pegaba o tenías sexo con el, en realidad te estaba abriendo el camino hacia la iluminación”, le dijo una de las víctimas al Canal 6 en 2018, integrante de lo que en su momento fue el movimiento #MeTooGuruu.
Lo cierto es que esto está lejos de remitirse al caso específico de Rimpoché, ya que son varios los casos de monjes budistas de alto nivel que terminaron señalados por todo tipo de abusos, especialmente relacionados con castigos físicos. Todos ellos aparentemente desestimados por el Dalai Lama, quien a pesar de las circunstancias nunca ha pedido las disculpas públicas que piden las víctimas.
Todavía peor, el Dalai Lama casi siempre se ha mantenido ajeno a la situación, como si no se tratara de su responsabilidad velar por la seguridad de los budistas principiantes. Eso fue lo que evidenció en 2018 el diario el Mundo, luego de que una víctima les contara la reacción de Gyatso tras ser interpelado con estas denuncias durante un breve paso que tuvo por Países Bajos.
“No parecía ser consciente de la gravedad de lo ocurrido y ponía cara de sorpresa en todo momento”, dijo esta víctima, concordando con los demás testimonios que señalaban que el líder religioso se muestra como si fuese ajeno a lo que ocurre dentro del budismo.
Curiosamente, hace ya un tiempo fue también el mismo Gyatso quien dijo que a los budistas hay poco que les preocupe más que “ser avergonzados en público” y hoy es a quien le toca una dosis de exposición. No obstante, la pregunta que muchos se hacen sobre el tema es: ¿Qué pasa cuando en público acciones como estas son vistas como algo que no es reprochable?. En un contexto como el del video, ¿cuál sería el límite si nadie lo señala?