En medio de un intenso intercambio en redes sociales, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, respondió a los señalamientos de su antecesor, Iván Duque, sobre su postura respecto a Venezuela.
Este cruce de opiniones ha generado un gran debate en el país, no solo por la postura del mandatario colombiano, sino también por el contexto diplomático que rodea las relaciones bilaterales entre ambos países.
La polémica surgió luego de que más de 500 personalidades, incluidos académicos, activistas y políticos, le enviaran una solicitud a Petro instándolo a no asistir a la toma de posesión de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, reelecto en unas elecciones que fueron ampliamente cuestionadas a nivel internacional.
En su cuenta de X (anteriormente Twitter), el presidente Petro respondió a los cuestionamientos con un contundente mensaje dirigido a quienes, según él, abogan por una política de confrontación.
Petro expresó que el mayor error colombiano sería repetir lo que, a su juicio, hicieron Duque y la exministra de Relaciones Exteriores, Marta Lucía Ramírez, al “entregarle la frontera a la mafia” y “condenar al hambre a colombianos y venezolanos”, en referencia a la decisión de Duque de aislar diplomáticamente a Venezuela y el cierre de fronteras.
Según el presidente, esta postura solo contribuyó a la exacerbación del éxodo de venezolanos hacia otros países de la región. "Entregarle la frontera a la mafia y condenar al hambre a colombianos y venezolanos para desatar el éxodo de los pueblos hacia el norte no es ninguna solución racional", indicó Petro en su trino.
El mandatario colombiano también recalcó que su objetivo principal es evitar un conflicto mayor entre ambos países. En sus declaraciones, Petro añadió que el destino de Venezuela debe ser decidido por los venezolanos, pero Colombia debe estar dispuesta a ayudar, siempre que se le invite, en los esfuerzos para lograr un diálogo y una construcción democrática y pacífica en el país vecino.
Aunque Petro no aclaró si asistirá o no a la ceremonia de toma de posesión de Maduro, dejó claro que su prioridad es la paz y la estabilidad regional. De hecho, señaló que Colombia debe ser parte de cualquier esfuerzo para la reconciliación y resolución pacífica de la crisis venezolana, subrayando la importancia de una postura diplomática constructiva.
Este intercambio de opiniones no solo involucra a Petro y Duque, sino también a otros actores políticos nacionales e internacionales.
El expresidente Juan Manuel Santos, por ejemplo, aplaudió la decisión del gobierno de Chile de rechazar la proclamación de Maduro como ganador de las elecciones, ante la falta de transparencia en el proceso electoral y la ausencia de pruebas verificables de los resultados.
A través de su cuenta de X, Santos instó a Petro a seguir el ejemplo de Chile y tomar acciones similares, como la retirada del embajador colombiano en Venezuela, algo que él mismo hizo durante su gobierno en 2019 como protesta por lo que consideró un atentado contra la democracia en el país vecino.
En su intervención, Santos argumentó que “en su momento, retiramos a nuestro embajador en Venezuela como protesta por los atropellos contra la democracia y contra los colombianos”, y advirtió que el gobierno de Petro debería hacer lo mismo como lo acaba de hacer Chile.
Este llamado refleja la preocupación de una parte de la oposición en Colombia sobre la postura del actual gobierno frente al régimen de Maduro.
La situación diplomática entre Colombia y Venezuela sigue siendo un tema de debate acalorado, y la respuesta de Petro a los señalamientos de Duque y Santos resalta las diferencias fundamentales en la manera de abordar las relaciones exteriores.
Mientras algunos insisten en mantener una postura firme y de confrontación con Maduro, otros apelan a un enfoque más diplomático y conciliador, que podría abrir el camino a un proceso de diálogo y reconstrucción en la región.
En definitiva, el cruce de declaraciones entre Petro, Duque, y Santos demuestra la polarización sobre cómo manejar la crisis venezolana y las complejas relaciones entre ambos países. La postura del presidente Petro y su llamado a la diplomacia sugieren un giro en la política exterior colombiana, que podría tener repercusiones tanto en el ámbito regional como en las relaciones con otros actores internacionales.