La exministra de las TIC, Karen Abudinen y la representante a la Cámara Katherine Miranda se han vuelto a enfrentar en Twitter por hechos relacionados con el caso de Centros Poblados, el cual significó la salida de la funcionaria de la cartera que dirigía. En esta ocasión no se bajaron de calificativos como canalla, miserable y bandida.
La génesis de este nuevo enfrentamiento, el más directo entre la exministra y un miembro del Congreso de la República, está un trino de Miranda, quien expresó que la palabra del año debería ser "Abudinear", término creado en redes sociales como referencia a 'robar' y 'estafar', por el escándalo que suscitó el contrato entre MinTic y Centros Poblados, en el cual hubo un adelanto de 70.000 millones de pesos que aún no ha sido recuperados.
"#LaPalabraDelAñoEs ABUDINEAR por demostrar como la clase política tradicional normaliza la corrupción y se burla de frente de la ciudadanía", trinó la representante de la Alianza Verde.
Su mensaje no pasó desapercibido en redes y mucho menos por al exfuncionaria, quien emitió un fuerte pronunciamiento en el que tildó a Miranda de "Sinvergüenza, canalla, miserable y bandida" por volver a hacer mención de dicho término, puesto que además, les caducó el contrato y, según declaró, Centros Poblados le tenía miedo.
"Sinvergüenza. Todos saben ya que a la única a la que los bandidos de Centros Poblados le tenían miedo era a mi. Les caduqué el contrato y los saqué de su maldito juego. No puede decir ahora que la corrupción tiene mi apellido. Canalla, miserable, bandida", respondió la exministra.
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La representante contestó a los insultos de la exministra, sacándole en cara todo el proceso de contratación con Centros Poblados y la posterior pérdida de los 70.000 millones de pesos que se habían destinado para llevar internet a niños de las zonas más apartadas de Colombia.
"CANALLA quien después de la advertencia de que allí estaba el carrusel de la contratación adjudica el contrato. MISERABLE quien deja a los niños sin internet. Y BANDIDA quien cree que con renunciar se lava el nombre. ¿Dónde están los 70 mil millones de pesos?", contestó Miranda.
Cabe destacar que esta no es la primera vez que Abudinen protagoniza pulsos con miembros del Congreso. Así sucedió, por ejemplo, cuando le respondió al senador Armando Benedetti, luego de que asegurara en un trino que la exministra se había retractado de las acusaciones en su contra.
Me alegra que Karen Abudinen haya aclarado ante la Corte Suprema que yo nunca la llame para favorecer a ninguna empresa en Centros Poblados. Mañana espero que todos los medios que me crucificaron, con el mismo tiempo e ímpetu expliquen que yo no tuve nada que ver con eso", dijo Benedetti, a lo que Abudinen contestó: "Pretende confundir a la opinión como lo suele hacer siempre. 1- Si me llamó y me escribió wps una para la habilitación y dos para ver la posibilidad de ceder y no caducar 2- No sentí presión de su parte. Así lo dije a la Corte en mi declaración ayer como testigo".
Además, hay que recordar que el término "Abudinear" es uno de los ataques que más le molesta a la exfuncionaria. En pleno escándalo un usuario de Twitter consultó si el verbo existía y en qué contexto podía ser utilizado. Al respecto, la cuenta de la Real Academia Española contestó: "#RAEconsultas Documentamos las formas «abudinar» y «abudinear» en textos de redes sociales como verbos de reciente creación, usados en el habla popular de Colombia con el sentido de ‘robar, estafar’".
Lo anterior, generó la molestia de Abudinen, quien inmediatamente tomó cartas en el asunto. Elevó una protesta pública a la RAE por supuestamente haber acogido variaciones de su apellido como sinónimos de delitos. Sin embargo, el instituto de estudios del idioma aclaró cuál fue el registro que realizó de las palabras.
La cuenta de consultas idiomática aclaró que la documentación de las palabras “abudinar” y “abudinear” no respondió a una inclusión de estas en el diccionario ni tampoco su aceptación oficial. "El servicio de consultas de la RAE respondió una duda sobre esos términos diciendo que se trata de derivados recientemente creados a partir del apellido de una política colombiana, que circulan en las redes sociales. En absoluto implica su reconocimiento oficial ni mucho menos su inclusión en el diccionario académico".