Un intenso enfrentamiento se desató en las redes sociales entre el expresidente Álvaro Uribe Vélez y el actual mandatario Gustavo Petro, en el contexto de la controvertida reforma laboral que actualmente discute el Congreso de Colombia. La disputa refleja las profundas divisiones ideológicas que persisten en la política nacional.
Uribe, líder del Centro Democrático, criticó abiertamente la reforma, afirmando que "está creando un problema enorme a la pequeña empresa" y cuestionando su capacidad para generar beneficios reales para los colombianos. "Es una reforma de mal discurso, un capricho ideológico que busca desmantelar normas que han sido útiles", sostuvo, añadiendo que Colombia podría enfrentarse a la carga de tener la mayor cantidad de horas de recargo nocturno en la región, superada solo por Panamá y Guatemala.
El presidente Petro no tardó en responder a las acusaciones de su antecesor. En un tono desafiante, dijo: “Estimado expresidente, mientras sus trabajadores con hambre en el estómago le daban riquezas a usted, yo trataba de hacer una revolución para evitarlo”. Esta declaración se enmarcó en un llamado a una "revolución de la equidad social y la democracia profunda", en un claro intento de poner de relieve las diferencias entre su visión y la de Uribe.
La respuesta de Uribe no se hizo esperar. En un mensaje cargado de indignación, exigió respeto y defendió su legado empresarial, recordando la historia de la Hacienda San Cipriano -La Mundial-, que, según él, fue un ejemplo de desarrollo y responsabilidad social, hasta que la presión de la guerrilla hizo inviable su operación. "La FARC presionó al sindicato hasta volver inviable la empresa. La entregué a los trabajadores", afirmó, defendiendo su papel en la historia de la finca y asegurando que nunca hubo intención de recuperar la propiedad a través de métodos violentos.
El conflicto no solo pone de manifiesto las diferencias sobre la reforma laboral, sino que también revive tensiones históricas en la política colombiana, donde las heridas del pasado aún marcan el presente. La confrontación entre Uribe y Petro refleja la lucha por definir el futuro del país, en un momento crítico donde las decisiones legislativas tienen el potencial de cambiar el panorama económico y social de Colombia.