Con 140 votos a favor y 13 en contra fue aprobado en segundo debate en la plenaria de la Cámara de Representantes el proyecto de ley contra el castigo físico en los niños en Colombia, conocida también como ley “antichancleta”.
Julián Peinado, representante liberal de Antioquia y autor del proyecto, asegura que es increíble que en Colombia se castiguen otro tipo de maltratos pero se permitan castigos físicos a los menores. Dice que los niños deben ser educados, no instrumentalizados o domesticados.
La ley contra el castigo físico busca que el Estado utilice todas las herramientas para que se cambien este tipo de patrones en la sociedad colombiana. Ningún padre iría a la cárcel por castigar físicamente a su hijo, ya que no se busca quitarles las facultades disciplinantes a los padres.
Según explicó el representante Peinado, lo que se pretende esta iniciativa es entregar a los padres de familia mecanismos y formas correctas de educar a los menores. Ahora le restan dos debates en la Cámara para avanzar en su discusión.
- Lea también: El poder de la familia, unión y comprensión en cuarentena
- Le puede interesar: Penalizar el castigo físico de niños y niñas: debate del día
Si bien el castigo físico es muy común en nuestro país, el proyecto está apoyado en más de 50 años de estudios científicos desde la neurociencia, la psicología del desarrollo, la economía, la sociología y otras disciplinas, que sugieren razones por las cuales el castigo físico, incluso las palmadas, nunca debería utilizarse como método de disciplina.
El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, que apoya la ley “antichancleta”, afirma que el castigo físico afecta negativamente el desarrollo, produce efectos contrarios a los que se buscan y que los métodos no violentos son más efectivos cuando se busca corregir una conducta en un niño.
Jorge Cuartas, codirector de la Fundación Apapacho, en dialogo con el ICBF, afirmo que “es fundamental recordar que el ejemplo que les damos a nuestras niñas, niños y adolescentes se transforma en una de las mayores influencias para su comportamiento”.
A lo que agregó que “Así, si el ejemplo que damos en el hogar es el uso de la violencia, por ejemplo, propinando una palmada o un pellizco cuando algo no nos gusta, nuestros hijos aprenderán y replicarán dicha violencia en el hogar, en el colegio y en otros entornos”.