La política de "paz total" del presidente colombiano, Gustavo Petro, tropieza nuevamente por la decisión de la mayor disidencia de las FARC de suspender el diálogo con el Gobierno y por el secuestro del padre del futbolista Luis Díaz por parte del ELN, que puede poner en peligro las negociaciones con esa guerrilla.
Las recientes acciones de las dos guerrillas con las que más ha avanzado el Gobierno de Petro en su propósito de desterrar el conflicto armado del país dejan dudas sobre el rumbo de ambos procesos y sobre la voluntad real de los grupos armados de llegar a acuerdos.
El Estado Mayor Central (EMC), la mayor disidencia de las FARC, culpó el domingo al Gobierno de la suspensión de los diálogos alegando que "el incumplimiento ha sido total" por parte del Estado a los compromisos asumidos, entre ellos que "los militares deberían salir de las zonas como fue el compromiso, sin embargo la respuesta ha sido incrementar el pie de fuerza".
Ese anuncio coincidió con la retención este domingo por parte de la comunidad de El Plateado, en el departamento del Cauca (suroeste), de 200 militares que habían llegado a ese pueblo para garantizar la celebración de las elecciones de alcalde y gobernadores del pasado 29 de octubre y que, se infiere de lo expresado por el EMC, tendrían que haberse ido ya de ese caserío que está en una zona bajo su control.
Según el mayor del Ejército Andrés Mahecha, comandante de la unidad retenida en El Plateado, lo que ocurrió fue "un secuestro" y responsabilizó de lo sucedido a miembros del frente Carlos Patiño, del EMC, "quienes constriñeron, amedrentaron a la población civil para, por medio de sus armas, obligarlos a hacernos una asonada".
"En Colombia no puede haber territorios santuarios ni mucho menos dedicados al narcotráfico. Una buena ocasión para que el Gobierno muestre firmeza y no vaya a buscar reiniciar un compromiso blandengue. Las Fuerzas Militares tienen que permanecer allí. Lo contrario sería mantener diálogos sin dignidad", opinó este lunes en la red social X (antes Twitter) el exministro Juan Camilo Restrepo, que fue jefe negociador del Gobierno en un frustrado diálogo con el ELN.
Ruidos en los diálogos
El comienzo de una negociación con el EMC, grupo que nunca se acogió al acuerdo de paz de noviembre de 2016 entre el Gobierno y las antiguas FARC, estuvo salpicado de desencuentros que lo retrasaron cinco meses hasta que finalmente el pasado 16 de octubre abrieron la mesa de diálogos en Tibú, en la convulsa región del Catatumbo.
Según analistas, este proceso tiene fallas desde su origen, entre ellos la falta de normas claras sobre lo que se puede y no se puede hacer durante una negociación de paz o los mecanismos de supervisión del cese al fuego bilateral pactado hasta final de año y que, según el anuncio de ayer de las disidencias, "se mantiene" a pesar de la suspensión de la mesa de diálogos.
Igualmente nuboso se ve el horizonte en los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que van más avanzados pero no están exentos de riesgos como el que supone el secuestro por esa guerrilla de Luis Manuel Díaz, padre del delantero colombiano del Liverpool.
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Aureliano Carbonell, uno de los negociadores de paz del ELN, ya había advertido la semana pasada en una entrevista con EFE que el cese al fuego bilateral de 180 días pactado con el Gobierno "está en crisis" por un ataque del Ejército contra uno de sus campamentos en Santa Rosa, en el departamento de Bolívar y por una ofensiva paramilitar en los territorios donde operan.
Sin embargo, ha sido el secuestro del padre de Luis Díaz, un deportista muy querido en el país y reconocido mundialmente, lo que ha puesto en duda el compromiso real del ELN con la búsqueda de una salida negociada al conflicto.
Según el investigador y consultor de paz Carlos Velandia, que durante 30 años hizo parte del ELN, este secuestro "genera unas tensiones totalmente innecesarias en el proceso" de paz iniciado en noviembre del año pasado.
Con él coinciden diversos analistas e incluso miembros del Gobierno, como los ministros del Interior, Luis Fernando Velasco, y de Defensa, Iván Velásquez, quienes han alertado sobre el impacto negativo que este secuestro puede tener en los diálogos de paz con el ELN porque afectan la confianza entre las partes.
Incluso el presidente del partido Comunes, Rodrigo Londoño, quien fue el último comandante de las FARC, expresó su solidaridad con Luis Díaz y pidió al ELN "coherencia y valentía".
"Llamo al ELN a la reflexión y a la autocrítica revolucionaria. Buscar la solución negociada al conflicto armado para construir paz y justicia social demanda coherencia y valentía. El pueblo anhela que se acabe la guerra y eso no se puede ignorar", expresó Londoño en la cuenta de Comunes en X