En medio de un ambiente tenso y especulativo, el panorama político colombiano se ve sacudido una vez más por un misterioso incidente: la desaparición del computador personal de María Alejandra Benavides Soto, exasesora del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla.
Este hecho surge apenas un día después de que se confirmara la pérdida de un disco duro y una memoria RAM en la oficina de la exconsejera Sandra Ortiz, elevando aún más las sospechas sobre posibles vulnerabilidades en la seguridad de información dentro del entorno gubernamental.
El computador de Benavides Soto desapareció en circunstancias aún no del todo esclarecidas, generando un revuelo mediático y político considerable. La exasesora ha sido previamente mencionada en relación con el escándalo de corrupción vinculado a la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), situación que ha contribuido a avivar las conjeturas sobre la naturaleza de la información contenida en su dispositivo perdido.
Olmedo López, figura clave en el mencionado escándalo, ha sugerido vínculos entre Benavides Soto y el entramado de corrupción que ha captado la atención pública en los últimos meses.
Estas revelaciones han puesto bajo una luz más intensa al director de la cartera de Hacienda, Ricardo Bonilla, cuya gestión y la de su equipo han sido objeto de escrutinio en medio del clima de incertidumbre que rodea estos eventos.
Ante la desaparición del equipo, el director de la cartera, Ricardo Bonilla, ha afirmado que existe un respaldo de la información contenida en el computador perdido. Además, se está llevando a cabo una revisión exhaustiva de las cámaras de seguridad instaladas en las oficinas del Ministerio de Hacienda para esclarecer las circunstancias que rodean esta pérdida. Esta medida busca tranquilizar a la opinión pública y garantizar la transparencia en la gestión de la información sensible relacionada con el gobierno.