
En el municipio de Teuchitlán, Jalisco, un lugar conocido por su riqueza arqueológica y belleza natural, se descubrió recientemente una oscura realidad que ha conmocionado a México y al mundo: el Rancho Izaguirre, ahora tristemente célebre como el "Rancho de la Muerte".
El 5 de marzo de 2025, el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, integrado por familiares de personas desaparecidas, ingresó al Rancho Izaguirre en busca de pistas sobre sus seres queridos. Lo que encontraron superó sus peores temores: tres hornos clandestinos utilizados para incinerar cuerpos, junto con una gran cantidad de restos óseos calcinados y objetos personales como ropa, zapatos y maletas.
Este descubrimiento reveló que el rancho, de aproximadamente 10,000 metros cuadrados, había sido utilizado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) como centro de entrenamiento y exterminio.
El testimonio de un sobreviviente
Uno de los relatos más impactantes proviene de un joven que logró escapar del rancho tras tres años de cautiverio. Según su testimonio, el lugar operaba desde 2012 y servía como centro de adiestramiento para nuevos reclutas del CJNG. Aquellos que se negaban a unirse o no cumplían con las expectativas eran ejecutados y sus cuerpos incinerados en los hornos del rancho.
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En septiembre de 2024, la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano llevaron a cabo un operativo en el Rancho Izaguirre, resultando en la detención de diez personas y la liberación de dos secuestrados. Sin embargo, a pesar de utilizar maquinaria pesada y binomios caninos, no se detectaron los hornos clandestinos en esa ocasión, lo que ha generado críticas sobre la eficacia de las autoridades en la investigación.
Reacciones y medidas gubernamentales
El descubrimiento del rancho ha generado indignación y ha puesto en evidencia la crisis de desapariciones en México, donde más de 116,000 personas han sido reportadas como desaparecidas desde 1962.
En respuesta, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció reformas para unificar y fortalecer los registros de identificación y forenses, buscando mejorar la coordinación entre fiscalías y servicios forenses en todo el país.
El Rancho Izaguirre de Teuchitlán se ha convertido en un símbolo del horror y la impunidad que prevalecen en ciertas regiones de México. Este macabro hallazgo subraya la urgente necesidad de reforzar las estrategias de seguridad y garantizar justicia para las miles de familias afectadas por la violencia y las desapariciones forzadas en el país.