
El funeral del papa Francisco en la plaza de San Pedro permitió este sábado al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reunirse con el ucraniano Volodimir Zelenski, así como estrechar brevemente la mano a la Unión Europea, en medio de los recelos por su jaque arancelario.
Las exequias congregaron, además de a 250.000 fieles que abarrotaron los aledaños vaticanos, a delegaciones y autoridades de más de 140 países de todo el planeta, entre estos unos cincuenta jefes de Estado o de Gobierno y una decena de reyes, príncipes y soberanos.
Por eso, la despedida de Francisco, el papa que alertó de lo que denominó 'Tercera Guerra Mundial a trozos', se convirtió en un breve e improvisado foro diplomático teñido, naturalmente, por el luto.
Cumbre fúnebre
El gran protagonista fue Trump, que decidió viajar a Roma para despedir a este papa con el que mantuvo notables diferencias, sobre todo en lo relativo a las políticas migratorias. Un abismo recordado en la homilía del cardenal decano, Giovanni Battista Re: Francisco siempre abogó por "construir puentes, no muros", resonó en la plaza.
Más allá del valor religioso, humano e histórico de este funeral, la pregunta más repetida era si el mandatario republicano vería o saludaría al presidente de Ucrania, Volódimir Zelenski, presente en este rito y que desde días antes venía solicitando un encuentro.
La reunión al final se produjo, pero privada y breve, según confirmaron desde Kiev. Después, la Casa Blanca la calificó de "muy productiva".
Luego, un medio italiano mostró a ambos líderes, enfrentados en los últimos tiempos, hablando cara a cara, muy cerca, sentados en sillas y rodeados por la inconfundible opulencia vaticana (con un monseñor que deambulaba de fondo).
Y el jefe de Gabinete de Zelenski, Andriy Yermak, difundió otra, muy llamativa, con ambos presidentes dialogando con rostro serio y muy cerca.
Sobre la mesa está la urgente necesidad de poner fin a la invasión rusa y las negociaciones que Washington trata de abrir entre la Moscú de Vladimir Putin y la resistencia de Kiev, pero también un acuerdo sobre tierras raras que, por ahora, no se ha firmado.
Nada más llegar a la basílica vaticana, el magnate estadounidense rindió tributo ante el féretro del pontífice, acompañado por su primera dama, Melania, con la cabeza velada de negro.
Apretón de mano a Europa
Acto seguido salió a la Plaza de San Pedro para participar en los ritos funerarios y, en ese momento, se topó con la plana mayor de sus aliados en la Unión Europea (UE), en medio de los recelos recíprocos que ha suscitado su reciente pulso arancelario.
Aunque no hubo tiempo para prolegómenos y saludos, sí que pudo verse a Trump estrechando brevemente la mano de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, vestida de luto.
El presidente estadounidense se encontraba sentado en la primera fila, a la derecha del ataúd de Francisco, en un orden que la Santa Sede establece en base al rango del dignatario y siguiendo el orden alfabético de los países en francés.
Esta regla quiso que Trump tuviera a pocos metros al presidente de Francia, Emmanuel Macron, solo separados por un pequeño hueco entre los bancos y por el presidente finés, Alexander Stubb. Luego, durante la misa, ambos mandatarios del G7 se dieron la paz.
A poca distancia, también en primera fila, también se encontraba Zelenski, en esta ocasión vestido con chaqueta y camisa negra (la ropa militar que normalmente viste, por la guerra que sacude su país, suscitó la "emboscada" de febrero en el Despacho Oval).
Por otro lado, a dos asientos a la izquierda de Melania Trump pudo verse al rey de España, Felipe VI, y a la reina Letizia, que encabezan la delegación española.
El papa Francisco, fallecido el pasado lunes con 88 años, será despedido con este funeral que, además de numerosas autoridades, ha congregado a al menos 140.000 fieles en la plaza de San Pedro e inmediaciones vaticanas.
Después, su féretro será trasladado a la basílica romana de Santa María La Mayor para su entierro, tal y cómo dispuso en vida el pontífice argentino.