
Madonna Budero, como muchos la conocen, ' la monja de hierro' es una estadounidense de 85 años. Esta mujer lleva su vida ligada a las dos cosas que más ama: la religión y el deporte.
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Nació en San Luis, Misuri, en 1930, cuando la crisis económica golpeaba su país. Desde muy pequeña se dio cuenta del amor por el deporte, ese que aún practica después de tantos años.
Ganar competencias estatales y sorprender a las personas con su talento es un mérito que aún sigue vigente porque ostenta diferentes récords.
En 2005 completó la carrera Ironman de Hawaii con 75 años, su esfuerzo no cayó y logró terminar la competencia. En 2012 culminó la Subaru Ironman de Canadá, la gente no podía creer que una persona con más de 80 años pudiera realizar esta hazaña.
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Madonna sabe que su vida es admirada por muchos y eso la motiva porque ser un ejemplo para los demás la llena de esperanza. "No te fijes en tu edad, sólo céntrate en cómo te sientes y sé paciente", dice la estadounidense.
¿Y la religión?
A pesar de estar segura de su amor por el deporte, ella siempre tuvo otro amor: la religión. En silencio, sentía que la fe la llamaba para obrar, entonces decidió internarse a los 23 años y dejar, al menos por un momento, su carrera como deportista.
17 años pasaron para que Madonna Buder sintiera la necesidad de competir, su cuerpo le pedía volver a la acción de las calles, esas que recorrió como su segundo hogar.
Con otras monjas optaron por crear una nueva organización religiosa que les permitiera tener un estilo de vida más libre y, ahí, la deportista salió la ruedo nuevamente.
En la actualidad cuenta con 350 triatlones, una marca que espera aumentar.