En el panorama político de las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2024, uno de los temas más controversiales y discutidos es el aborto. Este asunto se convirtió en un punto focal durante el primer debate entre el expresidente Donald Trump y la actual vicepresidenta Kamala Harris.
La discusión sobre el aborto no solo genera profundas divisiones ideológicas en el país, sino que también está influyendo significativamente en las decisiones de los votantes. Así quedó en evidencia durante el debate, Trump y Harris abordaron el tema del aborto con posturas marcadamente opuestas.
Trump, quien celebró la derogación del fallo Roe contra Wade en 2022, reiteró su apoyo a las restricciones al aborto. El expresidente aclamó el papel de los jueces de la Corte Suprema que ayudaron a desmantelar décadas de precedentes legales que protegían el derecho al aborto.
Según Trump, la decisión de la Corte Suprema de anular Roe v. Wade fue un “gran servicio” y un acto de coraje. Sin embargo, sus afirmaciones sobre los estados demócratas permitiendo el aborto hasta después del nacimiento fueron desmentidas durante el debate, ya que no existe legislación en ningún estado que permita la interrupción del embarazo una vez que el bebé ha nacido.
Harris, por otro lado, responsabilizó a Trump por la actual crisis en los derechos reproductivos y subrayó la creciente dificultad para que las mujeres accedan al aborto en muchos estados. La vicepresidenta prometió que, de ser elegida presidenta, firmaría una ley para restaurar los derechos de Roe a nivel federal, abogando por un acceso garantizado al aborto en todo el país.
Harris también advirtió que una posible presidencia de Trump podría llevar a una prohibición nacional del aborto, basándose en el Proyecto 2025 propuesto por el exmandatario, algo que aunque Trump negó para muchos resulta una acción clara en su visión de Gobierno.
Pero, ¿Cuáles son las políticas actuales del aborto en Estados Unidos?
La anulación de Roe v. Wade en 2022 ha cambiado drásticamente el panorama del aborto en Estados Unidos. Antes de esta decisión, el fallo de la Corte Suprema garantizaba el derecho al aborto en todo el país desde 1973. Ahora, la regulación del aborto ha pasado a ser competencia de los estados individuales.
Más de veinte estados han implementado leyes restrictivas que limitan o prohíben el aborto, con algunos estados, como Florida y Georgia, imponiendo restricciones severas que prohíben el aborto después de seis semanas de embarazo, a menudo antes de que muchas mujeres incluso se den cuenta de que están embarazadas.
Estas leyes restrictivas han generado dificultades significativas para muchas mujeres, creando una disparidad en el acceso a servicios de salud reproductiva. Las mujeres que viven en estados con leyes más restrictivas se ven obligadas a viajar a otros estados donde el aborto sigue siendo legal, lo que puede ser costoso y logísticamente complicado.
El aborto se ha convertido en un tema crucial en la campaña presidencial, y las encuestas reflejan que muchos votantes están considerando el acceso al aborto como un factor determinante en su elección. Según una encuesta de The New York Times, el 59% de los votantes consideran que Harris manejaría mejor la cuestión del aborto en comparación con el 35% que prefiere a Trump.
La postura firme de Harris a favor de la legalización del aborto resuena con una gran parte de la población, que se muestra preocupada por la creciente restrictividad en algunos estados pues en palabras de Kamala: "Donald Trump no debería decirle a una mujer lo que tiene que hacer con su cuerpo".
El contraste entre las posturas de Trump y Harris es claro: mientras Trump prefiere dejar la regulación del aborto a los estados y se ha mostrado contradictorio sobre el tema, Harris ha mantenido una postura consistente en favor de los derechos reproductivos y ha prometido actuar a nivel federal para proteger estos derechos. Esta dicotomía podría ser un factor decisivo en los estados clave, donde el aborto se está convirtiendo en un tema prioritario para muchos votantes.
A medida que se acerca el día de las elecciones, el aborto seguirá siendo un tema central en el debate político. En noviembre, 10 estados, incluidos Florida y Colorado, decidirán en las urnas sobre posibles cambios en las leyes que regulan el aborto, lo que podría alterar el panorama actual. Las enmiendas propuestas buscan ampliar el acceso al aborto en algunos estados, reflejando el apoyo popular hacia una legislación más permisiva.
No hay duda de que el futuro del aborto en Estados Unidos está en juego en estas elecciones, y la manera en que se resuelva esta cuestión tendrá un impacto duradero en los derechos reproductivos y en la vida de millones de mujeres en el país.