Alex J. Harrison fue identificado como el hombre que en Luisiana, Estados Unidos, optó por un brutal castigo a una adolescente de aproximadamente 15 años por haber descargado la aplicación Snapchat en su celular.
La golpeó más de 50 veces con un cinturón y la obligó a mostrar la cara bañada en lágrimas ante la cámara para luego publicar el vídeo en Facebook.
Después de más de un minuto sin parar de atacarle, obligándola a que quitara sus manos cuando intentaba minimizar la golpiza, decide llevarla agresivamente a la cocina.
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La menor también fue obligada a sentarse en una silla mientras Harrison, de 33 años, utiliza una máquina afeitadora para cortarle el cabello. Durante el vídeo se escucha cómo justifica su maltrato diciendo que se trata de una lección para ella. “¿Quieres ser adulto? (…) eso significa ser adulto”, eran algunos de sus gritos.
Al final, la obliga a que se quite las manos de la cara para que la muestre ante el vídeo, que hizo público en sus redes sociales. El papá de la adolescente fue capturado y será condenado por crueldad infatil.
Ver vídeo aquí ¿Castigos como corrección? Si bien algunos padres usan el castigo físico como medida para corregir acciones y malos comportamientos, éstos podrían tener efectos adversos en el futuro. Según una reciente investigación en Estados Unidos y publicada en la revista científica The Journal of Pediatrics, los niños que han recbido castigos físicos en la infancia serían más propensos a ser violentos más adelante con su pareja. El estudio involucró a 758 adultos jóvenes de entre 19 y 20 años de edad, a quienes se les preguntó con qué frecuencia fueron castigados físicamente, ya fueran nalgadas, bofetadas o golpes con objetos.El 68% dijo haber recibido algún tipo de castigo físico, mientras que el 19% dijo haber actuado violentamente con su pareja. El estudio hace un llamado a reprender a los niños y adolescentes de maneras no violentas y mucho menos que signifiquen el escrutinio frente amigos.