Esencialmente somos impulsados a buscar una conexión emocional con nuestra pareja. En ese espacio íntimo, nos reconocemos en el espejo del otro y aprendemos que estando juntos es posible superar las adversidades más difíciles de la vida y gozar intensamente de aquellos momentos que, aún siendo simples, se convierten en maravillosos e inolvidables recuerdos a través del amor.
Como es natural en la pareja, después de las primeras etapas de la ilusión y el enamoramiento, los defectos de carácter se irán manifestando. Por lo cual, si no existe un grado de autoconocimiento y madurez emocional en cada uno, la relación se puede convertir en un campo de batalla donde el encuentro amoroso es transformado por un triste desencuentro.
Sin embargo, los enemigos que poco a poco van fragmentando la relación de pareja son muchos. Entre ellos podría enumerar los siguientes: la culpabilidad, como un mecanismo para someter al otro por sus errores. El castigo y la amenaza, que son los principales elementos de control hacia los comportamientos de la pareja.
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La victimización, a manera de estrategia para lograr el amor a través de exagerar el sufrimiento y producir lástima. La manipulación, que es un disfraz con el fin de disimular el miedo al abandono y al rechazo de la pareja.
La venganza, que está basada en el ego y la ira, y se activa cuando el otro provoca reacciones de enojo que conducen al deseo de hacerle sufrir para sentirse mejor: “dolor con dolor se paga”, lo cual es un lamentable error que acrecienta las crisis.
Pero, finalmente, los celos obsesivos son los más fuertes enemigos de la pareja. Además, son los causantes de la agonía del auténtico amor, pues nacen del egoísmo que quiere la posesión de los derechos, sentimientos y pensamientos de la pareja.
Una catástrofe llamada celos
En mi experiencia como Logoterapeuta y Gestor Emocional, he encontrado que, en la mayoría de las consultas, uno de los miedos más inconsciente es ser abandonado, traicionado, humillado y agredido psicológica y físicamente por el otro.
Los celos se consideran como uno de los principales detonantes para la crisis en pareja, ya que son una respuesta emocional proveniente del instinto de supervivencia al percibir una amenaza de un “tercero”, la cual podría conducir a la pérdida de algo que se considera como “propio” y “mío y sólo mío”.
La idea de que nuestro ser querido nos cambie por otra persona genera una profunda sensación de inseguridad y de malestar interior, muchas veces insoportable. Los celos están presentes en todos nosotros, pero cuando son exagerados, indican una baja autoestima, desconfianza y un gran desequilibrio emocional.
Especialmente, cuando el vínculo amoroso se va deteriorando por los constantes reclamos y exigencias de la fidelidad que provienen de un trastorno emocional llamado codependencia afectiva, caracterizado por el deseo de controlar e intentar cambiar al otro, convirtiéndolo en la “pareja ideal”.
Como nadie puede cambiar a nadie, esta frustración produce una gran tensión y mucho estrés en la pareja donde ambos justifican su comportamiento disfuncional, castigándose mutuamente. Además, las heridas de infancia no sanadas también son conectores negativos para generar las crisis.
De igual manera, los celos patológicos son altamente destructivos. Las víctimas de esta enfermedad se distinguen por los pensamientos obsesivos de ser engañados por la pareja, lo que en psicología se denomina como “una profecía de infidelidad destructiva y auto-realizadora”.
En otras palabras, muchas veces la misma persona es la que induce al otro a la infidelidad para de forma inconsciente tener “razón” frente a su propia imaginación febril.
La celopatía comienza con algunas “dudas superficiales”, pero con el paso del tiempo, surgen comportamientos compulsivos de dominio y sumisión hacia el otro, dando paso a lo que Freud denominaba: “los celos delirantes”.
Por eso, lo más difícil al momento de superar este trastorno, es convencer a la persona celotípica que necesita ayuda profesional con el fin de evitar consecuencias agresivas para sí mismo, su pareja y el entorno.
El engrama de los celos delirantes
Es muy importante aclarar, que los celos delirantes no justifican en ninguna medida la agresión de género y los comportamientos violentos, que, en ocasiones, alguno de los miembros de la pareja utiliza como forma de someter y constreñir a su pareja, ocasionando no sólo un estrés postraumático, sino también, engramas negativos en sus víctimas.
El engrama negativo, es un grupo de neuronas o circuito neuronal, que algunas veces, se activa ante la percepción de un hecho traumático y acompaña durante muchos años a quien lo sufrió. Cuando en el presente se repiten algunos elementos de este shock, es normal revivir la lesión psicológica de estos dolorosos sucesos.
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Ahora bien, los engramas permiten almacenar información de manera estable y recordar información previa. Por tal motivo, se trata de estructuras neuronales estables que van activándose ante una situación de estrés, produciendo crisis de pánico con consecuencias psicosomáticas.
Por esta razón, es necesario optar por el camino de la rehabilitación mental y emocional del afectado(a) a través de los diferentes tratamientos de la medicina psiquiátrica, la psicología, el psicoanálisis, la escucha activa del Coaching y la reprogramación mental positiva, entre otros.
¿Es usted una persona celosa y obsesiva?
La falsa creencia que “los celos son amor” o que “quien cela ama”, terminan por desgastar y destruir la relación de pareja. A continuación, algunas preguntas que, al ser contestadas sinceramente, le ayudarán a descubrir si usted padece de celos obsesivos:
1. ¿Tiene ideas dominantes y comportamientos posesivos en donde exige que su pareja le dé la razón?
2. ¿Afirma que no necesita ayuda pues los celos “están” bajo su control?
3. ¿En las mañanas se despierta con una inquietud y miedo al imaginar que su pareja lo va a abandonar por otra persona, incluso después de haber hecho el amor esa noche?
4. ¿Se apodera de usted una angustia incontrolable si no sabe dónde está su pareja, pues no le contesta el celular o el WhatsApp y de forma obsesiva lo empieza a llamar constantemente?
5. ¿Ha sido infiel con otras personas y disimula esa culpa imaginando o exagerando que su pareja también le es infiel?
6. ¿Pasa mucho tiempo en control de las redes sociales revisando los contactos, fotos, likes e interacciones de su pareja? ¿Además le ha pagado a alguien para que la siga con el propósito de espiarla?
7. ¿Piensa que todo lo que le cuenta su pareja es mentira?
8. ¿Con el sólo hecho de imaginar que su pareja se fija en otras personas se llena de ira dañando constantemente el momento presente?
9. ¿Culpa a su pareja de haber tenido otras personas en su pasado y no haber sido “la única en su vida”?
10. ¿En momentos de intimidad “aparenta” ser su confidente para después convertir esta información “en munición” y atacarlo cuando se presentan las discusiones?
11. ¿Usa los errores, las infidelidades o los defectos de su pareja para ocultar los propios y así poderla dominar a su antojo?
12. ¿Finge que está en control de sus emociones cuando en realidad es un volcán a punto de explotar y acabar con todo?
Nota: Si respondió afirmativamente a más de cinco preguntas, es posible que usted necesite ayuda profesional para el control de los celos obsesivos.
El amor integral: una nueva actitud para aliviar el dolor de los celos
Reitero que, a través de un proceso orientado por un profesional idóneo hacia el autodescubrimiento de las heridas interiores no resueltas de infancia, se podría entender el origen de los celos patológicos y de esta manera, intervenir y redefinir algunos comportamientos que impiden el crecimiento de la autoestima y la madurez emocional.
Para algunas personas una de las relaciones más difíciles de lograr es ser amigos de ellos mismos. Pero, si usted permite que el amor habite en su interior, el resentimiento y el odio no podrán ser sus huéspedes.
La necesidad de una exagerada perfección en sí mismo y en el otro, es el principio del fin en la pareja, por la sencilla razón de que el amor nace y no se impone.
El amor sin condiciones es la base de las relaciones de parejas sanas. El miedo, la ira y los celos son los componentes de las parejas tóxicas. La mayor dificultad del amor es cuando el ego, la soberbia y la mentira, le ganan a la humildad, la amabilidad y al perdón.
El intento de “domesticación” en el amor de pareja anula su esencia vital. La energía se agota en busca de aprobación mutua y por temor fingen lo que no son.
Controlar mediante los celos y, además, obligar, amenazar, vigilar, juzgar y competir, impiden la experiencia real de amar y ser amado sanamente desde la orilla de un amor auténtico y sin condiciones, que nos ayuda a liberarnos de nuestras propias cárceles emocionales para disfrutar del derecho natural de ser felices en pareja.