Al erradicar las intenciones ocultas en la relación de pareja, esta podrá florecer con una nueva vitalidad, pues la amistad es comprensiva y compasiva ante las mentiras y los errores que como humanos podemos cometer.
Si tengo miedo por las amenazas de rechazo y venganza de mi pareja, le seguiré mintiendo para justificar mis deslealtades. Esta acción defensiva genera una insoportable tensión emocional, la cual intoxica todavía más la relación.
La decisión sana, entonces sería la de abandonar esta lucha y dedicarme a descubrir la naturaleza de mis acciones, ya que desde esa orilla es posible empezar a corregir mis defectos de carácter con toda sinceridad.
Dignidad y autoestima, son las bases al momento de construir una relación de pareja sana y libre de apegos y prisiones afectivas. Ten en cuenta que las emociones, la inteligencia, la pasión y el sexo no se pueden dividir, pues somos seres integrales en busca de identidad.
De ahí que la mayoría de los trastornos emocionales sean causados por un exceso de expectativas hacia las otras personas. Aprende a quererte a ti mismo, para que logres encontrar en tu nuevo camino personas que también sepan valorarse y quererse.
La necesidad de tu propia perfección es el principio del fin en la pareja, por la sencilla razón de que el amor nace y no se impone. El amor es algo que sucede y no se controla. Por eso, el control hacia el otro es el reflejo de tu máscara, con el fin de ocultar en la otra persona, tus propios defectos.
La mayoría de las relaciones de pareja terminan porque una vez que la persona te conquista, deja de hacer las cosas que antes hacia para agradarte, pues la fuerza de la costumbre es el origen de la apatía y el cansancio. Venimos a la vida para conocer el amor y motivarnos a ser felices.
Sin honestidad el amor es inestable. Sin cuidado el amor está perdido. Sin respeto el amor es infeliz y sin confianza el amor es asfixiante. Si reprimes tus instintos no llegarás al amor y tampoco podrás experimentar el amor de Dios.