Verónica Alcocer gobierna su propio destino político. Se ha esforzado a fondo para construir un perfil que la diferencie de su esposo, el presidente Gustavo Petro. No se trata de un capricho, esto la convierte sin asomo de dudas, en una mujer valiente.
Y no hay subordinación con el pdte Petro. Este coraje desconocido hasta hace muy poco, hay que destacarlo en un país acostumbrado al machismo en los espacios de poder, tan desigual es el asunto, que jamás una mujer ha sido presidenta de la República.
Verónica Alcocer tiene potencial y lo sabe. Y en Colombia ya muchos lo han evidenciado, debido a que tomó la decisión de abandonar su bajo perfil, pues por muchos años se dedicó al cuidado de sus hijos. Llegó la hora de dar un paso adelante. Es su nacimiento político.
Con un estilo informal, podrá edificar su ascenso. La manera en la que viste y concentrarse con entusiasmo por el sector de las artesanías, no es casualidad, es una potente herramienta de comunicación política. Lenguaje, moda y tradiciones, la alejan del prototipo de primera dama y la acercan a sus objetivos. Las formas son fondo
De su intención a los 13 años de querer ser monja, queda su fe indestronable, a la que le atribuye muchos milagros durante su vida. “Ojalá todos pudiéramos leer un ratico la Biblia, podríamos empezar a entrar en la onda del verdadero cristianismo” dijo en una entrevista para la revista Bocas.
Era cuestión de tiempo para que esta sincelejana arribara de lleno a la actividad política por sí misma. Abuelo alcalde y su padre Jorge Emilio Alcocer, un conservador nato y además, admirador de Álvaro Gómez Hurtado. En el 2000 conoce a Gustavo Petro y ese mismo año se casa con él.
Cuando se habla del desparpajo de Verónica Alcocer, este se traduce en franqueza, cercanía y sensibilidad. Lo que le permite una gran habilidad de persuasión, que será clave si en alguna oportunidad determina someterse al voto popular.
La actitud disruptiva de Alcocer, no tiene precedentes en el liderazgo femenino de nuestro país. De su uso oportuno y adecuado, cuidando el siguiente escalón que se esfuerce en alcanzar, dependerá en gran medida, el fortalecimiento de su agenda política propia.
La primera vez que conocí a Verónica Alcocer, fue durante una entrevista que como reportero político para CM&, le fui a realizar al entonces representante a la Cámara Gustavo Petro. Ella me recibió con la cordialidad espontanea de una costeña pura. Una personalidad que ahora la expone al público, como uno de sus activos más sobresalientes.
Verónica Alcocer es original, fuera de todo molde. Y muchas de las cosas que sus contradictores cuestionan, las convierte en ventaja. Ella jamás va a cambiar, es su esencia, forma de ser. Es el diferenciador que le permitirá potenciar su propio liderazgo