Enrique Herrera
Experto en Desarrollo Rural, Tierras y Agro. Abogado, Especialista en planificación y administración regional del Cider y Magister Artis en Administración Pública del Instituto Ortega y Gasset de Madrid, España. Con vasta experiencia en el sector público y analista de políticas públicas del sector tierras, desarrollo rural y de política electoral.
Enrique Herrera

Valledupar, una ciudad que se quedó atrás

Valledupar, 6 vuelos diarios; Santa Marta, más de 36; Cartagena, más de 90 al día; Riohacha, 7; Montería, 19.

Las ciudades crecen si tienen flujos; sí, movimiento y flujos  de personas, de dinero, de bienes y servicios, comerciales, de tecnología, de conocimientos, de… 

Es decir, si logran construir intercambios, interdependencias y vínculos hacía afuera. También, si forman tejidos económicos y sociales.

Con 5 o 6 vuelos diarios (parece que Clic, la que vuela a Barranquilla, se va) Valledupar no construye nada, solo sobrevivencia y pobreza. Para atraer el movimiento, las administraciones han de proporcionar facilidades para la inversión, el comercio y atraer recurso humano calificado.  Incluso, crear y facilitar oportunidades de negocios para el sector privado.

Las ciudades crecen si prestan servicios hacia afuera, si intercambian bienes hacia afuera, si vienen inversiones desde fuera. En fin, si se proyecta hacia afuera. Si se ubican en la ruta del movimiento del flujo del dinero y del capital que transita por las ciudades. 

Las ciudades crecen si tienen movimiento y movilidad. Movimiento y movilidad son vehículos que generan conectividad, negocios, conexiones, dinámicas, riqueza y prosperidad. La quietud y lo inmóvil hacen lo contrario. Movimiento es la capacidad de moverse de un lugar a otro, de  una persona, un bien, un servicio y movilidad es la facilidad con que lo hace. Valledupar tiene serias dificultades con lo uno y con  lo otro.

Ejemplo de cómo crecen las ciudades hacia afuera hay miles, también por supuesto, como  eso deja efectos no deseados -que no son objeto de esta columna-.  Pero para ilustrar uno de la semana pasada, en Barranquilla, el concierto de Shakira (para no hablar de los partidos de eliminatorias de la selección ni del carnaval) dejó, según lo afirmó el acalde Char,    67 mil millones de pesos, más de 12 mil empleos y más de 95% de la ocupación hotelera.

La ciudad lo afirma, Dioni López en su libro “El malestar de las ciudades”, ya no es un lugar para vivir o, por lo menos, ya no es la actividad más importante. Es un espacio económico que necesita movimiento constante, propio y ajeno. Se privatizó y por eso, la clave de la nueva economía urbana se llama movimiento. Y culmina diciendo, que la gente importante de las ciudades ya no es la que vive ahí, sino la que pasa por ahí. Por el festival vallenato, por ejemplo.  

Pero el festival vallenato es cosa del siglo pasado. Es hora de  transformarse en un Distrito Cultural, de ocio, entretenimiento y folklórico y eso es parte de la construcción de una ciudad creativa, que sea capaz de crear un ecosistema del negocio musical que eslabone toda la cadena, desde la formación musical, pase por la producción, la promoción y marketing digital y la representación internacional de los artistas vallenatos. 

Y esto, desborda, por supuesto, el concepto  viejo, vetusto, del  actual festival vallenato. 

En fin, a Valledupar hay que ponerla en movimiento y en movilidad y eso no se hace solo con cemento ni con 5 o 6 vuelos diarios.  

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Enrique Herrera
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