Más de 20 millones de colombianos asistiremos a votar este domingo, pero cada uno de nosotros estará solo frente a la urna de 30 cm de ancho y 42 cm de largo. Un tarjetón y el bolígrafo, serán los únicos acompañantes que servirán de testigos, de una decisión definitiva para el futuro de nuestra sociedad.
Ese día termina el ruido de la campaña. No hay argumentos racionales para semejante responsabilidad, el ejercicio de votar es y será emocional. Allí nos tomaremos solo unos segundos y pasarán ráfagas de pensamientos, relacionados con la indignación, rechazo, rabia, desafección y esperanza.
Atrás quedarán los ataques entre candidatos, los impactantes titulares en medios sobre escándalos en las campañas, todo esto tiene mucha incidencia mediática, pero escasa influencia en el elector, al momento de su cita con la urna de cartón.
Votar es un acto íntimo. Pides la tarjeta electoral en la mesa que te asignaron y vas directo a un encuentro con lo que deseas mejorar para tu familia y país. Es casi una confesión, así en tus círculos inmediatos expreses que votarás por X o Y candidato. Frente a la urna no te mientes.
Y la responsabilidad individual, influye sobre el resto. Aunque vayas a votar en soledad, en esencia se trata de la construcción del nosotros. Lo colectivo lo definimos cada uno. De allí, que la opción de quedarse el domingo echado en el sofá, es egoísmo puro.
Será un voto para saber a dónde queremos ir. Es una actividad solitaria que determinará el destino de toda una nación. Sin duda, el ciudadano llegará a sufragar, precedido de una serie de factores como la economía, desempleo, inflación, salud. Pero al final, en ese instante no tendrá presiones.
El comportamiento electoral, insisto, se encuentra a kilómetros de distancia del raciocinio. La gente se motiva más por los sentimientos y crea un vínculo del todo emocional con el candidato. Los programas de gobierno ni si leen.
El 29 de mayo es el día de contabilizar los votos, pero lo concreto es que el ciudadano vota todos los días, con sus quejas, reclamos, angustias, ya lleva un acumulado de razones, para llegar solito a la urna y definir. Pronto sabremos si estamos ante una época de cambio o cambio de época.