Después del 7 de agosto habrá un gobierno distinto, histórico, pero deberá ser de coalición. Lo último que no puede permitirse el presidente Gustavo Petro, es una frustración en esta oportunidad única para la izquierda en Colombia. Sumar confianza para que crean en lo que viene.
Los pactos son necesarios. La que se viene será una coalición similar a las anteriores, pero jamás igual. Existe urgencia para tramitar una serie de reformas sin precedentes y en éstas leyes, radica el verdadero cambio.
Estos acuerdos están por encima de la victoria en las urnas. Comenzar a gobernar sin mayorías, implicaría el desánimo de los electores, al no ver en el corto plazo, los resultados inmediatos que vienen reclamando hace varias generaciones.
El destino de nuestro país es compartido. Esto lo entienden la mayoría de los partidos que oficialmente se han sumado al Acuerdo Nacional que viene impulsando el presidente Gustavo Petro. La complejidad de los problemas no da espera.
La inédita coalición no es incompatible. El presente avanza tan rápido que lo apremiante es enfocarse en el futuro que nos respira sin parar. Un mañana que no soporta que el tren del nuevo gobierno, llegue a cada estación con los vagones vacíos.
Colaboración y entendimiento. Así será la ruta trazada que le permitirá al gobierno estrenarse sin contratiempos. Es la posibilidad de unirse para enfrentar tiempos que afectan a todos por igual, sin distinguir ideologías, creencias.
Hay experiencia acumulada. Y una combinación de partidos que han sido gobierno y la oposición que ahora gobernará, entregará a lo mejor resultados diferentes. El debate público debe centrarse en todo aquello que nos falta para superar la desigualdad. Pensar así nos fortalece a todos. El punto de inicio es el gobierno de coalición que comienza el 7 de agosto.
El estratega Antoni Gutiérrez Rubí, que acompañó al electo presidente Petro en la campaña, definió en una columna, a un gobierno de coalición: “Un gobierno de coalición no es un contrato, es, ante todo, un pacto basado en un entendimiento de la cultura política, el compromiso, el respeto y la confianza. Solamente después de lograr establecer esto será posible hablar de un programa y unas responsabilidades compartidas. Dime cómo negocias y te diré cómo gobernarás”.