Leer es viajar, moverse. Es ser, desde la cómoda y sedentaria silla, un caminante, un nómada. Un libro es, también, un punto de encuentro de lectores con edades, culturas, religiones, razas, ingresos, ideologías y geografías distintas. El libro nos protege de la desmemoria y el olvido porque vuelve perenne historias, hechos e ideas.
Un buen libro hace parte de “Una buena vida” y he ahí mi primera recomendación de M. Schulz y R. Waldinger que cubre un estudio de Harvard por más de 8 décadas que intenta responder a la pregunta ¿Qué nos hace felices?
Para intentar entender lo que está pasando en Colombia en lo político, es clave leer “Delirio Americano” de Carlos Granes; “La era del enfrentamiento”, y “La ceremonia caníbal” de Christian Salmon; “La retórica reaccionaria estudio introductorio de Joaquín Estefanía” “La casa de la contradicción” de Silva-Herzog y “La explosión controlada” de Gaviria para concluir que el gobierno de Petro se ha caracterizado por el enfrentamiento, el discurso y el bla, bla, bla; la falta de método y por resistirse a la modernidad; anclarse en el sueño (¿pesadilla?) cubano de 1959 ; intentar destruir o frenar lo construido con las reformas a la salud, laboral y agraria; buscar contradictores hasta debajo de las piedras y construir políticas del mundo irreal como la Paz total o identitarias o con alta carga ideológica.
“Esperando a Godot” de Samuel Beckett es la historia de una espera que termina defraudando y decepcionando. Trata del anhelo pero también de la frustración y del tiempo perdido. De las promesas que se asoman, pero que se alejan. En Godot (¿En Petro?) estaban cifradas las ilusiones pero él, nunca aparece. “Mañana todo irá mejor, Godot llegará mañana” pero jamás llega.
“Esperando a Godot” de Samuel Beckett es la historia de una espera que termina defraudando y decepcionando. Trata del anhelo pero también de la frustración y del tiempo perdido. De las promesas que se asoman, pero que se alejan. En Godot ( ¿En Petro?) estaban cifradas las ilusiones pero él, nunca aparece. “Mañana todo irá mejor, Godot llegará mañana” pero jamás llega.
Y como antídoto a los tiempos de polarización hay que leer “Contra el fanatismo” de Amos Oz; “El poder la palabra” de Mariano Sigman; “Yo soberano” de Elizabeth Roudinesco; “Hijos de Ápate” de Alicia Gescinska e “Identidad” de Francis Fukuyama. Son vacunas necesarias.
Para entender que la descarbonización de las economías no es tan fácil ni tan pronto es imprescindible leer “Cómo funciona el mundo” de Vaclav Smil
En “La ciudad de los vivos” de Lagiola se queda uno sorprendido de cómo la gente mata sin ningún móvil aparente y aborda temas como la soledad, la exclusión social, los excesos y la cacería a los débiles y narra, lo fácil que es el descenso a los infiernos.
Para conocer otro mundo, el animal, no hay como leer “La inmensidad del mundo” de Ed Young y entender que existe el Umwelt: “cada animal solo es capaz de percibir una pequeña fracción del total de la realidad y cada uno de ellos está encerrado en su particular burbuja sensorial (En Colombia muchos vivimos así) y no recibe más que una mínima porción de un mundo inmenso”.
Sin más, feliz año y una frase de Santa Teresita para tener en cuenta: “La vida es tú navío, no tu morada”.