¿Recuerdan dónde aparecieron las anteriores líneas?, Si su respuesta fue en la Biblia, lamento decirle que está equivocado. Lo sé, la historia se refiere al éxodo del pueblo judío, pero no, esa inspiración la publicó el Moisés criollo, en 2018, junto a un multitudinario evento proselitista. Si señores, el famoso Coronel Aureliano, pero no Buendía de los 100 años de soledad de Gabo, sino el guerrillero indultado que hoy pretende ser presidente de Colombia: Gustavo Petro.
Si, ese mismo que hoy continúa ufanándose de llenar plazas, según el, del pueblo que busca pasar de la esclavitud a la libertad, una libertad sujeta a las ideas irracionales de su líder, que seguramente desencadenarían tormentosas plagas, como las que cayeron sobre Egipto. La diferencia evidente con el Moisés hebreo, es que el criollo no tiene ni Dios ni ley, porque es un hombre que disfruta de crear división y difunde el odio en su retórica, así envíe mensajitos de “te quiero mucho, pues es considerado por muchos, un líder soberbio, obstinado y ególatra.
Petro es amante de la violencia, de eso no hay lugar a dudas, o que lo diga su prontuario criminal, niegue o no el uso de las armas dentro de su estructura delincuencial, allí se formo y pagó cárcel cuando pertenecía a las filas del M-19. Y aunque se desmovilizó, su discurso bélico continúa, como cuando promovió las manifestaciones del año 2021, que en plena pandemia, ocasionaron destrucción, pobreza y caos en Colombia.
Tanto ama la violencia, que no ha sido capaz de pronunciarse en torno a la violación de los derechos humanos en medio de la ofensiva rusa en Ucrania. “¡Que Ucrania ni que ocho cuartos!”, solo atinó a decir este personaje, quien bien se sabe, solo se ocupa de sus intereses. Ah, pero como la va a rechazar si no sabe en qué momento pueda necesitar de Nicolás Maduro y de su socio ruso, Vladimir Putin, pues seguramente querrá perpetrarse en el poder como ellos y por supuesto, tener un respaldo militar, a un chasquido de dedos.
La violencia permea tanto su candidatura, que hoy es considerado, el candidato del ELN, el mismo grupo criminal que hoy tiene incendiado a nuestro país, en busca de un “perdón social”, otorgado por el buen Petro, el redentor… el liberador del pueblo, el señor del famoso video que recibe bolsas llenas de dinero en su anterior campaña.
Con este panorama, no creo conveniente que Petro llegue con su pueblo, a la tierra prometida. No lo merece, quizá sería necesario que pase 40 años en el desierto y siga intentando así, convertirse en presidente, o mejor aun, que a diferencia del verdadero Moisés, que pudo separar las aguas, este falso profeta se ahogue a su paso, en un nuevo fallido intento por llegar al poder.