Cuando era estudiante de derecho, y luego como profesor, mi manera favorita de ser evaluado y evaluar eran los exámenes orales, estoy seguro que es la mejor forma, no solo de valorar los conocimientos de un futuro profesional, sino de prepararlo para el ejercicio de la abogacía y para la vida misma, donde la comunicación y la expresión oral cobran importancia en la búsqueda del éxito.
Se aprende mucho en los exámenes orales, no solo sobre la materia, sino incluso sobre las personas, no es una ciencia infalible, pero se reconoce, entre otros, por ejemplo al estudiante que conoce la materia y estudió, pero por nervios no es capaz de responder. A menudo dejaba a mis estudiantes salir fuera del aula a respirar y tomar un segundo aire para entrar a responder las preguntas, casi siempre, luego más tranquilos, hacían un excelente examen.
Uno de los más habituales y más fáciles de identificar, eran los alumnos que no estudiaban ni conocían la materia, eran de los primeros en llegar a pedir apuntes prestados para intentar aprender algo minutos antes del examen, además, preguntaban a sus compañeros y les pedían que les explicaran algo de la materia, muchas veces simplemente se sentaban cerca de grupos de estudio que hacían un repaso general, tratando siempre de guardar algo en sus cabezas de lo que vendría en el cuestionario.
Luego, en el examen simplemente repetían lo que habían escuchado, sin estructura, sin fondo, sin contexto y finalmente sin conocimiento.
Eso le pasó a la Ministra de Minas, repetía lo que seguramente sus asesores le acababan de informar sobre el precio de los combustibles, el periodista muy hábilmente y al notar el claro desconocimiento de la Ministra, le preguntó por el monto del déficit del fondo de estabilización de precios de combustible, y esa respuesta es solo la punta del iceberg, la Ministra no tiene idea de del sector que maneja.
No es la primera vez, luego de exponer la teoría del decrecimiento, la rabieta frente a las preguntas de los periodistas no era más que un mecanismo de defensa, una salida rápida ante las inclementes preguntas de la prensa que seguían mostrando a una funcionaria que no tiene la preparación necesaria, eso sin mencionar, y para no seguir ahondando, la regañada en el Senado, por leer un libreto preparado en un debate de Control Político, lo que no solamente está prohibido por la ley quinta, sino que demuestra una vez más que la Ministra no sabe de qué está hablando.
Y el problema con la Ministra no es personal, estoy seguro de que es una muy competente profesional y profesora en filosofía, no me cabe duda de que además es una extraordinaria activista del medio ambiente, podrá tener mil pergaminos y capacidades, pero las minas y la energía no son una de ellas.
El problema no es menor, la Ministra tiene a su cargo, solo por mencionar el sector de la minería; una contribución a la economía nacional del 2% del PIB, en el 2021 el petróleo exportó 10.000 millones de dólares, el carbón 4.200M USD, el oro 2.900M US, entre otros, uno de cada tres dólares que exporta el país son de la minería, es esta industria el tercer sector que más aporta en renta, luego del petróleo y la electricidad, también parte de la cartera de la Ministra Irene, el 15% de la inversión extranjera en el país está en la minería, el 26% en el petróleo, el sector genera más de 160.000 empleos directos, y al menos 4 indirectos por cada empleo directo.
En fin, buena parte de la economía, los empleos, la estabilidad y el futuro de nuestro país están en manos de una Ministra sin las competencias para asumir tremendo reto, así que por favor Ministra, en un acto de honestidad con usted y con todos los colombianos, pero sobre todo de responsabilidad con las futuras generaciones, ¡renuncie!
