Colombia necesita una reforma a la justicia que garantice, primero que todo, el acceso real de cualquier persona a la justicia. No podemos seguir por el camino actual en el que, muchas veces, cuando una mujer, un joven o alguien de a pie busca justicia, se encuentra frente a un montón de barrearas que no le permiten ser protegido por el Estado. Lamentablemente, muchas veces estas barreras terminan en desenlaces fatales, como los feminicidios, la continuidad del maltrato, el abuso sexual de niños o la falta de acceso a medicamentos por parte de quienes los necesitan para sobrevivir.
Por eso, la justicia no puede ser instrumento del populismo, la polarización y la politización como, lamentablemente, está pasando en muchos casos durante la actual contienda electoral por la presidencia de la República. Por un lado, Gustavo Petro no deja claro si va a garantizar la plena independencia de los jueces y las cortes en caso de ser el próximo gobernante de Colombia; o si va a generar un sistema paralelo de justicia con su improvisado y peligroso “perdón social” que de darse podría abrir un boquete enorme de impunidad para corruptos y narcotraficantes. Por otro lado, Federico Gutiérrez parece asegurarse el continuismo de la política de invasión del poder judicial por parte del ejecutivo, como ha ocurrido en el actual gobierno. No solo intentó hacer trizas el acuerdo de paz sino también la separación de poderes y el estado de derecho. Es decir, sería otro gobierno en el que el presidente buscaría controlar a cortes o entidades como la Fiscalía General de la Nación y la Procuraduría, para su beneficio.
A la justicia en Colombia no le sirve ni lo uno ni lo otro. Lo que necesitamos es un enfoque centrado en los derechos de todos y no en usar la justicia para fines políticos para “quemar” contendores y opositores. Quien puede, en este momento, garantizar que la justicia mejorará de verdad y no para favorecer al gobierno es Sergio Fajardo. Su propuesta no apunta a ofrecer indultos como parece gustarle tanto a Gustavo Petro o Álvaro Uribe y su candidato, Federico Gutiérrez. Fajardo apuesta por una justicia que llegue a todas las comunidades del país, a un sistema de justicia moderno y eficiente que no le imponga barreras de acceso a los de ruana. Además, está comprometido con la autonomía de los órganos de control, para evitar que la Procuraduría o la Contraloría se conviertan en entidades selectivas que atacan a quienes no están con el gobierno; y se hacen de la vista gorda con los funcionarios que les simpatizan, como descaradamente ha ocurrido en estos días.