Para nadie es un secreto que el Desarrollo Sostenible, desde sus tres dimensiones: económica, social y ambiental, es y seguirá siendo en el futuro parte fundamental del discurso de todas las empresas del mundo.
Sin embargo, cambiar y adaptar el lenguaje es una cosa, pero transformar la conducta es otra.
Ante la crisis sin precedentes que estamos viviendo, la sostenibilidad más que una oportunidad de cambio y transición hacia una nueva forma de hacer negocios es una obligación para las compañías.
Hoy como nunca el sector privado es clave en la configuración social. Su importancia en las relaciones económicas, culturales e interpersonales es innegable. De ahí la necesidad de conocer y adoptar las acciones y los pasos certeros que las empresas deben dar para hacer realidad la sostenibilidad que tanto buscamos.
El concepto de Desarrollo Sostenible no es estático, por el contrario, evoluciona de forma paralela a los avances y necesidades globales.
En el anterior sentido existen tres orientaciones que, en la actualidad y muy probablemente hasta dentro de cinco años, fecha en que la comunidad internacional revisará lo alcanzado por la Agenda 2030, deben consolidar las compañías.
En primer lugar, utilizar la Inteligencia Artificial (IA) será una herramienta de transformación sin antecedentes para optimizar las iniciativas de sostenibilidad empresarial. Su capacidad para procesar grandes volúmenes de datos, mejorar la eficiencia operativa, realizar análisis predictivos y maximizar los recursos, entre otros beneficios, impulsará la medición y disminución del impacto que se genera.
Las ventajas que la IA ofrece en predicción climática, eficiencia energética, descarbonización, agricultura inteligente y conservación de la biodiversidad, son tan solo algunos ejemplos de lo que esta puede suponer para el actuar del empresariado.
En segundo lugar, la implementación del modelo de Economía Circular (EC) para optimizar el uso de los recursos, reducir los residuos y las emisiones tóxicas, y extender el ciclo de vida de los productos, será fundamental en la ruta que desde la sostenibilidad implementen las organizaciones.
Además, la EC ayudará a responder de manera acertada a uno de los principales agentes de cambio en el anterior ámbito: el consumidor consciente y su adopción de criterios ambientales y sociales en las decisiones de compra. Aquí la no práctica del “Green Washing” es fundamental
Los nuevos estándares de reporte y los planes de transición representan la tercera orientación a consolidar. El marco regulatorio en materia de sostenibilidad está aumentando su rigor, especialmente en Europa, con normativas como:
- La Corporate Sustainability Reporting Directive (CSRD), que exige informes detallados y alineados con estándares internacionales.
- La Corporate Sustainability Due Diligence Directive (CSDDD), que obliga a las empresas a integrar planes de transición basados en la ciencia.
Según Expok, reconocida compañía europea especializada desde 2007 en responsabilidad social empresarial (RSE) y sostenibilidad corporativa, “Aunque la CSRD y CSDDD son regulaciones europeas, su impacto es global, y marcan el futuro de las relaciones empresariales, incluso definiendo el rumbo de las nuevas normatividades en los diferentes países”.
Bajo las anteriores circunstancias, en el horizonte inmediato el auge de la Inteligencia Artificial aplicada a la sostenibilidad, la Economía Circular y los avances normativos más estrictos, sumados a una creciente demanda de transparencia por parte de los consumidores, están redefiniendo el panorama empresarial.
Los dirigentes de todas las compañías lo deben tener claro y, lo más importante, tienen el deber de comenzar a aplicarlo de inmediato.