Amílkar-Hernández

Periodista, escritor, catedrático, conferencista y consultor de empresas.

Estudió periodismo en la Universidad de América y tiene especializaciones en Periodismo Económico de la Universidad de La Sabana y Seguridad Social y Empleo del Externado de Colombia. Participó en Estados Unidos en el programa de Libre Acceso a la Información con enfoque en los medios electrónicos. Comenzó en el diario El Siglo, donde llegó a ser jefe de redacción. Luego ingresó a la televisión, donde dirigió noticieros como Cinevisión y Notiocho. Fue editor de Noticias Uno y Noticiero de las Siete. También fue subeditor económico y político del diario El Tiempo. Colaborador de las revistas Credencial y Diners, y del canal CityTV. Autor de los libros Los presidentes, gobernantes y mandamases de Colombia y No perdí El Tiempo.

 

Director y asesor de comunicaciones y relaciones corporativas de varias entidades públicas y privadas (ISS, Positiva y Coomeva, entre otras), Catedrático de las universidades La Sabana, Central, Los Libertadores, Santo Tomás y Externado de Colombia. Ganador del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar y de los premios Colseguros y Fasecolda al Periodismo de Seguros. Nominado a los premios de periodismo CPB y Rey de España. Actualmente escribe ocasionalmente para El Tiempo, La República y el portal www.ahfnoticias.com y genera contenidos en Facebook @amilkar.hernandez.3, X @AmilkarHF, Instagram @ahfnoticias y TikTok @amilkarahf. Dirige, además, la Corporación Educativa Futuro, donde dicta conferencias y adelanta consultorías y programas de comunicación corporativa, manejo de medios, crisis y reputación.

Amílkar Hernández

¿Hay más libertad de prensa en los medios o en las redes?

Me da pena con Gustavo Petro, con mis colegas periodistas, con los medios masivos, con los alternativos y los demás, y con toda la opinión pública nacional, pero les tengo que decir que en este país no hay libertad de prensa.

Me motivan esta reflexión los informes recientes de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) y de la Asociación Colombiana de Medios de Información (AMI). También me mueven muchos pronunciamientos, conversatorios a los que he asistido y deliberaciones con colegas del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) y de la Asociación de Periodistas Económicos (APE), entidades a las que pertenezco y en cuyas juntas directivas he estado. Además, ver al periodismo censurado y amenazado hasta por la Fiscalía. Sin decir nombres, los últimos hechos hablan por sí solos. La reserva de la fuente es sagrada.

Y vamos al grano.

Aquí no hay la tal objetividad que enseñamos en programas de Comunicación y Periodismo como los de la universidad La Gran Colombia, donde trabajo, entre otras.

Lo máximo que hacemos al escribir noticias o columnas de opinión en los medios, es acercarnos al máximo de la independencia. Total: no hay objetividad, aunque tal vez si hay imparcialidad, responsabilidad y búsqueda de la verdad en medio de tantas mentiras.

El Gobierno con sus medios públicos, agrupados en RTVC, hace propaganda, pero no informa objetivamente.

En los grandes medios de comunicación hay autocensura. Los periodistas saben qué deben publicar y qué no, para no pisar cayos ni intereses económicos de los propietarios.

Los pequeños medios, los alternativos, tampoco son objetivos ni cultivan la libertad de expresión, pues para subsistir tienen que hacer contenidos a favor de políticos, instituciones o gobernantes que los patrocinan.

Total, hoy parece que la poca libertad de prensa y expresión está en las controvertidas redes sociales, donde está la amenaza de las fake news, contrarrestadas afortunadamente por los medios tradicionales que también están en las redes. En esta competencia informativa en internet, también están los influencers, que no son periodistas, pues lo que hacen es producir contenidos comerciales y negocios, donde no prima la libertad de prensa, pero sí la libertad de expresión.

Aun así, en las redes la gente dice lo que quiere y opina sobre todo. Claro, generando implacables controversias.

Todo esto lo lleva a uno a pensar y preguntarse si es que la verdadera democratización de la información está en las redes.

En Colombia no hay libertad de prensa, es una afirmación como decir que el agua moja.

Sin embargo, aunque no es un descubrimiento, si es una frase que debe alimentar el debate para defender la poca libertad de prensa y expresión que aún tenemos y no caer en la desgracia de los gobiernos totalitarios que masacran estas libertades, fundamento de la democracia.

Ustedes tienen la palabra para resolver el título de esta columna:

¿Hay más libertad de prensa en los medios o en las redes?

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Amílkar Hernández
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