Viene un domingo de compromiso con tu sociedad, un día para perderlo o ganarlo todo. Puede ser mejor o peor, depende de la manera en que votemos el 19 de junio. Nadie escapa a la incertidumbre. En nuestras manos se encuentra el futuro de la nación o la nación del futuro.
Hay una ecuación simple y aplicable. A mayor incomodidad por el presente, más ansiedad por el futuro. Las dolencias sociales son evidentes, lo peor que podría ocurrirnos luego de las elecciones, es extrañar el pasado, cuando buscamos con esfuerzo un mejor mañana.
La decisión para elegir presidente, se encuentra a kilómetros del pensamiento racional y a solo centímetros, de las emociones. Del escenario imaginario y soñado, al real y verdadero, existen distancias insalvables. No fabriquemos ilusiones, construyamos nación.
Que este sea un país, donde queramos vivir y no huir. De lo que se trata el proceso electoral de este domingo, es de un paso adelante y no un gran retroceso. Evitemos el todo contra todos. Decía Zygmunt Bauman, la esperanza es inmortal, pero el futuro líquido.
Aunque es solo pensar con el anhelo. Lo cierto es que afrontamos una polarización sin referencia histórica, el dilema de ellos y nosotros. En todo caso, los problemas de la sociedad, superan con amplia facilidad a las eventuales soluciones. Para cerrar esta brecha, el nuevo mandatario debe intentar unir a una ciudadanía, que desde hace rato se encuentra fragmentada.
La gente se cansó del estancamiento y busca cambios. En muchas sociedades han repetido esta fórmula, de enterrar el estado actual de las cosas, fastidiados de sus habituales administradores de los distintos gobiernos. En algunos casos algo funcionó, en otros extrañan su pasado, sienten nostalgia de lo que sepultaron.
La indignación es entendible. Pero este sentimiento de rechazo no puede graduar todas nuestras decisiones de acertadas. No obstante, los colombianos ya dieron un paso en dicha dirección, este domingo se terminará de acomodar la última palabra definitiva. Y no habrá vuelta atrás. Por buscar salvarnos, a lo mejor vamos a hipotecar la esperanza. En un día se puede perder todo.
El 19 de junio comenzará una nueva época para nuestra nación. En 8 horas que dura la jornada electoral, daremos un paso tal vez irreversible. Votar es un ejercicio de minutos, pero podríamos perder el futuro para siempre. O ganarlo. Y el retorno puede ser imposible.