En la madrugada del 17 de octubre, antes del cierre de la edición, alcanzamos a anunciar que Al Jazeera estaba informando la muerte de Yahya Sinwar.
De tal modo, hemos venido sosteniendo que a pesar de los éxitos militares de las FDI, Israel viene sufriendo una campaña de desprestigio a nivel mediático que solo se explica por la debilidad militar de Irán y sus procuradores (Hezbollah, Hamas y Houtis) y cuyo asocio con el antisemitismo han logrado posicionar, en la opinión pública internacional, a Israel como un Estado genocida y, por lo tanto, victimario.
En virtud de la debilidad militar de los enemigos de Israel pareciera que se les permitiera legítimamente a los terroristas de Hamas venderse mediáticamente como víctimas, aun cuando hayan sido quienes perpetraran la masacre del 7 de octubre del año pasado.
Ahora bien, una vez dado de baja Yahya Sinwar se esperaba una retaliación inmediata que rápidamente se materializó en la docena de drones disparados contra Israel, uno de estos dirigido contra la residencia del mismo Netanyahu. Un golpe esperado que sicológicamente buscó afectar la moral del pueblo israelí, en general, y alentar protestas contra Netanyahu, en particular.
Minar la confianza del pueblo israelí y amedrentar a su líder es lo que busca Irán antes de dar un golpe de mayor envergadura como el del pasado primero de octubre (calificada por muchos como el mayor ataque de misiles en toda la historia humana) cuando el Mayor General Mohammad Bagheri dijo que Irán había golpeado infraestructura militar israelí incluida la agencia de inteligencia-Mossad, las Bases Aéreas Nevatim y Hatzor, una serie de radares y tanques; todo lo anterior a pesar de tener la opción de desplegar un ataque más amplio, según Bagheri.
El mismo 17 de octubre, el Jerusalem Post-JP publicó “Officials to 'Post': Hamas leader Yahya Sinwar killed in Rafah, Gaza Strip” en el que explicó la operación militar en la que fortuitamente fue dado de baja Yahya Sinwar y de la cual se desprende, en términos generales, que por más que la cúpula o la línea de mando de Hamás sea reemplazada, el siguiente en la línea de sucesión correrá la misma suerte que Hanuyeh y el mismo Sinwar. Lo que podría abrir (aunque remotamente) la opción para materializar un acuerdo que termine las hostilidades, lleve los secuestrados de regreso a casa y estabilice la región.
Yahya Sinwar muy joven se enroló en Hamas y estuvo detenido durante 21 años. Mientras estuvo tras las rejas, se dedicó a estudiar meticulosamente a Israelí; de hecho aprendió un fluido hebreo y se obsesionó por la cultura hebrea a fin de comprender todo lo relacionado con Israel y la región. No obstante, como autor intelectual de la masacre del 07 de octubre del año pasado, Yahya Sinwar corrió la misma suerte que sus víctimas.
En “Israel-Hamas war: Everything to know about terrorist leader Yahya Sinwar”, Fox News hizo una buena radiografía de la relación entre Sinwar y el ataque del 7 de octubre de 2023. Recomiendo esta edición para despejar cualquier duda sobre el particular.
En lo que refiere a las filas de Hezbollah, la muerte de Hashem Safieddine, quien fuera el primo de Hassan Nasrallah, ratifica la tesis de los exitosos golpes militares de las FDI. Según el JPost, Safieddine había asumido el rol de Hasrallah tras su muerte, pero fue dado de baja tres semanas atrás. El pasado martes 22 de octubre se confirmó su deceso y hace un par de días Naim Qassem fue proclamado como nuevo líder de la organización.
Igualmente, esta agrupación ha sufrido un golpe a sus finanzas cuando el lunes 21 de octubre se reportó la demolición de un edificio en el sur de Beirut donde funcionaba “el banco” de la organización conocido como Qard al-Hassan. En el frente económico de la guerra, Israel se ha anotado un logro de orden estratégico dado que, golpeando la columna financiera, la organización terrorista reduce sustancialmente su capacidad operativa y, por lo tanto, terrorista.
Se sabe que los activos financieros de la organización terrorista provienen de ayuda internacional de países como China e Irán principalmente y del narcotráfico cuyas redes operan principalmente en Suramérica y África Occidental.
Y si algo faltaba para que tal vez la tensión escalara a fin de desescalar -como dicen algunos- , sobre las 4 de la madrugada (hora local de Teherán) del sábado 26 de octubre se escucharon una serie de explosiones en la capital de Irán. Sara Khairat interrumpió de inmediato la emisión de Al Jazeera a fin de informar que el mismo el mismo almirante Daniel Hagari confirmaba la responsabilidad de una operación militar en territorio iraní. A las pocas horas, Israel anunciaba que daba por terminada su retaliación, golpeando las bases militares de Ilam, Khuzestán y Teherán. Sobre el papel, Israel insinuaba que el golpe iraní del 1 de octubre estaba saldado.
No hay la menor duda de que la operación se hizo respondiendo a los intereses puramente nacionales de manera precisa, prudente, proporcional y disuasiva. Precisa porque fueron dados de baja 26 militares sin mayores daños a la población civil. Prudente porque no atacó ni bases nucleares ni reservas petroleras. Proporcional porque fue la respuesta justa al ataque iraní del 1° de octubre; y disuasiva porque busca precisamente enviarle un claro mensaje a la dictadura iraní para no escalar las tensiones y evitar una guerra a gran escala. El mensaje implícito de la operación es que Israel tiene bien custodiado a Irán y sabe, gracias a sus servicios de inteligencia, cuáles son los puntos estratégicos de Irán.
Sin embargo, quedan profundas dudas sobre el estado de la crisis, pues, Israel continuó retaliando a Irán mientras el ministro de Defensa, Yoav Gallant, decía que era momento para hacer dolorosas concesiones. ¿A qué se refería?
