La alteración de estrés postraumático (TEPT) es un trastorno mental y se reconoce entre los supervivientes de múltiples condiciones como: catástrofes naturales, accidentes, duelo, crisis sanitarias, abuso sexual, altas cirugías, estados bélicos etc. Múltiples síntomas lo identifican: alteraciones emocionales, pesadillas, problemas de atención y concentración, creencias y conceptos negativos sobre ellos o los demás. Simple: son escenarios críticos en eventos traumáticos.
Ya sabemos lo que sucede en el cerebro de los enfermos con TEPT. La amígdala del lóbulo temporal, estructura que regula el aprendizaje del miedo, se activa muy fácilmente. El córtex del cíngulo anterior y el giro frontal medial funcionan muy lentamente. Por lo tanto, la activación de la amígdala se dispara por la falla en las estructuras antagónicas. El hipocampo -memoria declarativa- produce déficit de atención y de contextos, no responde. Los sucesos que no son peligrosos disparan fácilmente las alarmas. En un experimento publicado en Nature, estudiaron a veteranos de la Guerra del Vietnam, los cuales habían sufrido eventos traumáticos y lesiones cerebrales. En aquellos que tenían lesionada el córtex ventromedial prefrontal y un área temporal anterior que incluye la amígdala se redujo la aparición del TEPT. Los estudios de resonancia demostraron que estas estructuras en estos individuos estaban lesionadas. ¡Conclusivo ¡¿Qué hace usted si se accidenta en un automóvil? Aumentan las precauciones, pero sale a manejar. Otros se encierran, se quedan en casa, niegan el hecho que es poco probable que se vuelva a accidentar y dejan de conducir. Dan con este comportamiento inicio a la cascada del TEPT.
Varios síntomas de hipervigilancia y reactividad lo identifican: sobresaltarse fácilmente, sentir tenso, tener dificultades para conciliar el sueño, irritable y episodios incontrolables de ira y agresividad. Tenga presente que entre el 8-25% de la población lo presenta. Usualmente se inicia meses del episodio traumático y afecta muy especialmente los procesos de aprendizaje y neurogénesis. Estos síntomas incluyen reviviscencias, angustia severa y pensamientos incontrolables sobre la situación. Hay problemas notorios en las relaciones sociales y laborales y mucha dificultad en la capacidad de hacer tareas habituales.
Hay hechos que aparecen en forma aleatoria en la mente y los conocemos como pensamientos intrusivos. Está haciendo cualquier actividad y de pronto llegan: su propósito es distraerle y hacerle perder el curso de su acción. Recuerdos recurrentes del hecho traumático, sueños perturbadores acerca del mismo. Se revive el hecho como si estuviera viviéndolo otra vez. Sufrimiento emocional a recordar el episodio y trata de evadirlo o evitarlo. Remata con los pensamientos negativos y constante cambio de ánimo.
Repasemos la fisiopatología del estrés: recepción y filtro del estímulo por el tálamo. Programación de la reacción al estrés en donde el córtex prefrontal y el sistema límbico compiten sobre la nueva situación y los recuerdos. Respuesta del organismo a través de la amígdala y el hipocampo. Esta reacción integral pone en juego el complejo hipotálamo-hipofisiario, los locus cerúleos y la formación reticular. Los neurotransmisores entran a circular para mantener activa las vías: hay liberación de catecolaminas (cantidades mayores de adrenalina, noradrenalina y dopamina) y glucocorticoides los cuales facilitan la producción de células inmunes. El cortisol, el combustible, comienza a encender. La hormona del estrés, un glucocorticoide, devuelve sus funciones al gen Ppmf1, que se altera tras un evento y está relacionado con la aparición del trastorno de estrés postraumático. Esto configura las tres fases que paulatinamente va agostando al individuo: reacción de alarma, estado de resistencia y fase agotamiento.
Todas estas reacciones modifican las estructuras cerebrales: disminución de la sustancia gris en la región prefrontal dorsolateral, el cíngulo y el lóbulo parietal. Los daños ambientales modifican la fisiología de la corteza e inciden en la persistencia del trastorno. El Índice Global de Emociones del 2021 estima que el 40% de todos, los adultos lo presentan después de un evento traumático. En otras palabras. Más de 190 millones de personas lo sufrieron a raíz de la pandemia. A pesar de que la mayoría de las personas presentan síntomas pasajeros después de un evento debemos trabajar en prevenir y tratar a esos individuos que siguen con la memoria abierta de lo ocurrido: su vida laboral se complica, su calidad funcional se altera y especialmente la vida familiar se destruye. Que morbilidad tan alta la de esta temible enfermedad mental. Lo peor: carencia de emociones positivas.
Diptongo: Colombia en estrés postraumático.