En medio de los desafíos que enfrenta Colombia, la Ley de Emprendimiento Social surgió hace un año como una oportunidad emocionante para abordar las problemáticas sociales y económicas del país. Sin embargo, a pesar de haber sido votada a favor incluso por el exsenador Gustavo Petro, hoy presidente, esta ley ha sido dejada en el olvido y su reglamentación ignorada por su propio Gobierno.
El emprendimiento social ha demostrado ser una poderosa herramienta en la solución de problemáticas sociales y ambientales en todo el mundo. Ejemplos inspiradores en países como Suecia, Kenya y Portugal destacan el papel importante que juega en el desarrollo de sociedades más justas e inclusivas.
Suecia, reconocido por su enfoque progresista y su alto nivel de bienestar social, ha valorado durante mucho tiempo el potencial del emprendimiento social. Su gobierno ha implementado políticas y programas específicos para apoyar y fomentar este tipo de emprendimientos en el país. A través de una combinación de financiamiento, capacitación y redes de apoyo, Suecia ha logrado no solo generar empleo y promover el crecimiento económico, sino también resolver desafíos sociales y ambientales en su sociedad.
En el caso de Kenya, en África, el emprendimiento social ha adquirido un papel crucial en el desarrollo comunitario y en la mejora de las condiciones de vida de las personas. Han surgido iniciativas locales para abordar problemas como la pobreza, la falta de acceso a servicios básicos y la desigualdad. A través de la innovación social y la sostenibilidad, los emprendedores sociales en Kenya han creado soluciones creativas y escalables que están transformando comunidades enteras.
Portugal por ejemplo ha establecido un marco regulatorio favorable para el emprendimiento social de la Ley de Empresas Sociales, aprobada en 2017. Esta regulación define las organizaciones sociales, otorgando incentivos y beneficios fiscales para fomentar su desarrollo.
En Colombia, el emprendimiento social ha experimentado un crecimiento constante. Y es que según datos de la organización sin ánimo de lucro RECON, la formalización de este modelo de negocio ha aumentado del 33% en 2018 al 55% en 2020. Estas cifras resaltan el potencial y la importancia del emprendimiento social como un modelo sostenible y escalable en el país. Los emprendimientos sociales no solo generan empleo, sino que también abordan desafíos sociales y ambientales, promoviendo la inclusión y construyendo una economía más equitativa y sostenible.
Es relevante mencionar que el programa de gobierno del presidente Petro se enfoca en la economía popular, lo que muestra una relación directa con los modos de negocio social. Hoy me ha resultado difícil entender la aparente falta de interés en fortalecer lo que ya existe, y más en temas a fines a sus discursos de gobierno. Pareciera que al presidente le agrada creer y hacer creer que lo nuevo es lo realmente valioso. No obstante, los gobiernos exitosos en el mejoramiento de la sociedad no solo son aquellos que generan nuevas leyes o reformas, sino también aquellos que aprovechan y fortalecen las leyes y políticas públicas existentes para impulsar sus objetivos.
Un ejemplo destacado de esto es el gobierno de Nueva Zelanda, cuando fue liderado por la ex primera ministra Jacinda Ardern, se logró una transformación significativa en la sociedad mediante la implementación efectiva de políticas públicas y la aplicación adecuada de las leyes vigentes. Ardern demostró que el verdadero liderazgo no radica únicamente en crear nuevas leyes, sino en aprovechar y mejorar las leyes existentes para lograr un cambio positivo.
A medida que Colombia avanza hacia el futuro, es esencial reconocer y aprovechar plenamente el potencial del emprendimiento social en el país. La Ley de Emprendimiento Social ofrece una base sólida, pero su reglamentación y aplicación adecuadas son esenciales para lograr un impacto real