Jimmy Bedoya

Profesional en administración policial y de empresas, doctorando en estudios sociales (UExternado), máster en administración de recursos humanos (Ucav de España), máster en administración de negocios -MBA- (UExternado), especialista en seguridad (Espol), gobierno y gerencia pública (EAN) y control interno (UJaveriana), y CIDENAL (Esdeg). Es columnista y consultor con más de 30 años de experiencia en seguridad pública, capital humano y control interno.

Jimmy Bedoya

El desafío de la movilidad: visión del transporte público en la capital

La movilidad urbana en Bogotá se encuentra en un punto de inflexión crítico. La capital es el centro de la vida económica, política y cultural de Colombia, y enfrenta retos en materia de transporte que refleja las complejidades del crecimiento urbano y las tensiones de su desarrollo.

En el transporte público en Bogotá, como en la mayoría de ciudades colombianas, se evidencian una serie de brechas que impactan negativamente la calidad de vida de sus habitantes. La congestión vehicular, la informalidad en el servicio, la falta de cultura ciudadana, la evasión del pago del pasaje en el transporte masivo y la violencia a conductores y usuarios son actuaciones comunes que deterioran la experiencia del servicio y generan un ambiente inseguro.

En el mismo contexto, el alto volumen de vehículos particulares, sumado a la ineficiencia en la gestión del tráfico y la falta de alternativas de movilidad sostenible, incrementa los tiempos de los viajes, la contaminación ambiental y el estrés de los usuarios de los diferentes medios de transporte; aspectos que impactan la satisfacción en la circulación vial en la capital.

La dinámica del transporte público refleja el pulso de la ciudad misma, y evidencia una serie de desafíos que enfrenta el sistema los cuales van más allá de asuntos logísticos, como el de transportar personas de un punto a otro, lo que es síntoma que la infraestructura de movilidad necesita una transformación.

Este panorama no es solo un obstáculo a la movilidad, sino una manifestación de los conflictos sociales y ambientales que vive la capital colombiana. Los problemas del transporte público en Bogotá no solo afectan la movilidad urbana, sino que también tienen un impacto significativo en la convivencia y seguridad ciudadana de los habitantes de la capital.

Como posibles soluciones, las autoridades del Distrito Capital tienen que estar en la capacidad de desarrollar sistemas inteligentes de gestión del tráfico, mediante el uso de tecnologías diseñadas para innovar en la mejora de la seguridad vial, la eficiencia del tráfico y la sostenibilidad ambiental.

Ciudades en el mundo como Estocolmo, Barcelona, Londres, Hong Kong y Curitiba han puesto en marcha medidas eficientes para la gestión del tráfico vehicular. Esta clase de experiencias en Bogotá aportaría a transformar su sistema de movilidad, al generar un impacto positivo en la calidad de vida de los ciudadanos. Por ejemplo, han implementado sensores y cámaras para recopilar datos en tiempo real sobre el tráfico y la velocidad de los vehículos, lo que automatizaría los cambios de patrones de los semáforos, y a la vez realizaría un monitoreo de carriles para mejorar la circulación vehicular y reducir la congestión.

Al mismo tiempo, han establecido centros de control de tráfico, como sistemas de vigilancia inteligentes para la movilidad, que facilita a los conductores y a las autoridades de tránsito aumentar el seguimiento a las alertas y riesgos, y proporcionar advertencias sobre condiciones de emergencia, como accidentes o mal tiempo, permitiéndole a los usuarios de la vía y a las autoridades tomar medidas preventivas.

Es necesario, proyectar a largo plazo un sistema de transporte público extenso y eficiente, que incluya tranvías, articulados, metro y un sistema de bicicletas y patinetas públicas, opciones que estén entre todos interconectados. Además, incrementar la priorización del transporte público por vías principales sobre el uso del vehículo particular, y cada vez más promover el uso de viajes compartidos y la movilización de carros eléctricos, al igual que la creación de zonas de bajas emisiones y el uso de inteligencia artificial para orientar a los conductores.

Otro punto a tener en cuenta para ayudar a aliviar el tráfico capitalino, está en la modificación de los horarios de entrada y salida de los empleados de empresas privadas y públicas para descongestionar las horas pico. A su vez, establecer el teletrabajo segmentado o continuo también podría ser una vía a explorar, y en cuanto a los modelos de movilidad que ya están operando, el desafío consiste en su evaluación y actualización permanente. Por ejemplo, en las troncales de TransMilenio ajustar las rutas expresas, para eliminar paradas innecesarias y liberar los vagones del sistema.

Abordar los desafíos del transporte público en Bogotá requiere un enfoque integral que combine acciones en materia de seguridad ciudadana, infraestructura, cultura ciudadana y gestión de la movilidad. La implementación de las soluciones propuestas contribuirá a enriquecer el estándar de vida de los ciudadanos, promover una movilidad segura y sostenible, y construir una ciudad con mejores condiciones de convivencia y habitabilidad. La evolución del transporte público en Bogotá es un proceso continuo que necesita de la innovación, el compromiso y la cooperación de los diferentes sectores de la sociedad.

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