
En la década del despertar de las izquierdas latinoamericanas, que vio el alza de presidentes como Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales, Tabaré Vázquez se convirtió en el primer presidente uruguayo de izquierda. El camino para llegar hasta ese punto fue largo e implicó varios sacrificios.
El niño que vio a su padre preso
El barrio de La Teja, en Montevideo, fue construido alrededor de una fábrica de carne seca. Con el tiempo, en el barrio se construyó la refinería estatal de petróleos ANCAP y sus trabajadores empezaron a mudarse allí. Uno de esos era el obrero Héctor Vázquez, quien tuvo cinco hijos con su esposa, Elena Rosas. El cuarto de ellos fue Tabaré Ramón, que nació en 1940.
Cuando tenía apenas once años, hubo un conflicto sindical en la empresa donde trabajaba su padre. Este fue despedido y encarcelado. Ambos padres de Vázquez murieron de cáncer, igual que uno de sus hermanos.
Vázquez asistió a un colegio salesiano ubicado en el mismo barrio. Allí conoció mejor a su vecina y quien sería su única esposa en toda su vida, María Auxiliadora Delgado. Tabaré fue líder de un club deportivo y social en su barrio, en el que además jugaba fútbol como arquero. De ese club surgió una policlínica que atendía a unos 400 pacientes al mes.
El socialista futbolero
Cuando Vázquez terminó la educación básica, tuvo que dedicarse por unos años a trabajos pequeños para ayudar con la manutención de su familia: entre otros, empleado de almacén, carpintero, vidriero y voceador.
Tiempo después, empezó su carrera universitaria de Medicina. Durante los últimos años de la carrera, María Auxiliadora tuvo que trabajar por dos para sostener los gastos de la familia. Tiempo después, se especializó en oncología y radioterapia.
Durante sus años de estudiante fue militante de las juventudes socialistas de su país, actividad que dejó de lado cuando ocurrió el golpe de estado y ser disidente se volvió peligroso. Durante los años 70 se dedicó a trabajar como médico para la policía y profesor universitario. También se convirtió en masón; su comunidad llegó a considerarlo maestro.
Asimismo, fue vicepresidente y presidente del equipo de fútbol de la primera división uruguaya Club Atlético Progreso, cuya única estrella fue conseguida durante su dirigencia. Vázquez nunca llegó a ser dirigente de la Asociación Uruguaya de Fútbol, aunque siempre fue un fuerte candidato, presuntamente por razones políticas.
El político que fue dos veces presidente
Vázquez decidió unirse al partido comunista de su país en 1983, cuando aún estaba prohibido hacer reuniones de rojos en Uruguay. Sin embargo, llegó a convertirse en la primera persona de izquierda en ocupar un cargo notable de elección popular: en 1989 ganó las elecciones para convertirse en el intendente de Montevideo. Desde ese lugar lideró la descentralización de la ciudad y demostró un gran carisma que lo volvió presidenciable.
Vázquez se presentó como candidato presidencial por el partido de centro-izquierda Frente Amplio en las elecciones de 1994 y 1999. En la primera elección quedó en tercer lugar y en la segunda pasó a segunda vuelta, pero finalmente fue derrotado en esa instancia. Finalmente, en 2004 quedó elegido con más de la mitad de los votos.
Su primera presidencia destacó por una serie de reformas para reducir profundas brechas socioeconómicas. También promulgó un decreto antitabaquismo llamado “Un millón de gracias”, que prohibió fumar en interiores y exigió vender cajetillas con imágenes fácilmente visibles de las consecuencias del tabaquismo.
Asimismo, hizo reformas orientadas a la educación: por ejemplo, dotar a cada estudiante de secundaria con un computador de 100 dólares y exigir a los jugadores de equipos juveniles de fútbol que no abandonen sus estudios.
Su presidencia no estuvo libre de polémica: Vázquez, socialista y católico, vetó un proyecto de ley que legalizaría la práctica del aborto en su país. La legalización terminó dándose en el gobierno de su sucesor, José Mujica.
Vázquez ganó la presidencia por segunda vez en 2014 y se quedó en el cargo hasta 2020. En 2019 perdió a María Auxiliadora, su esposa y pilar, e inició su batalla final con un enemigo conocido: un cáncer de pulmón. De todas formas, logró terminar su mandato y entregó la presidencia a Luis Lacalle Pou, un político católico y de derechas afiliado al tradicional Partido Nacional uruguayo.
La partida de Vázquez
Finalmente, el cáncer de pulmón acabó con su vida a la edad de 80 años. Lacalle ha decretado tres días de duelo nacional en su honor. Su cuerpo fue velado en ceremonia íntima y trasladado al cementerio de La Teja, el barrio de su infancia.
A pesar de la situación de pandemia y de que no fue velado en público, la gente en Uruguay ha salido a las calles masivamente para despedirse del exmandatario. Varias personalidades políticas también han extendido públicamente sus condolencias.