Claudia López, la senadora de Alianza Verde que se caracteriza más bien por tener pocos pelos en la lengua dijo la semana pasada: "Parece ser que la balanza se inclina hacia una final entre Peñalosa y Pardo. Y cualquiera de los dos es para mi mejor opción que El Polo". Con esta frase se levantó una polvareda en el interior de los verdes por cuanto muchos creían que Clara López era la opción de un partido que había abandonado a Enrique Peñalosa por acercarse al Alcalde Gustavo Petro y le volteó la espalda al mejor candidato que tenían, en aras de buscar uno que no fuera totalmente vetado por los Progresitas, aún a sabiendas de que incluso sin haberse lanzado ya Peñalosa marcaba significativamente en las encuestas.
Por supuesto, para ella la mejor opción era Carlos Vicente de Roux, ya que no solo es el candidato de la cúpula de su partido sino que desde el punto de vista de sus cualidades, como dicen las señoras, no desmerece nada. Pero la frase de Claudia López lleva implícito que se acepta que Carlos Vicente, teniendo unas calidades sociales indiscutibles y una clara convicción de lo que significa la ética de lo público no logró pegarle al tablero. Y aunque fue uno de los principales denunciantes del cartel de la contratación y de la corrupción durante la alcaldía de su partido, el Polo Democrático, y a pesar de haberse distanciado tempranamente de la administración Petro por su populismo y su camorrerismo, esta vez la favorabilidad no está de su lado.
El propio Antonio Navarro, que en política sabe dónde ponen las garzas, también dejó ver en reciente entrevista que la candidatura de De Roux no despegó y que estarían eventualmente pensando en apoyar otro candidato. No dijo que no a Peñalosa pero lo más seguro es que algunos directivos terminen haciendo causa común con Clara. El tema en cuestión es qué van a hacer las bases de los verdes. Porque si se mira el histórico de este partido se nota rápidamente que una cosa son las bases que se dispersaron cuando se salió Antanas Mockus pero otra que creen en los fundamentos que inspiraron la Ola Verde, entre los que se cuentan la cultura ciudadana de Mockus y la defensa del espació público impulsado por Peñalosa, además de una nueva forma de hacer política.
Pero tal vez lo fundamental es que hacen parte de una militancia de nuevo tipo que rompe esquemas con la política tradicional pero que hace distancia también con la izquierda tradicional. Es decir que son unas bases de jóvenes cero mamertos y con ganas de que Bogotá vuelva por sus fueros en materia de ciudadanía, obras y respeto por el bien común, que se había logrado en las administraciones tanto de Mockus como de Peñalosa. Una cochada de activistas que no se fueron con Mockus cuando éste rompió con Peñalosa por el apoyó que recibió del expresidente Alvaro Uribe porque saben distinguir que una cosa es recibir el apoyo y otra matricularse en la derecha. Una juventud que quiere una ciudad en progreso, incluso por encima de afinidades ideológicas.
En lo que puede tener razón Claudia López es en que la balanza se inclina, pero con su perdón, más a favor de Peñalosa, quien además ha mostrado en las últimas encuestas que se sabe reinventar y que no hay quinta mala. La decisión de Carlos Fernando Galán de no repetir la historia de la divisón del centro puso a Peñalosa fácilmente de primero en algunas encuestas. Y la capacidad de ganar aliados que desequilibren la balanza se notan mucho más en la campaña peñalosista. La reciente llegada de Marta Lucía Ramírez a las toldas del exalcalde de la onda Recuperemos a Bogotá altera nuevamente el puntaje a su favor. Esos cerca de 360 mil votos que obtuvó la excandidata conservadora en Bogotá, así no sean totalmente endosables, pone puntos. Y sobretodo lo que sí hace definitivamente es desinflar aún más la candidatura de Pacho Santos. Y ahí jugará determinantemente el voto útil.
Aunque faltan menos de 50 días, ya no son muchas las cosas que pueden modificar sustancialmente el escenario. Y como es evidente que los bogotanos quieren el cambio pues los astros se ponen del lado de Peñalosa. A pesar de que la candidatura de Clara recibió un segundo aire con la llegada de los liberales de izquierda y los de la casa López, lo que de alguna manera la desmamertiza, la sombra del expresidente Ernesto Samper y su particular comportamiento en la crisis con Venezuela le ha restado voto de opinión. Y si como todo parece indicar los Progresistas terminarán renunciando a la candidatura de María Mercedes Maldonado, algo le sumarán, sobre todo por el voto maquinaria del distrito. Pero ese apoyo pone tanto como quita, en momentos en que la gente quiere realmente un cambio.
Para los bogotanos de clase media puede que Petro haya reducido algunos márgenes con los pobres pero en la calle se siente mucha más inseguridad. Y a pesar de que ese sea el lema de Pacho los ciudadanos de a pie no le jalan por ese camino y le creen más a Peñalosa que a Santos. La seguridad democrática ya pasó de moda y Pacho no logró dar la imagen de ser el hombre para ganarle la batalla al crimen. El electorado bogotano no es de derecha pero hoy no siente que la izquierda le solucione sus problemas básicos. Seguridad y movilidad se convierten en extremas urgencias y el palo no está para cucharas experimentales. Hoy Peñalosa no es visto como el candidato de Uribe y el apoyo de quien fuera su compañera cuando formaron los quíntuples le da una pica en Flandes a Peñalosa. Y los bogotanos de clase media hoy parece que prefieren apostarle al estilo francés de la política pendular para encontrar los equilibrios cuando los gobernantes logran desequilibrar.
Marta Lucía: la pica en Flandes
Jue, 10/09/2015 - 15:29
Claudia López, la senadora de Alianza Verde que se caracteriza más bien por tener pocos pelos en la lengua dijo la semana pasada: "Parece ser que la balanza se inclina hacia una final entre Peñalos