
En un país que clama por liderazgos auténticos y con conocimiento real de sus problemas, conversar con Felipe Córdoba, excontralor general de la República, fue una bocanada de genuinidad y claridad.
La entrevista fluyó de manera natural: fue amable, dinámica y, sobre todo, diferente. Córdoba no solo mostró su lado técnico y riguroso —ese que lo llevó a ser pionero en el uso de la inteligencia artificial para detectar fraudes, elefantes blancos y redes de corrupción—, sino también su faceta más humana: un hombre de región, creyente, sencillo, directo, sin rodeos.
Felipe Córdoba es abogado de la Universidad Externado de Colombia, con especializaciones en Gobierno y Gestión Pública Territorial en la Universidad Javeriana y en Derecho Administrativo en su alma mater. Nacido en Pereira, es un hombre de raíces profundas en las regiones, donde aprendió a ver de cerca las necesidades y los olvidos estructurales del país. Antes de ser Contralor General (2018-2022), fue contralor auxiliar, director de Participación Ciudadana y vicecontralor. También ocupó cargos en la Federación Nacional de Departamentos.
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Durante su paso por la Contraloría General de la República, impulsó la modernización tecnológica de los procesos de control fiscal, implementando el uso de la inteligencia artificial para auditar y vigilar la inversión pública, logrando así descubrir cientos de obras inconclusas y redes de corrupción en la contratación pública.
Pero más allá del tecnócrata, Felipe Córdoba se revela como un hombre devoto de la Virgen, un creyente de profundas convicciones, y un colombiano que sigue apostando por construir, con firmeza y conocimiento, un país donde la transparencia no sea una excepción, sino la regla. Es esposo y padre, y no duda en afirmar que su familia es su mayor orgullo, su refugio y su centro. Ese equilibrio entre la vida pública y su vida íntima es, tal vez, lo que le da la fuerza para seguir creyendo.
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En la conversación también compartió algo que pocos reconocen abiertamente: ha sido víctima de campañas de matoneo digital que han buscado deslegitimar su trayectoria, especialmente sus estudios. Lejos de rehuir el tema, Córdoba ha respondido con hechos, documentos y pruebas, demostrando punto por punto su recorrido académico y profesional. “La mejor defensa siempre será la verdad”, afirma, con la tranquilidad de quien ha puesto su carrera al servicio del control y la transparencia.
En esta conversación, más que un exfuncionario, conocimos a un ciudadano que no ha soltado su compromiso con Colombia.