En el mundo del teatro y la actuación, el arte juega un papel esencial, ofreciendo al país la oportunidad de ser testigo de la evolución de personajes que brillan en el escenario y descubren habilidades que jamás imaginaron poseer. Este es el caso del actor Alejandro Estrada, quien, entre risas y con profundo agradecimiento, compartió en la sala de Kién es Kién junto con su presidenta, Adriana Bernal, cómo su carrera le ha permitido descubrir facetas sorprendentes de sí mismo.
Con su carisma contagioso, el cucuteño reveló que aunque tiene una larga trayectoria en la industria del entretenimiento, su llegada al Teatro Nacional La Castellana, con la obra 'La Cena de los Idiotas', le cambió la vida. Un formato, que mezcla risas y reflexión, y que sin duda le ha dado un giro inesperado a su carrera.
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"Gracias a Dios por cumplirme este sueño, porque cada obra es diferente desde el público que asiste, nunca es el mismo. Y vale la pena aclarar que, hasta este momento, en todas las presentaciones hemos tenido llenos totales. Esto habla muy bien de la obra y del trabajo realizado por la parte comercial, a quienes también hay que agradecer", señaló Estrada.
Además, el colombiano destacó: "El teatro, en este caso, también es un medio de comunicación, y lo quiero resaltar, gracias todo el equipo de trabajo. 'La Cena de los Idiotas' es una obra que ya había tenido mucho éxito en el Teatro Nacional, y ahora la retoman muchos años después. Es un libreto francés que se llevó al cine tanto en Francia como en Hollywood, pero verla en vivo y estar yo ahí... aún no me lo puedo creer".
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El sueño cumplido de Alejandro Estrada:
Estrada no dejó pasar la oportunidad para elogiar al extraordinario elenco que forma parte de esta obra. “El elenco es fascinante. Está Fernando Arévalo, y para quienes conocen de teatro, él es, a mi modo de ver, uno de los tres mejores actores de comedia en Colombia. Es fantástico también en drama, pero en comedia lo que he visto de él es impresionante, te transporta completamente".
Además, dejó claro que una de sus mayores satisfacciones es ver al público disfrutar del espectáculo. "Para mí, ver al público reírse es una de las mejores cosas. Soy muy observador con eso, y he notado que, en promedio, se ríen tres veces por minuto. Lo he medido porque mi personaje entra a los 30 minutos, la obra dura una hora y media, y desde el primer minuto hasta el final, la gente no para de reír. Tres carcajadas por minuto es algo asegurado. Si alguien viene y no nota lo que estoy diciendo, le devuelvo el dinero", enfatizó entre risas.
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De acuerdo con lo manifestado por el actor, esta legendaria obra tendrá una segunda temporada con la intención de conquistar nuevamente a los espectadores.
“Sí o sí habrá una segunda temporada el próximo año, porque el éxito con el voz a voz ha sido fantástico. Hay mucha gente que se ha acercado al teatro gracias a que Adriana les dice: 'Vengan, yo ya vi la obra, está increíble'. Entonces, Alejo se encarga de contarles a otros, y en la familia se preguntan: '¿Cómo así que usted no ha ido? Se ríen todo el tiempo'. Esto es maravilloso. Mi invitación muy especial es a que vengan a verla en Bogotá, en el Teatro Nacional La Castellana, de jueves a domingo por la noche. Los jueves y viernes a las 8:30 p.m., y los sábados a las 6:00 p.m. y 8:30 p.m.", le contó a Adriana Bernal.
Finalmente, el colombiano quiso comentar sobre la importancia de acercarse y apropiarse de estos espacios. “Si tienen la tarjeta en la mano, la boleta ya está comprada. Les llega el QR al correo y ya tienen su entrada, igual que cuando van a conciertos, donde solo deben llenar un formulario estándar. A veces, estas experiencias valen mucho la pena, como disfrutar de una excelente obra de teatro que les dejará una gran moraleja”.
Estrada quiso adelantar a los lectores un poco sobre la trama de la obra que sigue marcando su carrera profesional. “Hablando brevemente de la sinopsis, este idiota invita a otro idiota —el protagonista— que necesita conseguir a un idiota cada semana para burlarse de él con sus amigos. Sin embargo, las cosas se complican de una manera increíble. La moraleja es que muchas veces somos idiotas los que tachamos de idiotas a otros...”, concluyó con una sonrisa.