Ya casi se cumple un año de la muerte de Ana María Castro y su madre, Nidia Romero, lo único que le pide a la justicia es que la ayude a conocer de una vez por todas la verdad de esta tragedia para así responsabilizar a quienes estuvieron detrás y poder vivir tranquila.
La joven de 21 años de edad falleció el 5 de marzo de 2020 tras salir de fiesta con algunos amigos. Desde la semana pasada, la Fiscalía General mostró algunos avances en la investigación y capturó a Julián Ortegón, uno de los jóvenes implicados en lo que fue tipificado como un feminicidio agravado.
Las cámaras de seguridad del Bar Cantina México, ubicado al norte de Bogotá, registraron el momento en que Ana María Castro salió del establecimiento hacia la 1:00 a.m.
La joven se ve en un evidente estado de indefensión, pues había consumido bebidas alcohólicas. En el video se ve cuando ella sale del bar acompañada de tres hombres; dos de ellos son Julián Ortegón y Paul Naranjo.
Según la Fiscalía, después de que salieron del establecimiento Ana María se subió a una camioneta en la que estaban Ortegón, Naranjo y otro joven identificado como Mateo Reyes. Y al parecer, sobre la Calle 80 con carrera 69K, la joven fue lanzada del vehículo en movimiento y sufrió graves heridas que le causaron la muerte.
El video de Ana María Castro en el que se muestran minutos antes de su muerte fue revelado en la audiencia de imputación de cargos contra Julián Ortegón.
Este es el video de Ana María Castro que es pieza clave en el proceso:
Así fue el último día de Ana María Castro
Nidia Romero, mamá de Ana María Castro, contó en anterior diálogo con KienyKe.com cómo fue el último día en que su hija estuvo con vida.
La mujer contó que en la tarde de ese miércoles 4 de marzo Ana María almorzó en casa, se bañó, se arregló y se maquilló para salir con Paul Naranjo. A ella no se le hizo extraño porque desde hace varios meses había escuchado ese nombre; su hija le decía constantemente que él la iba a recoger, que iban a cenar o a dar una vuelta. Al parecer, era uno de sus pretendientes.
“No te preocupes, mamá. Sé que mañana tengo que estudiar pero ahorita más tarde nos vemos”, le dijo Ana María. “Bueno, hija, eso espero. No tardes. Dios te bendiga”, le contestó.
La joven se dirigió hacia el bar ubicado sobre la calle 116, localidad de Usaquén. A las 8:56 de la noche Nidia le escribió por WhatsApp: “¿Ana, y tú qué? recuerda que mañana tienes que estudiar”. Hacia las 9:02 le insistió y en ese momento Ana María le respondió: “Tranquila, mamá, yo voy a ir a estudiar. No te preocupes”.
Nidia no volvió a saber nada de su hija después de ese mensaje. Estuvo toda la noche intranquila, triste y no pudo contener el llanto. Se “pegó” al celular y le marcó más de 50 veces pero ella jamás contestó.
A las 12:00 de la tarde del siguiente día comenzó el infierno. Una amiga de Ana María la contactó para decirle que la joven había aparecido y que estaba en el Hospital Simón Bolívar por causa de un “grave accidente”.
La mujer salió corriendo de su casa hacia el centro asistencial con la esperanza de encontrar a su hija con vida pero no fue así. Los médicos le dijeron que, como consecuencia a un trauma craneoencefálico, el cerebro de Ana María estaba inflamado y que tenía muerte cerebral. Minutos después, le informaron que sufrió un paro cardiorespiratorio y que falleció.
“Yo no hallaba qué hacer. Gritaba y lloraba. Decía que necesitaba verla. Cuando la vi noté que tenía su ojo izquierdo negro y un golpe en la cabeza que estaba lleno de sangre. Ella tenía su cara inflamada”, narró Nidia.