A sus 70 años, veterana de mil guerras en la televisión y la actuación, Vicky Hernández –galardonada mil veces, aplaudida frenéticamente, pero recia y directa en los análisis- considera que el público colombiano “traga entero y consume todo lo que le den, no toma cartas y exige que la televisión, que es un servicio público, sea mejor”.
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A mí me parece, dice, que quieren hacer una cosa que se llama industria, la industria televisiva, pero a costa del hilo más delgado y el hilo más delgado somos los actores porque no tenemos todos la suficiente formación, porque no hemos tenido organización, porque no hemos tenido consciencia de nuestro trabajo y esa es la parte más vulnerable.
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Entonces, resulta que quieren hacer industria y lo que hay es un remedo de industria, en términos de que no tiene ni las condiciones, ni las ventajas ni el profesionalismo que debe tener una industria, pero sí quieren obtener las ganancias que se tienen cuando se produce industrialmente.
Y prosigue: -Entonces quieren acortar los tiempos de grabación, poner dos y tres unidades, poner a los actores a saltar matones, pagarles mucho más poquito y desmejorar las condiciones de trabajo. Eso es lo que, en este momento, está sucediendo en la televisión, pero eso no tiene que ver con el desarrollo de la industria, la industria sería mejorar las condiciones de trabajo y mejorar los productos para el televidente.
¿Y quién puede defendernos, como diría el Chapulín Colorado?
Pues nosotros mismos, los actores, tenemos que darnos cuenta. Es una situación que no puede sostenerse porque los productos cada vez van a estar en peores condiciones para el público.
¿Y quién toma cartas?
En este momento los actores se están organizando en ACA (Asociación Colombiana de Actores), el sindicato de actores. No hay mal que dure cien años y cuerpo que lo resista, eso se tiene que decantar y revertir porque en la medida que los actores se profesionalicen, realicen su trabajo de una manera mucho más profesional,van a exigir también las condiciones para trabajar análogas.
Uno no puede hacer un trabajo depurado y profesional en circunstancias adversas. Llega un momento en el que los productores lo que quieren es abaratar el producto a costa de lo más sensible, porque no hacen rebajas en sets, en producciones, en efectos, en técnica, pero sí la quieren hacer por el lado del talento que, además, es una tontería porque finalmente los actores son los que pueden contar el cuento, los actores buenos y los actores buenos tienen que estudiar y formarse, tienen que ser profesionales.
Vicky Hernández en 'Escobar, el Patrón del Mal' interpretó el papel de la madre del narcotraficante.
Le parece que joda mucho
¿Por hablar duro, Vicky Hernández, por hablar con criterio y con experiencia le han limitado algunas posibilidades en su trabajo?
Desde luego, toda la vida, siempre han querido ponerme cortapisas. Les parezco antipática, les parezco conflictiva, les parece que jodo mucho, dicen así con esa palabra, jodo. Pero resulta que yo sé hacer mi trabajo y yo doy lo máximo de mí.
Entonces yo creo que en la medida en que uno pone toda su capacidad al servicio de algo en esa medida uno tiene derecho a decir las cosas y a exigir.
Si uno hace un trabajo absolutamente serio, puede que no bueno siempre, pero ha sido un trabajo serio y ha sido un trabajo responsable y he tenido un respeto absoluto por la escena y por el público… entonces si a una persona que ha hecho eso no se le permite decir las cosas, dígame a quién.
Se agotan las temáticas
¿Hay una crisis en la creatividad? ¿Los guiones no son buenos, no son diversos? ¿No hay espacio para todas las capacidades artísticas de los actores colombianos? ¿Hay algún problema o estamos muy encerrados en las mismas temáticas?
Lo está diciendo usted, no yo, pero qué bueno que lo diga. Es así. Se agotan las temáticas, no porque sean exhaustivos sus tratamientos, que eso sería lo ideal, sino porque les parece que no hay más. Entonces, se pone de moda hablar de los narcos, se pone de moda hablar de las prepago, se pone de moda y ni siquiera es que tomen esos temas exhaustivamente y ni siquiera es que los vean desde distintos ángulos, porque la pobreza de la mirada es grande, hacen el mismo corte siempre. En este momento están en los 'realities', entonces toda la televisión colombiana o la mayoría está llena de 'realities'.
Bueno, ahora están poniendo en pantalla novelas. Usted se da cuenta de que las protagonistas tienen 16, 17 o 18 años y a esa altura quieren que les pase todo en la vida, las mamás son mujeres de 34 años, de 30 años, y las historias son unas historias en donde a esa edad, normalmente, a la gente no le puede haber pasado mayor cosa porque la vida tiene unos momentos y unos parámetros y unas proporciones.
¿Todo tiempo pasado fue mejor?
No, hay diferencias. No es que uno diga que lo pasado fue bueno porque es pasado, no. Antes ha habido una etapa incipiente en el desarrollo del arte dramático en Colombia, esto es una cosa relativamente nueva en Colombia. Nosotros no hemos tenido un desarrollo del teatro, ni del cine, ni de la televisión que haya sido continuo.
La discontinuidad genera, indudablemente, una serie de problemas; los momentos que ha vivido el país han sido también momentos críticos en donde lo que menos importa es la escena, porque hay otras necesidades y otros aspectos de la vida del país que es necesario considerar o ver o que saltan a la palestra, entonces la gente no se puede poner a pensar en el arte dramático, son cosas más urgentes.
Pero, dentro de los desarrollos que hemos tenido, la involución es impresionante en temáticas, en tratamientos, en autores, quieren todo rapidito, facilito y gastar menos y ganar más, eso es lo que quieren.
¿Vicky Hernández seguirá, para utilizar una palabra que se empleó antes, jodiendo?
No, pensando, analizando, ejerciendo el criterio, hasta donde pueda. Uno no puede dejar de pensar simplemente porque se convierte en una piedra en el zapato, uno tiene que vivir de acuerdo y con coherencia, uno tiene que vivir de acuerdo a como analiza y ve las cosas. El hecho que yo me calle o la gente no diga las cosas no quiere decir que no ocurran y el problema no es mío por decirlas, el problema es que esas cosas sucedan y eso es lo que hay que ver.
Este es el momento de los actores
En resumen ¿Cuál es el momento, cómo lo define usted, por el que atraviesan los actores y actrices en Colombia?
A pesar de la crisis es un momento bueno, porque hay mucha gente dándose cuenta de la situación.
Hay gente que cada vez tiene mayor experiencia en su trabajo. Entonces lo que está pasando puede ser un momento crítico, pero es también un momento bueno. Las crisis arrojan cosas buenas, la gente se está organizando, los actores cobran mayor experiencia, hay gente que se está formando en todos los aspectos y, entonces, el que quiera que los actores o las actrices se mantengan en un estado de ignorancia, de desorganización, en una instancia donde todo sea superficial, eso no siempre es lo que la vida da.
Este es un proceso natural en el que los actores se forman, se organizan, tienen experiencia y el público debe darse cuenta de que lo mejor que puede pasar es que los actores y las actrices de un país estén bien porque pueden trabajar mejor y pueden dar cuenta de su momento y de su época de una manera mucho más elaborada.
La Ciénaga entre el mar y la tierra
Hablemos de “entre el mar y la tierra, que está recibiendo tantos aplausos…
Es un largometraje que realizamos entre septiembre y octubre del 2014, una idea de Manolo Cruz, un actor joven que escribió inicialmente un cortometraje y me buscó, quería que trabajara con él y a partir de haber visto la idea del cortometraje le sugerí que hiciera uno largo, porque la anécdota era interesante y se podía nutrir.
Él se dio a esa tarea, empezó a escribir y, posteriormente yo tuve algo que ver con la escritura final del guión y los diálogos. Lo que se filmó fue mucho producto de lo que yo escribí con él y, bueno, la rodamos en Santa Marta, en la Ciénaga, con un equipo muy reducido de personas y en condiciones difíciles.
La maravilla es que la película ha tenido una buena recepción, parece que él logra contar la historia de una manera que le llega al espectador.
Para el rodaje, él contrató como director a Carlos del Castillo, la fotografía es de Robespierre Rodríguez y hubo algunos becarios de la Escuela de Cine del Magdalena que nos ayudaron. A pesar de las dificultades, la película logró sacarse adelante.
Y tener algunos éxitos...
Pues algunos no, muchos. Estuvo en Ventana Sur, que es una especie de apéndice del festival de cine de Cannes, que se realiza en Argentina, y allí fue seleccionada entre un grupo mínimo de 10 o 12 películas a las que les ayudan en la postproducción. Ahí obtuvo de cinco ,creo que tres distinciones, que eso es mucho.
El mal momento de Los Informantes
¿Todavía tiene el mal sabor del reportaje que le hicieron en el programa Los Informantes?
Le voy a explicar. Cuando a usted le hacen una entrevista casi de un día entero, están con usted casi 24 horas, y luego editan y sacan quince minutos lo que descontextualizan es todo.
Entonces usted queda diciendo un montón de cosas que sí las dijo pero si están fuera de contexto no significan lo que usted quiso decir.
Cuando a usted una periodista le hace una entrevista de más de 4, 5 o 6 horas para extractar 15 minutos, necesita ser muy buena periodista para que logre una cosa que tenga verosimilitud.
Ese día, la gente de ese programa me entrevistó durante horas y luego sacaron 15 minutos extractados, con pinzas, entonces esa entrevista se convierte en una cosa que no es real, que no corresponde a la verdad.
El dominio de la edición...
El demonio de la edición y el dominio del mal periodismo que quiere ser amarillista y quiere ser sensacionalista. A ese programa, y a muchos otros por el estilo, lo que les interesa es sacar las cosas más llamativas, perjudiquen a quien perjudiquen, dañen la imagen de quien la dañen, a ellos no les interesa eso, les interesa el rating y dentro del rating les interesa decir cualquier bestialidad cuando la gente ha estado hablando otras cosas ¿Me comprende usted?