El arroz es uno de los alimentos preferidos por los colombianos, sirve como acompañante en todas las comidas y también es preparado de distintas maneras. Es el producto infaltable en la alacena de las familias del país.
Sin embargo, existe una preocupación por el futuro de su producción, para el año 2030 comenzarán a regir en forma los Tratados de Libre Comercio con distintos países, siendo el de Estados Unidos el más importante.
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No obstante, ese no será el único embate que enfrentará este sector, a partir de septiembre de este 2022 Colombia comenzará a importar de manera ilimitada arroz desde Perú y en 2027 desde Ecuador.
Dicha apertura comercial tendrá impactos significativos para los productores de arroz, es por eso que desde ya las agrupaciones arroceras se preparan para hacerle frente a las consecuencias del flujo de importaciones. Y más teniendo en cuenta que el sector arrocero representa el 5% del PIB agropecuario y existen más de 16 mil agricultores en todo el territorio nacional, siendo Cauca, la Costa Norte, Casanare, Huila, Tolima, Cundinamarca, los Llanos y Santanderes las principales zonas de producción.
Fedesarrollo elaboró un minucioso estudio para dar a conocer los impactos de la apertura y los retos de cara a la desgravación del cereal que será una realidad de acá a 2030.
Para el organismo, Colombia ocupa el puesto 47, de 176 países, con un consumo per cápita de este de 53 kilogramos y, aunque es una cifra nada despreciable, incluso por encima del promedio mundial, para afrontar el arancel cero de las importaciones es necesario que el consumo aumente.
En ese sentido, Ricardo Lozano Forero, presidente de Junta Directiva de Induarroz, la Cámara sectorial de la Andi, señala que la industria arrocera y el gobierno necesitan impulsar el consumo de arroz: “Nos falta hacer más promoción en el consumo masivo”.
Pero, ¿realmente Colombia necesita importar arroz? ¿No es suficiente la producción local para abastecer el consumo de los colombianos? Según, Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, “la producción local en Colombia de arroz es suficiente para satisfacer la demanda” y por eso es importante que el país sea competitivo aumentando el rendimiento de los cultivos “para evitar que con la liberalización plena haya una caída de la producción”.
A pesar de que la mayor demanda de arroz requerida por el país será obtenida de los productores locales, queda claro que los compromisos adquiridos por Colombia con otros países y organismos deben ser cumplidos a cabalidad.
El reto para el país será competir y encontrar mercados internacionales para evitar que los productores del cereal se vean afectados, y de esa manera compensar la falta de la demanda local con las exportaciones que se puedan concretar.
En ese sentido, Fedesarrollo propone algunas recomendaciones para cada uno de los eslabones de la cadena de producción.
En cuanto a los agricultores plantea la necesidad de destinar recursos para el desarrollo de una infraestructura de secamiento y almacenamiento propia de los agricultores en sus fincas, promover el uso de semillas certificadas y universalizar el acceso a tecnología y conocimiento para la producción.
Además, con respecto a la industria recomienda desarrollar campañas para aumentar el consumo, lograr una visión exportadora, potencializar los servicios al agricultor, entre otros. Para ello, la labor del Gobierno es primordial, por eso el organismo propone una política pública que vaya más allá del acceso a subsidios, esto es, acceso a tierras, tecnología, insumos y bienes públicos en general.
Precisamente, sobre estas tareas KienyKe.com habló con Rodolfo Zea Navarro, Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, quien destacó el trabajo en el sector y aseguró que los retos son el mejoramiento de la productividad, en paquetes tecnológicos, en los sistemas de almacenamiento, secado y trilla. Además, agregó que dese hace varios años vienen adaptando a los puertos del país para exportar arroz, ya que la logística no era la adecuada.
Según Zea Navarro, “de las dificultades salen oportunidades”. Eso mismo esperan los agricultores e industriales de arroz, que dicha apertura sea una oportunidad para mejorar el sector arrocero en Colombia y no afecte el trabajo con el que viven muchas familias en el país.