Rap, nadaísmo y poesía: así es Patricia Ariza

Vie, 27/01/2023 - 17:19
Decidida a enfrentar al patriarcado desde la cultura, la ministra Patricia Ariza recuerda cómo llegó al gobierno de Gustavo Petro, la influencia del nadaísmo en su vida y su amor por el rap.

Han pasado muchos años desde que el nadaísmo marcó la parada, en cierta forma, en la cultura colombiana. La ilustración, desatada por Diderot, Voltaire, D’Alembert y Rousseau, fue la punta de una lanza que estaba impregnada de sardonia, blasfemia y un misticismo del que, objetivamente, solo pueden dar cuenta sus testigos más directos o sus participantes. 

Abanderada de ese movimiento, Patricia Ariza trabó amistad con Jota Mario Arbeláez, Gonzalo Arango y Fernando González Ochoa, a quien visitó en su finca Otraparte, que hoy es otra parte de los fragmentos de la historia de la cultura nacional en Envigado, Antioquia, municipio fecundo para las contradicciones culturales más notables de nuestro tiempo. Por un lado, la meticulosa labor literaria del filósofo paisa y, por el otro -y llegado varios años después- el auge de la “narcocultura” en la tierra que vio nacer, crecer y reproducirse a Pablo Emilio Escobar. 

Anduvo en su juventud con gente mayor que ella. Y así es como lo recuerda: viajes a lugares remotos en los que fortaleció su ímpetu artístico y un sinfín de reflexiones que chocaban con las tradiciones de una Colombia en su mayoría católica y con una Constitución que no hacía énfasis en el laicismo como principio social.

 

Con la transgresión como aderezo, se dedicó al teatro. Fue fundadora, junto a Santiago García, del Teatro La Candelaria. Motivada por el Hip Hop y la fuerza que el género iba tomando en Bogotá y otras ciudades de Colombia, Ariza convocó a raperos de Las Cruces para comenzar un espectáculo (Gotas de Rap) que llegó a Europa y que, en parte, removió los insufribles estigmas que recaen sobre esta vertiente musical que, en lenguaje callejero y con palabras cuyo significado no está tan al alcance de la RAE, habla de precariedades, angustias, hostilidades que siguen presentes -cada vez más intensas- en la sociedad colombiana. 

Ahora anda con gente más joven que ella, empezando por los funcionarios que la asisten en sus labores como ministra, pasando por los raperos con los que sigue hablando y desembocando en una extensa lista de personas a la que ella quiere ayudar desde la cartera que ocupa. Pero, como Kafka, no lo niega: se sabe absorbida en un mundo de burocracia, trámites y complejidades técnicas que ella, con toda seguridad, preferiría omitir. 

En ello parece seguir, así sea por los lados, al maestro, su maestro, Fernando González Ochoa, que a sus veintiún años escribió, como si fuera un anciano:

“Joven, si caminaras por el camino del saber no dirías esas cosas. Entonces sabrías que el alma es un mundo en donde pueden florecer flores más bellas que en el mundo exterior. Mis hijos son mis pensamientos” (Pensamientos de un viejo, 1916).

Fue por frases, por fragmentos como esos, que Patricia Ariza se enamoró del nadaísmo y comenzó a militar en él, sin haber dejado de hacerlo nunca. La transgresión, señala, es inmune al paso del tiempo y, a la vez, es una necesidad. Palabras similares dijo en su casa en Pereira Héctor Escobar Gutiérrez, que fue cercano al nadaísmo aunque no militó propiamente en el movimiento. 

Hoy la ministra Ariza le apuesta al arte en pro de la paz. Reflexiona una y otra vez sobre la incidencia del estallido social, donde al margen de la violencia callejera, imperaron los cantos, los grafitis, las danzas, la combinación de varias músicas y hasta la poesía, que se resiste al paso del tiempo y se escabulle entre todo lo que acontece en el mundo. 

Su llamado es a entender la cultura como “el modo de ser, de hacer, de pensar y de decidir de los pueblos y de las personas”. La cultura como fundamento de la nacionalidad es lo que le da tanto valor a un concepto cuyas definiciones son variadas de autor a autor, pero que se sobreponen al territorio, como se evidencia en los millones de colombianos que están distribuidos en los cinco continentes. 

Creado Por
Juan Hernany Romero C.
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