Hablar de Javier Hernández Bonnet es hacer referencia a uno de los estandartes del periodismo deportivo en Colombia. El hombre nacido en Caldas, es un referente de lo que es la profesión abordada desde el respeto, por lo que los colombianos están acostumbrados a escuchar sus análisis en las transmisiones del Gol Caracol.
Hay un dicho popular que asegura que al lado de todo gran hombre, hay una gran mujer, y Javier es una de las pruebas de esto. Desde hace más de 15 años comparte su vida con Carolina Romero, su esposa, quien es uno de sus motores e inspiraciones.
Antes de emprender su viaje a Catar, la pareja estuvo en los micrófonos de KienyKe.com, hablando sobre su historia de vida y algunas de sus motivaciones.
Carolina Romero es periodista al igual que Javier. Quienes viven este oficio, saben qué compartir su vida con alguien que entienda el rigor periodístico es una gran ventaja. Las extensas jornadas de trabajo, el llegar a casa y seguir pensando en nuevos proyectos, son una constante, algo que Carolina entiende a la perfección e incluso intenta hacer parte de ese proceso creativo.
"Esta ha sido una relación maravillosa. Ambos somos papás ya grandes, ya él ha tenido una relación inicial con la mamá de sus hijos, y la vida nos dio la oportunidad de encontrarnos, hacer clic en muchas cosas, entender un poco la dinámica de esta profesión y fluir con ella para tener una convivencia más tranquila", cuenta Carolina a este medio de comunicación.
Tuvieron la oportunidad de conocerse haciendo periodismo. La radio fue ese vehículo que los unió hace varios años y que hoy en día los sigue manteniendo unidos.
"Nos conocimos en Caracol Radio, la vida nos dio la oportunidad de conocernos y empezar una relación muy bonita".
Al preguntarle a Carolina cómo la enamoró Javier Hernández Bonnet, se sonroja y asegura que debió luchar para enamorarla, más aún, si se tiene en cuenta que le tocó en una época en que los canales de comunicación digital eran nulos y le tocaba recurrir a otras opciones.
El amor que sintió el periodista por Carolina fue tan fuerte que lo llevó a hacer cosas que para él eran complejas por el manejo de su tiempo. La esperaba, la acompañaba de forma constante, e incluso, se animó a hacer fila para entrar a un restaurante, algo que dentro de su filosofía de vida no aplica, ya que según su esposa, en lugar de hacer fila, prefiere optar por otras opciones.
"Solamente te voy a decir una cosa que con eso ya paso fronteras y límites. A él no le gusta hacer filas para ninguna parte. Es decir, si hay que hacer la fila, pues por supuesto se respeta, pero si hay una opción de otra parte, pues se va a otra parte.
Ahí cuando me invitaba a almorzar se hacían filas porque yo no podía tener mucho tiempo de almuerzo y hacíamos filas detrás de la oficina donde yo trabajaba y era un poquito larguito, pero ese tiempo era importante para conversar, para hablar y conocernos".
Javier y Carolina son los primeros en sentirse orgullosos de Sofía, su hija de 15 años, amante del fútbol y quien ellos describen como ese gran motor de vitalidad en la actualidad.
"Sofía se cría entre adultos, entonces tiene una madurez un poquito especial".
Actualmente, Sofía juega fútbol. Recientemente, quedó campeona en el campeonato de fútbol del colegio, es delantera y es feliz haciendo goles. Javier y Carolina intentan verla en todos sus partidos, ella siempre les pide honestidad y comentarios sobre su rendimiento en el campo.
Javier describe su vida en los últimos años como un paraíso. Su hija Sofía, y sus nietos, han sido parte fundamental de esas satisfacciones personales y profesionales que vive. Después de las largas jornadas de trabajo, anhela llegar a su casa a pasar tiempo de calidad de su familia, cuando tiene la oportunidad, ve a su hija jugar fútbol y por supuesto, que los consejos a ella no faltan.
"Tengo que admitir que mi vida, los últimos años de mi vida han sido en ese sentido un paraíso. Con una niña, papá viejo, teniendo hijos grandes, una nieta mayor que mi hija menor, eso me ha dado una vitalidad. De pronto me veo un poquitico más entero que los de mi edad, pero ya tengo 68 años, entonces no soy, no me puedo dar el lujo de desgastarme mucho", comenta entre risas.
Sus planes en el Mundial
En momentos de coyuntura fuerte como este, Carolina es consciente que la comunicación con su esposo es escasa. Es aquí donde es clave ese entendimiento del trabajo de periodista, que ella conoce a la perfección.
Sus amigos de forma constante le preguntan que si lo acompañará al Mundial, y ella conociendo cómo es la dinámica es enfática en decir que no. A pesar de que es una gran oportunidad de conocer nuevos destinos, sabe que es algo complejo de llevar a la realidad.
"Él está trabajando, es un espacio importante en el que menos distracciones tenga, pues mucho mejor para él. Sí, porque lo pudiera sortear. Pero no, no es así. No es lo ideal, él está trabajando, por lo tanto, está desde que se levanta ese que se acuesta pensando en su trabajo y tenerle otra distracción sería contradictorio".
Al pedirle un mensaje para Javier en el que resuma su relación para cerrar esta entrevista, Carolina dice visiblemente orgullosa lo siguiente:
"Siempre al ladito, detrás y siempre acompañándote y dándote ánimo, siempre porque lo hacemos. Y ahí estamos por siempre y para siempre".