El aterrador estallido de un avión en el aire es noticia que conmociona a cualquier país; una prueba de fuego para todo periodista.
Le tocó a Juan Roberto Vargas con tan solo 21 años de edad. El vuelo 203 de Avianca había sido destruido por una bomba sobre el municipio de Soacha, pocos minutos después de despegar de Bogotá. La noticia estaba ardiendo y los medios se apresuraron a registrarla. Era noviembre de 1989.
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Juan Roberto trabajaba en radio y llegó al lugar de la tragedia agitado y ansioso; cargaba con un abultado equipo de transmisión a sus espaldas. Parecía un soldado con una pesada tienda de campaña como morral.
Jamás olvidará lo que vio aquel día. Una estela de fuego y muerte por donde habían caído los restos de la aeronave; un infierno con olor a combustible y carne humana quemada.
Por donde andaba se encontraba con partes del fuselaje, equipajes chamuscados, escombros metálicos y muchos restos de humanos con formas indescifrables, acaso solo carnes y sangre regados al azar. La escena era descrita en vivo por él; no ocultaba a sus oyentes ningún detalle de uno de los más horrorosos actos del narcoterrorismo.
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“Fue impresionante llegar a un sitio así. Esa noche, de regreso a casa, me tocó botar la ropa que había usado. El olor a carne quemada se impregnó en todo. Tenía 20 años, no había visto un muerto. Pero conseguí mantener la cordura y aplomo para transmitir en radio”, comenta.
No sería la única vez que reportaría sobre la muerte y la violencia. Estuvo en cubrimientos durante la oleada de ataques con carros bomba en Bogotá. También registraría con dolor masacres de policías y civiles en el valle de Guamuéz (Putumayo). Incluso, en tiempos recientes, documentó varias bajas en combates entre el ejército y grupos armados ilegales. De cada experiencia le quedaron marcas que aún lo impresionan.
“La sensibilidad y capacidad de asombro jamás se deben perder”, asegura este bogotano que entonces contaba tanto historias de desgracia y dolor, como relatos de deportes o informes de economía. Construyó una carrera desde abajo, como “todero” y sin despreciar oportunidad para reportear en la calle.
Juan Roberto Vargas comenzó cargando cables en una emisora de radio y hoy es el director del noticiero más visto de la televisión en Colombia.
Lo que ha logrado lo ha hecho a puro pulso. Es un hombre serio y enérgico. Habla con emoción, como si a todo momento estuviera dando una gran noticia.
Tiene 46 años, pero él mismo se reconoce “come años”. Ni siquiera el estrés ha logrado vencer el tono activo con el que vive su día a día.
“Le diría mentiras si le digo que estaba esperando que me nombraran director de Noticias Caracol. Fue absolutamente sorpresivo”, confiesa. “Aunque si me pregunta si alguna vez lo soñé: claro que sí. Es que creo que el que no sueña nada logra, y si uno trabaja duro es para crecer”.
Lleva una carrera de más de 25 años, 17 de ellos en el Canal Caracol, como periodista raso; de esos que toman el micrófono, la cámara y su libreta de apuntes para registrar desde un trancón hasta los peores ataques terroristas que ha sufrido Colombia, como ese que jamás olvida: del avión estallado en el aire, del olor a muerte que se pegó a su ropa.
“Creía que solo la gente bonita presentaba noticias”
“Toda la vida me gustó el periodismo. Pero quería ser periodista deportivo”, confiesa Juan Roberto Vargas. Si alguna vez tuvo un ‘plan b’ como opción profesional, debió ser la medicina veterinaria, pero la idea quedó frustrada cuando supo que, a pesar de amar tanto a los animales, no era capaz de soportar ver heridas, sangre brotando o fluidos.
“Mis primeros trabajos en medios, como carga cables, fueron en el estadio El Campín. A mi hijo también le gusta el periodismo deportivo; es igual de gomoso a mí. Ese sí va a hacer un buen periodista deportivo. Está convencido de serlo”, cuenta.
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Juan Roberto es comunicador social-periodista de la Universidad Externado de Colombia. “Soy orgullosamente externadista”, insiste antes de contar que también siente mucho aprecio por universidades como La Sabana o la Sergio Arboleda, donde fue docente.
Su vida laboral la pasó por Todelar, radio Melodía, RCN Radio, Noticiero TV Hoy, El Tiempo, La Fm con Julio Sánchez Cristo, y CM& con Yamid Amat, de quien asegura que fue su mayor maestro.
“Él enseña con sangre. La letra con sangre entra. Yamid enseña muchas cosas valiosas como agudizar el sentido del olfato periodístico, o que uno en la sangre no debe tener masato sino sangre; eso quiere decir emocionarse con una noticia, emocionarse por una chiva o un buen reporte al borde del infarto. También aprendí con él a decidir; que este es un oficio en el que si uno duda, muere. Uno se puede equivocar, pero siempre tiene que decidir. A lo mejor de diez equivocaciones sale un acierto”.
-¿Fue Yamid quien también lo descubrió como presentador?
Él me animó a serlo. Yo tenía la percepción de que la gente bonita era la que presentaba noticias. Él tiene otro concepto: presentador es el que es periodista, es quien genera credibilidad; es quien hace que la gente crea lo que le está diciendo.
-En tantos años de experiencia, y tras comentar los cubrimientos que más le impactaron, ¿cuál personaje considera usted que fue su prueba de fuego?
Tal vez Fidel Castro. Uno le preguntaba algo, y el hombre hablaba media hora. ¡Y trate de callarlo o interrumpirle! Y Chávez también fue muy difícil de entrevistar.
-¿En Colombia hay alguno por destacar?
Hay muchos pero no me quiero meter en líos. Son sobre todo políticos. Ellos tienen una característica: usted no sabe cuándo le están diciendo la verdad.
-¿Un personaje top, muy destacable, que haya entrevistado?
Quedé plenamente satisfecho con Yasser Arafat. Era un tipo místico. Lo entrevisté en Cartagena durante una cumbre de los no alineados. Como que cada frase que mencionaba era un eslogan; tenía una gesticulación de maestro. Otro personaje top fue Chávez, un tipo que a pesar de ser difícil de entrevistar, de esas charlas siempre salía una gran noticia.
-Y en su experiencia también trabajó en Panamá en dos oportunidades. ¿Cómo le pareció?
Fue algo pasajero pero muy valioso. Hace 6 o 7 años me llamaron a dar una charla sobre periodismo. Un grupo de medios me contrató porque en Panamá admiran mucho al periodismo colombiano, como casi todo lo de nuestro país. Me siguieron llamando a conferencias y en una de esas oportunidades me dijeron: ¿por qué no se viene a trabajar acá un tiempo? Me sentía allá como viviendo en Santa Marta o Barranquilla; fue algo muy bacano; conocí gente valiosa, un universo muy chévere que está en crecimiento; por algo les dicen el Hong Kong de América.
-¿Cómo es hacer periodismo en Panamá?
No es tan convulso el ritmo de los noticieros, en comparación con Colombia. Trabajé con los canales Telemetro y TVN. A veces abríamos el noticiero con un trancón en la avenida Balboa. Allá la noticia más fuerte era una marcha de pensionados frente a la Asamblea. Hay temas de violencia y seguridad, pero marginales. Allá la farándula es la política.
-Y de regreso en Colombia encabezó el comienzo de Blu Radio. ¿No quiso quedarse, en vez de dirigir Noticias Caracol?
Blu y Noticias Caracol son la misma empresa. Lo que más me gustó de la radio con Blu fue arrancar un proyecto desde cero: con cero oyentes, cero instalaciones, cero estudio. Arrancar con nada y ver que hoy Blu sí es la nueva alternativa. Y sigo apoyándolos, así como mi equipo lo hace.
El “director técnico” del equipo goleador
Juan Roberto entró al Canal Caracol en abril de 1998. Recuerda que el trabajo entonces era titánico; comenzaron emisiones durante la campaña presidencial disputada entre Horacio Serpa y Andrés Pastrana; Colombia participaba en el mundial de fútbol en Francia y el país seguía hablando del Proceso 8.000.
Entonces era reportero y presentador de noticias. Con el tiempo se destacó como jefe de emisión, y llegó el momento en el que se convertiría en la mano que movía los hilos del informativo.
“Antes yo podía, entre comillas, hacer muchas cosas que hoy hago como director. Pero no era el director responsable ni tenía la última palabra. Detrás de mí tengo un equipo maravilloso y esa es la clave. Ahora, si todo sale bien nos va bien a todos, y si algo sale mal me lo adjudican a mí. Eso genera un poquito más de estrés del que sufría antes”, cuenta el periodista que dice parecerse a un “call center”. “Recibo mínimo 60 llamadas al día, y ni le cuento la cantidad de mensajes que leo o tramito por los chat. Y es que siempre dan nervios y ansiedad, porque estoy dirigiendo el noticiero de mayor rating en este país”.
Además confesó que tan pronto supo de su nombramiento sufrió episodios de insomnio. En mucho esto se debió a sus rutinas en radio, donde madrugaba a las 3:40 de la mañana y hacia el medio día ya sentía que acababa sus energías.
Juan Roberto trabajó en Blu Radio para posicionarlo como uno de los más oídos del país.
Sus jornadas hoy no son nada envidiables. Debe estar pendiente del noticiero de las 6 de la mañana, preparar el del medio día, el de las 7 de la noche, y si le alcanza la vitalidad, ver cómo salió el de las 11:30 p.m. Se dedica siete días a la semana a su trabajo, aunque trata de no descuidar a su esposa y dos hijos.
“Mi mujer me conoció hace 18 años en el mismo trote y dice que no ha sentido el cambio. Lo que pasa es que sabe que ahora tengo más responsabilidad. Soy adicto al trabajo y amo lo que hago. Aunque sí trato de aprovechar el poquitico tiempo que tengo para estar con mi familia. El cambio no ha sido mucho porque sigo siendo el mismo obsesivo toda la vida”, asegura.
Su hobby favorito es el fútbol: jugarlo, verlo en televisión o distraerse con un juego de soccer en Xbox. Incluso ve su vida y carrera como un partido de final de campeonato. “Pasa con nuestro noticiero: equipo que gana no se toca. Necesitamos a alguien que reparta bola. Si tenemos buen arquero que no nos deje meter goles, nos va bien”. Juan Roberto pasó de volante a director técnico de su equipo informativo, y con esa misma táctica planea algunas jugadas para seguir goleando.
-¿Por qué cree que lo eligieron a usted como director?
He hecho mi carrera aquí, como muchos otros. Pero las directivas del canal me dijeron que yo tenía el noticiero en la cabeza y que, de cierta forma, lo manejaba desde hace algunos años, aunque no había tenido el cargo. Conozco toda la entraña y por eso mismo me habían enviado como de comisión a Blu Radio para comenzar la emisora, creando esa sinergia entre Caracol Noticias y la radio.
-¿Cómo manejan ustedes esa sinergia, ya que en otros medios los modelos de convergencia fracasaron, porque los periodistas o hacen radio o hacen televisión o hacen prensa escrita?
La gran mayoría de mis periodistas de televisión trabajan en Blu. No riñe con su trabajo en televisión ni en radio. Si el periodista de televisión está con Santos, y tiene su grabadora, no le quita nada grabar el audio y compartirlo.
-¿Hay una gran apuesta en su noticiero por las redes sociales? ¿Es ese otro gol?
Tenemos un equipo gigante de Caracol.com. Es otra redacción metida dentro de la redacción del noticiero de televisión. A veces por internet se ven nuestras noticias más que por la pantalla abierta, porque la gente entra, lo comparte, vuelve a verlo las veces que quiera. Además las redes sociales son un campo maravilloso para obtener información. No me atrevo a dar un porcentaje, pero la gran mayoría de temas de comunidad nos llegan por redes. Denuncias, situaciones, noticias, videos, imágenes, temas que duelen o preocupan, enfoques. Las redes ya no son herramienta, sino aliado fundamental.
-¿Cambiará el estilo de Noticias Caracol bajo su mando?
Sería tonto decirle que voy a cambiar algo que está ganando, pero evidentemente los noticieros tienen que evolucionar. El éxito de los ganadores es estarse reinventando. La gente nos está pidiendo muchas historias, lo que hay detrás de la noticia y sus personajes, y no tanto la voz oficial. Nos critican diciendo que somos amarillistas por sacar videos de atracadores en TransMilenio o el borracho que atropella a alguien; pero no lo hacemos solo por rating, sino porque la gente lo pide y le duele ese fenómeno. Nosotros mostramos el problema de inseguridad pero le damos contexto, vamos más allá del video. Quiero jugármela por las historias.
-¿Mantendrá el estilo del anterior director, Luis Carlos Vélez, quien aparecía con frecuencia en cámaras? O ¿prefiere salirse un poco de la cancha y dirigir desde el lateral?
Su pregunta es cascarera, no me va a hacer caer. Yo respeto profundamente lo que Luis Carlos hizo, que fue maravilloso. Dejó a Noticias Caracol en un punto muy alto, no solo de rating sino de preferencia y liderazgo. Que él saliera o no en cámara, eso era problema suyo.
-Y usted, ¿va a figurar o casi no?
Yo salgo eventualmente. Saldré en alguna entrevista que vea que realmente amerita. Pero le reitero, respeto profundamente lo que hizo Luis Carlos, y le funcionó. Criticado o no, pero funcionó.
-¿Cómo ve la competencia que se viene con Claudia Gurisatti en Noticias RCN, quien pronto también se estrenará como directora? ¿Es una goleadora peligrosa?
Es una gran competencia. Soy amigo de Claudia, trabajamos juntos. Nos conocimos chiquitos, nos conocimos medianos y ahora nos conocemos grandes. Para mí es un honor competir contra un monstruo como es Claudia, quien es una gran periodista. Y para mí es -y será- un honor ganarle.
-¿Y la línea editorial? ¿Qué dice a quienes creen que Noticia Caracol es gobiernista?
La primera entrevista que hice en cámara como director, hace un mes, fue a Álvaro Uribe. Lo hice con una razón: dejar sentado que acá oímos a todos. Hace una semana estaba sentado con los negociadores de las Farc en La Habana y hace dos semanas con Piedad Córdoba; lo mismo he hecho con el procurador, el presidente, sus ministros. Creo que lo más torpe que se puede hacer es casarse con una línea; mi opinión es que si uno se casa, pierde.
-¿De buen o mal genio como jefe?
Tengo fama de ser bueno como el pan, y lo digo no por alabarme. Me precio de ser una buena persona, pero soy muy acelerado. Soy impaciente y pedalero. A veces soy medio histérico en casos extremos. Y sí, yo soy muy exigente.
En Twitter: @david_baracaldo
Juan Roberto Vargas dirige el partido de su vida: Noticias Caracol
Mié, 04/03/2015 - 13:40
El aterrador estallido de un avión en el aire es noticia que conmociona a cualquier país; una prueba de fuego para todo periodista.
Le tocó a Juan Roberto Vargas con tan solo 21 años de edad. E
Le tocó a Juan Roberto Vargas con tan solo 21 años de edad. E