El precandidato presidencial del uribismo Óscar Iván Zuluaga definió una posición tajante sobre el modelo de lucha contra las drogas en el que él cree: no a la legalización y sí a la prevención y tratamiento de los consumidores, “sobre la base que efectivamente puede avanzar y dejar la adicción”. En entrevista con KienyKe, el exministro de Hacienda calificó de “estéril” el debate sobre la “guerra contra las drogas”. Dijo que Colombia debería apostarle al “combate abierto a la legalización” y afirmó que de llegar al Palacio de Nariño insistiría en la prohibición de la dosis mínima.
El actual modelo de la “Guerra contra las drogas” está siendo cuestionado en varios escenarios de la comunidad internacional. Pero en su opinión, ¿esta batalla se está ganando o perdiendo?
Esa lucha contra las drogas es un problema universal. Sin duda es un problema que afecta a todos los países del mundo sin excepción. Y en ese sentido lamentablemente el consumo de las drogas ha venido aumentando, como una tendencia muy fuerte sobre todo en la población juvenil. Por eso es la complejidad para la búsqueda de unas soluciones únicas, por las circunstancias que presenta cada uno de los países.
Ante los cuestionamientos al modelo, se han planteado debates para analizar otras rutas para luchar contra las drogas. ¿Lo considera legítimo?
Me parece que es un debate estéril si no está promovido por los principales centros de consumo y en este caso los Estados Unidos. Ya vio lo que significó ese tema en la Cumbre de las Américas en Colombia el año pasado, donde el gobierno del presidente Santos quiso llevar el tema, pero quedó sin ninguna posibilidad ante la posición de los Estados Unidos. La realidad es que si este tema no tiene un espacio desde la sociedad de los Estados Unidos, me parece que los debates desde los otros países son estériles y no tienen posibilidades de éxito. Como le pasó a Uruguay, el presidente Mujica con una gran efervescencia promovió un proyecto para legalizar la marihuana, y ante la reacción ciudadana mayoritaria de una manera impresionante, pues el proyecto tuvo que ser congelado en su discusión en el Congreso.
Y como aspirante a la presidencia, ¿Qué modelo ha pensado que podría promover para luchar contra las drogas?
Lo primero que debo decir es que no estoy de acuerdo con la legalización de la droga. Esto tiene que ser el punto de partida. Creo que un buen modelo, primero, tiene que darle asistencia a la víctima; toda la protección del estado para poderle tratar, para poderle dar acceso a servicios para su recuperación, sobre la base que efectivamente puede avanzar y dejar la adicción. Además seguir persiguiendo de manera implacable a quienes trafican, a quienes tienen las estructuras, por ejemplo del micro tráfico en las ciudades. Ahí tiene que caer todo el peso de la Ley y creo que en eso no se puede aflojar en un país como Colombia. Pienso que el proceso de erradicación manual fue muy exitoso y permitió avanzar de una manera efectiva para poder reducir el área sembrada en Colombia. Creo que ese modelo no se puede abandonar. Me parece que también se requiere un pilar esencial que es la educación: lograr desde ese modelo prevenir que los jóvenes no caigan en la adicción de las drogas. Si no hay un modelo preventivo será muy difícil lograr avanzar.
¿Algo como mantener el actual modelo prohibicionista, pero enfocado en la prevención?
Ese fue el modelo que tuvimos durante el Gobierno del presidente (Álvaro) Uribe. Incluso el acto legislativo que prohíbe el consumo de la dosis mínima va en esa dirección: poderle dar toda la asistencia y tratamiento al adicto. Y hoy dentro del sistema de salud existe esa posibilidad. Yo la reforzaría mucho más, porque lo importante es recuperar, es brindar tratamiento al que ha caído en la adicción y que reciba todo el apoyo del Estado y la sociedad.
¿Cómo analizaría si prosperara este debate y se cambiara el enfoque prohibicionista a uno de regularización o legalización de ciertas drogas?
Creo que sería muy grave. En muchos otros países han tenido que reversar las medidas que inicialmente tomaron. Es el caso de Holanda. Yo estoy en contra de la legalización de la droga y no apoyo ninguna propuesta que vaya en esa dirección. Eso es nocivo para la sociedad. Creo que hay que educar a los jóvenes, a la sociedad para que no caigan en el consumo, creo que hay que tratar al adicto, pero no vía legalización, porque creo que eso tendría unas consecuencias muy graves para la sociedad y para el país.
Si usted llegara a la presidencia, ¿buscaría la forma de prohibir la dosis personal?
Yo estoy de acuerdo con lo que hicimos durante el gobierno del presidente Uribe, donde se prohibió la dosis mínima. Hubo un Acto Legislativo en esa materia y falta es una ley reglamentaria que ponga en funcionamiento ese Acto Legislativo, pero como le digo, yo estoy abiertamente en contra de la legalización de la droga.
Mencionaba usted la Cumbre de las Américas en Cartagena y de allí salió la propuesta de presentar a la OEA una alternativa a la lucha actual. Ya hay varias ideas planteadas en dicha organización. ¿Le ve futuro a esas propuestas?
La política de tratamiento de la droga requiere una participación muy activa de los países consumidores. Y obviamente la OEA representa esa faceta. Luego, la OEA es un espacio natural para pensar cómo se pueden avanzar en políticas públicas que permitan evitar la adicción, estimular los tratamientos por cuenta de los estados, y me parece que ese podría ser una contribución importante que podría desarrollar la OEA como organismo internacional.
Un impulsor del debate es el presidente Santos. ¿Sigue criticando su empeño en considerar otra forma de luchar contra las drogas?
Claro que sí, porque no fue lo que propuso en campaña. Si el presidente Santos hubiera advertido que iba a trabajar en el tema de legalización de la droga, pues quienes lo apoyamos hubiéramos tomado un camino diferente. En ese sentido, creo que lo que él planteó después de su elección no corresponde a lo hablado a lo largo de la campaña.
Estados Unidos, que usted ha mencionado ya, ¿está haciendo lo suficiente por mantener la guerra contra las drogas? ¿Cómo evalúa la legalización de marihuana en varios estados?
Estados Unidos no tiene una política de Estado a favor de la legalización de la droga. El hecho que haya algunos estados en particular que lo hayan hecho con la marihuana no quiere decir que hay un consenso de la sociedad. ¿Cómo se logra ese consenso? Se da el día que esa sea una propuesta de un Presidente de la República y esté dispuesto a adelantar un debate presidencial sobre esa base. Eso no se ve posible en el mediano plazo. Los países tienen que enfrentar estos debates al interior de sus sociedades, y debe haber una expresión mayoritaria, y la expresión mayoritaria que hay al interior de una sociedad como la colombiana, y en el mundo en general, es de combate abierto contra la legalización de la droga.
Y si Estados Unidos hace una fuerte reducción en su presupuesto para lucha contra el narcotráfico ¿nos bota la pelota a nuestra suerte?
No necesariamente. Estados Unidos como sociedad tiene la convicción de que hay que enfrentar la lucha. Después de la infraestructura criminal, mafiosa, terrorista, que atenta contra la libertad, contra la democracia y la humanidad, no es simplemente un tema de consumo. Alimenta las estructuras mafiosas terroristas, y detrás de eso, se compromete la estabilidad económica, la estabilidad de las democracias y por eso los Estados Unidos tienen que destinar unos recursos muy importantes para atender esa lucha.
Líderes políticos plantean políticas que llaman “las menos dañinas”. El alcalde Petro incluso ha evaluado la regulación de ciertas drogas para tratar adictos. Algo parecido a lo implementado en Portugal. ¿No le suena?
Creo que el Alcalde está equivocado, y hay conceptos de profesionales y expertos médicos, toxicólogos, que dicen que esa no es una solución; cambiar una droga por otra no baja la adicción. Eso no es cierto desde el punto de vista médico y científico. Esa es una solución equivocada que no tiene soporte científico.
Y si otros países latinoamericanos empezaran a implementarlo. ¿No sería válido, para no quedarnos solos?
Ningún país está obligado porque los otros lo hagan. Las decisiones son soberanas de cada sociedad y en Colombia hay una vocación mayoritaria para luchar contra la legalización de la droga. Uno como sociedad no puede tomas decisiones por moda.
¿Cree que una política diferente afectaría o beneficiaría a las Farc?
Las Farc son el principal cartel del narcotráfico del mundo. Y en el gobierno del presidente Uribe hubo una reducción drástica en el área sembrada y en la cantidad de coca que producía el país. Eso muestra que hay un camino para combatir estructuras criminales y mafiosas que se alimentan del narcotráfico.
¿Cómo ve el tema de drogas y narcotráfico en el proceso de paz? ¿El Gobierno está siendo duro o blando al exigir el fin del tráfico con estas sustancias?
Ahí no hay ningún condicionamiento. El gobierno no puede ser duro porque está negociando de igual a igual, y ahí no hay ninguna exigencia sobre la mesa. Ese es uno de los riesgos que tiene para el país las discusiones en La Habana.
¿Teme que se estudie la propuesta de las Farc de permitir en determinados territorios el cultivo de hoja de coca y marihuana?
Es un riesgo muy grande para el país y por eso los diálogos y las conversaciones que se están desarrollando en La Habana significan tantos riesgos para la sociedad colombiana. Detrás de esos diálogos se esconden otros intereses como este de usar la tierra para cultivar coca y marihuana.
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Lun, 29/04/2013 - 11:39
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