
Por: @jcmentefacto
Hace trece años ver al Mono Jojoy deambulando por las polvorientas calles del municipio de La Macarena, en el departamento del Meta, era normal. Hace cinco años lo mataron, pero su fantasma aún camina por allí.
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No es que Jorge Briceño aparezca de repente para halarle las patas a alguno de los 30 mil habitantes de la región, ni que su oronda figura fantasmal frecuente la iglesia, la alcaldía o el minúsculo aeropuerto -que se asemeja más a un potrero-, ni mucho menos que el excomandante del Bloque Oriental de las Farc haya reencarnado en forma de cualquier cosa para revelarle a algún campesino el número de la lotería. Nada de eso. La cosa es más sencilla.
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Al turista que llega a este municipio de algo más de 11 mil kilómetros cuadrados con la intención de conocer Caño Cristales, una de las maravillas naturales del mundo, le hablan (todavía en voz baja) de las Farc, de la zona de distensión y por supuesto del Mono Jojoy, ese guerrillero al que con el paso de los años lo han catalogado como el más sanguinario de la historia del grupo insurgente que hoy está cerca de firmar la paz después de más de medio siglo en armas.
Carreteras y puentes construidas por las Farc en el municipio de La Macarena.
Las historias en torno a su figura son muchas, algunas toman visos de mito urbano, quizá lo único de urbano que se puede encontrar en La Macarena. Villavicencio, la capital del departamento, está a 225 kilómetros, a un día de camino por una trocha o una hora en una avioneta en la que caben cuatro pasajeros. Tomarla vale 180 mil pesos.
Dicen que le encantaba el whisky, tomar Pony Malta, que coleccionaba relojes Rolex, que calmaba su adrenalina conduciendo a toda velocidad sus camionetas -Toyota Prado su marca preferida -, y entre otras cosas, que le apasionaban los caballos, los de paso fino, esos cuyo precio puede ascender a los 100 millones de pesos.
Pero hay dos cosas que pueden estar más cercanas a la realidad. Ambas siguen vivas.
El miércoles guerrillero
La Macarena es el único municipio de Colombia en el que todos los miércoles (52 este año) son festivos. “Esos días son muertos, los domingos se ve más gente”, dice un campesino de la región que para llegar al casco urbano del municipio para que le revisaran “las vistas” en una jornada de salud que organizó el Ejército, duró ocho horas subido en una moto.
Y no es que ese día se celebre la fiesta de un santo o una virgen, lo que pasa es que ese día se cumple algo que muchos habitantes, cada vez menos, llaman el “miércoles guerrillero”.
Durante los cuatro años que duró la zona de despeje, el 'Mono Jojoy' ordenó que ese día, el miércoles, fuera cívico.
Herminso Cárdenas Montealegre, alcalde de La Macarena, recuerda que Jojoy les dijo:
“Como ustedes los miércoles tienen el comercio cerrado, vamos a decretar este día como cívico, entonces empezaron a obligarnos a que el día miércoles, entre otras cosas, guadañábamos las calles, los separadores, recogíamos las basuras y otras actividades que se hacían por orden del jefe del estado”, así es como lo llama.
Durante esos miércoles, por orden del 'Mono Jojoy', cientos de campesinos y habitantes del casco urbano de La Macarena tuvieron que ir a ayudar a hacerle mantenimiento a las decenas de carreteras que las Farc construyeron en la región y que hoy en día se siguen utilizando, “porque el gobierno no llega por aquí, al menos la guerrilla hizo carreteras”, dice Don Octavio, campesino de la zona.
La más importante, una de 200 kilómetros que de la La Macarena conduce a San Vicente de Cagúan.
La carretera construida por la guerrilla tiene algunos puntos pavimentados, principalmente los puentes, y pese a que es polvorienta sirve para que La Macarena no quede totalmente aislada.
“Seguimos siendo un municipio incomunicado por vía terrestre, todo se mueve por aire y eso representa costos enormes para la producción. No somos competitivos con ningún mercado porque no tenemos vías de comunicación”, dice el alcalde Herminso Cárdenas.
El alcalde, que durante los diálogos de las Farc con el presidente Andrés Pastrana entre 1998 y 2002, trabajaba como comerciante, “vendiendo cacharro y ropa”, tiene una explicación diferente para el llamado miércoles guerrillero. “Hay un concepto equivocado en ese tema”.
Luego de limpiar los lentes de las gafas que se le empañan, producto de los 38 grados centígrados de temperatura, explica que “la población de La Macarena es 85% rural y 15% urbana”
“Por tradición los pueblos designan el día de mercado para el sábado y el domingo, esos días venían al casco urbano los campesinos de las veredas aledañas para aprovisionarse de víveres y se iban el domingo por la tarde o el lunes por la mañana, como el lunes ya no había nadie en el pueblo, los comerciantes se tomaron en serio el tema de descansar los martes y los miércoles pero como la cosa se puso tan dura, el comercio tomó la decisión de descansar solo un día: el miércoles. Entonces ese día se cerraba temprano y las familias iban a bañarse a un caño a disfrutar por ahí. Esa tradición venía desde hace mucho tiempo”.
Según Cárdenas, el tema del miércoles festivo responde más a una dinámica del comercio que a una imposición guerrillera.
Por su parte, el general Juan Pablo Forero Tascon, comandante de la Fuerza de Despliegue Rápido, señaló que gracias al trabajo de las FFMM, "La Macarena tiene todas las posibilidades de ser un pueblo más progresista, con educación, con actividades industriales, donde los niños puedan ir a estudiar y no empiecen a engrosar los grupos al margen de la ley. Este municipio es una ventana de Colombia para el mundo".
El alto oficial señaló que aplaude el avance del proceso de diálogo con las Farc porque "los soldados son los que más rezamos por la paz y aplaudimos los avances con el gobierno nacional y esperamos que esto se desarrolle positivamente".
Tascón se refirió a los rumores que hablan del futuro de los militares una vez firmado el proceso de paz. "El ejército tiene que seguir trabajando en la consolidación del la seguridad del territorio. Hay muchas cosas por hacer por intermedio de los ingenieros militares, hacer carreteras, puentes, escuelas, defender los recursos naturales. Hay que seguir siendo los defensores de los derechos humanos".
Casa y tarima de discursos
El otro fantasma que sigue vivo del Mono Jojoy es la casa que el líder guerrillero mandó a construir para su uso. Es la única de La Macarena que tiene cuatro pisos. Hoy es un hotel de unas ocho habitaciones.
Desde el último piso de esa casa Jojoy daba sus discursos políticos. Se sabe que el extinto líder insurgente pertenecía al ala más radical de las Farc, de esa que estaba convencida de llegar al poder por la vía de las armas.
“Tocaba ir a escuchar el discurso. Él mandaba a reunir a los habitantes de las veredas para que escucharan lo que él tenía que decir. A veces se subía donde ahora funciona el consejo municipal y ahí echaba su discurso”.
En la zona de distensión, la guerrilla decretó una especie de manual de convivencia.
El alcalde recuerda que el que lo violaba “tenía sanciones. Por ejemplo, el que hacía un tiro al aire pagaba 500 mil pesos, el que le daba un planazo a otra persona 450 mil y si no tenía plata: trabaje limpiando un camino, tapando huecos en la carretera. Según la gravedad del hecho lo pagaba con la vida”.
Para las tropas del ejército Fudra y Omega -esta última dio de baja a Jojoy en zona rural de La Macarena – estar allí es un triunfo militar. En la zona, incluyendo el municipio de La Uribe hay al menos 5 mil hombres del ejército.
A cinco kilómetros de lo que fue el fortín comercial de las Farc, está El Borugo, en su momento, un campamento del grupo guerrillero con capacidad para ochocientos hombres. Debe su nombre a un roedor que está en la zona, es parecido a un chigüiro.
Ahora el lugar es una instalación militar en la que hacen presencia integrantes de La Puma, un grupo contraguerrillero que custodia la región.
De la época de las Farc solo quedan los baños que utilizaba el Mono Jojoy y los lavaderos que eran utilizados por los guerrilleros y por algunos secuestrados que estuvieron en la zona.
Los baños de Jojoy, eso es lo único que queda de un antiguo fortín militar de las Farc. Hoy el Ejército hace presencia.
Aunque también quedan los mitos. Habitantes de La Macarena creen que ahí, en El Borugo, la guerrilla enterró millones de dólares producto del narcotráfico.
En esa zona, el Mono Jojoy entregó en 2001 a 224 soldados y policías que las Farc tenían en su poder.
Los habitantes de La Macarena conviven con dos tipos de fantasmas. Uno simbólico y otro real.
El simbólico: los miércoles guerrilleros y la casa de cuatro pisos del desaparecido jefe guerrillero y el otro, el real, el de la estigmatización.
“Los habitantes de La Macarena no somos guerrilleros”, dice el alcalde Cárdenas. Lo obvio, al ver el estado del municipio, es que son ciudadanos olvidados de una Colombia que se acerca a la paz.
¿La Macarena está lista para el postconflicto?
“No estamos listos. Dios quiera que funcione la firma de paz pero eso no es lo complicado, lo complicado es consolidarla”, concluye Cárdenas.



