En medio de la urbe bogotana, cuatro campos de batalla se alzan en los parques públicos y las bibliotecas, pues hay un grupo de aficionados ciudadanos que mantienen viva una antigua forma de combate convertida en deporte.
En esta curiosa disciplina, donde el honor y la gloria juegan un papel muy importante, una comunidad creciente que se ha venido cultivando en los últimos 12 años, muestra una gran pasión y compromiso por el respeto de este deporte y, día a día, trabajan para reclutar a nuevas personas.
Este deporte se llama Soft Combat y tiene como objetivo mezclar antiguas técnicas de combate medieval con el estudio de disciplinas modernas como él esgrima, para crear una recreación de intensas batallas.
En esta oportunidad, Swords and Shields, una de las cuatro comunidades activas en la ciudad, nos abrió las puertas y nos dejó presenciar uno de sus entrenamientos que tiene lugar todos los domingos en el parque de Nicolás de Federman, al oriente de la ciudad.
A primera vista, y para el ojo pasajero, el escenario es curioso, pues a lo lejos se alcanzan a ver largas lanzas y hombres y mujeres corriendo por un parque distrital con espadas de todos los tamaños.
No obstante, mientras más se conoce la dinámica de esta disciplina, lo que parecen unas cuantas personas desordenadas, se convierte en un deporte con reglas, comunidad, compromiso y disciplina.
El espíritu detrás del Soft-Combat
Este deporte, aunque se basa en una milenaria técnica de combate, no tiene como objetivo lastimar al oponente. En esta disciplina, más que la victoria, se trabaja y entrena por el honor de ser un buen guerrero y de apoyo a la comunidad
“Yo estaba buscando una alternativa diferente de deporte, siempre me ha gustado esto de las guerras, del deporte, del algo antiguo”, explicó Canaza, uno de los entrenadores de Swords and Shields cuando explicando como se llega a esta disciplina.
Además, dentro de este mundo, el sentido de comunidad es esencial. Entre ellos mismos realizan compartires y diferentes actividades fuera de la disciplina. Además, son un constante apoyo en los diferentes emprendimientos de sus compañeros, como la construcción de las armas que utilizan en entrenamientos, un negocio de hidromiel y la confección de los trajes que utilizan.
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“Yo acoplé la parte de la disciplina, el control de las armas, ser caballeroso, formaciones, ataques, estrategias, siempre sin superar que es un deporte.”, agregó Canaza, quien después de practicar por varios años el Soft-Combat, debió enfrentarse a una experiencia militar.
Otra gran parte de esta comunidad se basa en el empoderamiento de sus participantes, pues aseguran que la práctica de este deporte habría ayudado a varias personas salir de situaciones en donde, dentro de su vida personal, sufrían de bullying.
El Tabú detrás del filo
Detrás de este deporte, como los mismos integrantes de Swords and Shields lo aseguran, hay un tabú que rodea a esta comunidad, pues constantemente son tildados como frikis, y ven la disciplina con malos ojos.
No obstante, para ellos, esta es una representación errónea de su comunidad e invitan a las personas que los ven en los parques no juzgarlos e intentar participar en el deporte junto a ellos los domingos.
“Me dicen el Deporte de los Frikis, yo le digo vaya el domingo, entrena y me dice que es un deporte de frikis. Porque obviamente aquí hay un gusto por el anime y los videojuegos, pero eso no es una limitante para decir que solo el friki hace Soft-Combat”, explicó Cruzado, otro de los entrenadores y miembros veteranos de la comunidad.
No obstante, esto no los desanima, pues sus comunidades siguen creciendo e, inclusive, han llegado a los cientos, siendo la más grande una ubicada en la ciudad de Medellín, donde se alcanzaron a reunir más de 200 personas.
Ahora, en un futuro, esperan que Bogotá y Colombia tengan una liga y, además, un mayor reconocimiento a nivel nacional. Por otro lado, muchos de los que practican este deporte sueñan de que algún día este sea su sustento.
