Cada 20 de julio se celebra la Independencia. La historia oficial sobre los hechos que se dieron desde 1810 hasta 1819 más o menos, es, en realidad, bastante fácil de comprender. Muchos –o todos lo colombianos–, la saben casi que de memoria porque desde los primeros años de colegio se la han repetido una y otra vez.
Recordemos: un grupo de ‘criollos’ va a donde un señor de apellido Llorente para que, por favor, les preste un florero para usarlo en la visita de una persona importante, un tal Villavicencio.
Llorente, español y noble, se niega a prestar el famoso florero, basado, sobretodo, en el odio visceral que tiene por esa raza híbrida, o sea que no es ni de aquí ni de allá, y se niega rotundamente. Los criollos, heridos en su orgullo, arman ahí mismo la pelea, que se usa como excusa para gritar ¡Independencia! El florero, en todo caso, terminó estrellado contra la cabeza de Llorente.
Esta es la historia que la mayoría conocemos a través de los años, sin embargo, hay una serie de sucesos que ya venían vaticinando lo que más adelante determinaría el 'grito de Independencia'.