
Pese a que Pablo Escobar ya lleva más de 20 años de muerto, todavía no paran de sonar noticias o artículos en torno a su despampanante vida, llena de riesgos, lujos, derroche y muerte.
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Con una vida consagrada al narcotráfico, que lo convirtió en uno de los capos más poderosos y ricos de América Latina, aparte de los más buscados, Escobar no dudó un segundo en hacer alarde de su dinero o ni siquiera eso, a veces simplemente lo desperdiciaba porque sí. Como aquella vez durante una fría noche entre las montañas de Medellín, Pablo huía de la justicia y su hija Manuela estaba al borde de la hipotermia, para evitar que la pequeña muriera de frío, el capo hizo una hoguera con dos millones de dólares (miles de millones de pesos).
Lo anterior, al igual que muchos relatos, se encuentran plasmados en las páginas del libro 'Pablo Escobar' (2014), publicado por Juan Pablo Escobar, ahora conocido como Juan Sebastián Marroquín, hijo del narcotraficante colombiano.
Es por todos conocida la Hacienda Nápoles, pero pocos saben que dicha propiedad estaba compuesta por 27 lagos, 3 zoológicos y un parque con réplicas de dinosaurios a escala real. Tenía su propia gasolinera y dos helicópteros, según informa el medio TKM.
En cuanto a sus hijos, el magnate de la mafia no temía gastar lo que fuera. Uno de los regalos más curiosos que el capo le pudo dar a su hijo fue un cofre con las cartas de amor escritas a puño y letra por Manuelita Sáenz, al libertador Simón Bolívar.
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El mafioso paisa tenía tanta plata que hasta se ofreció a pagar la deuda externa de Colombia, valorada en 10 billones de dólares, con el fin de evitar la extradición a Estados Unidos. Lamentablemente luego de su captura, gran parte del dinero del narcotraficante fue devorado por las ratas, según lo informa el medio "Qué!". Debido a la procedencia de su dinero, este era difícil de declarar. Gran cantidad de dinero se blanqueaba pero aproximadamente unos 2 mil millones de dólares fueron almacenados porque era imposible blanquearlos.
A causa de la fuerte humedad de las bodegas y a las malas condiciones en las que estaba guardado el dinero, este fue devorado por ratas.
Desde su tumba seguro que el narco todavía se revuelca por la pérdida de su dinero, incluso llegaba a gastar millones y millones de pesos en gomas de plástico para ordenar los fajos de billetes.