Envolver tejados, muros, marquesinas y terrazas de vegetación es la última tendencia en Colombia y una forma de mejorar la calidad de vida de las ciudades bajo una alternativa medioambiental que permite la captura del dióxido de carbono y crear al tiempo espacios amables.
Una de las empresas que han apostado por este negocio sustentable es Groncol, que ya ha ocupado espacios en distintas alturas equivalentes a ocho estadios de fútbol, lo que permite capturar la contaminación producida por 3.200 vehículos.
Esta compañía, que fue la primera que propuso en Colombia la construcción de jardines, cubiertas y fachadas en las infraestructuras urbanas, nació hace cinco años en Bogotá y desde entonces su negocio crece a un ritmo anual del 70 %.
"Groncol es un sueño muy ambicioso, lo que queremos hacer es revolucionar la forma como se vive en las ciudades", afirmó en una entrevista con Colombia.inn, agencia operada por Efe, el gerente general de esta empresa, Pablo Atuesta.
La idea es "transformar la experiencia de la ciudad y está demostrado que el verde produce una cantidad de beneficios sociales y ambientales", agregó, al explicar que sus soluciones reducen el ruido y la contaminación a la vez que permiten el ahorro de energía.
La compañía comenzó en 2009 cuando el ingeniero civil y cofundador de Groncol, Mario España, identificó que no existía una empresa de construcción de infraestructuras verdes, una solución que hace algunos años se había popularizado en Estados Unidos y Europa.
"Había una oportunidad en el mercado para generar estos espacios verdes en un momento en el que en Bogotá había un boom de construcción", remarcó España.
Al inicio el objetivo era "hacer más amigables los proyectos de construcción", pero se ha logrado ir más allá "al mejorar la calidad de vida en las ciudades", manifestó.
El impacto generado por los 60.000 metros cuadrados de superficie verde que ha construido Groncol ha compensado el dióxido de carbono (CO2) emitido por más de 2.100 personas y una reducción del volumen de aguas negras equivalente a casi 9.000 duchas de tres minutos, según los responsables de la compañía.
El primer proyecto fueron los 3.200 metros cuadrados de cubierta en la torre Argos en Bogotá, para continuar con el muro verde más grande de Colombia, la fachada del hotel B3 en el norte de la capital, con 360 metros cuadrados y ocho pisos de alto.
"El crecimiento de Groncol ha sido exponencial, el primer año crecimos un 700 %, pasamos de 170 millones de pesos (87.890 dólares) a 1.200 millones (620.400 dólares) en facturación", aseguró el gerente comercial, Juan Carlos Rebolledo.
Hoy Groncol trabaja en diez ciudades y dispone del 50 % del mercado nacional. En 2013 facturó 4.500 millones de pesos (2,3 millones de dólares) y para 2014 espera vender "más de 6.000 millones de pesos (3,1 millones de dólares)", aseguró el ejecutivo.
Esta evolución les ha hecho fijarse en otros mercados, convencidos de que han desarrollado su propio "know how" o experiencia.
"Somos referentes de investigación y desarrollo de techos y muros verdes en el trópico, y por eso nos han llamado de Perú y de Ecuador", reveló Rebolledo.
Entre los proyectos actuales está la construcción de la cubierta verde más grande de Bogotá, de 4.500 metros cuadrados.
Asimismo, Groncol trabaja en la envolvente de 3.000 metros cuadrados de un edificio en la capital y que será la mayor superficie vertical verde de Latinoamérica, lo que para el arquitecto Nicolás Borda, cofundador de la firma y gerente de proyectos, es "un reto impresionante".
Para Borda, si sólo se forrara de vegetación un 10 % de las 30.000 hectáreas de cubiertas disponibles en Bogotá, "se podría captar todo el material particulado generado por todos los vehículos de la ciudad". "El potencial es enorme", concluyó Borda.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda al menos quince metros cuadrados de área verde por habitante en las ciudades; pero en Bogotá, una urbe de más de ocho millones de habitantes, cada persona cuenta con sólo cinco metros cuadrados.
El impacto generado por los 60.000 metros cuadrados de superficie verde que ha construido Groncol ha compensado el dióxido de carbono (CO2) emitido por más de 2.100 personas y una reducción del volumen de aguas negras equivalente a casi 9.000 duchas de tres minutos, según los responsables de la compañía.
El primer proyecto fueron los 3.200 metros cuadrados de cubierta en la torre Argos en Bogotá, para continuar con el muro verde más grande de Colombia, la fachada del hotel B3 en el norte de la capital, con 360 metros cuadrados y ocho pisos de alto.
"El crecimiento de Groncol ha sido exponencial, el primer año crecimos un 700 %, pasamos de 170 millones de pesos (87.890 dólares) a 1.200 millones (620.400 dólares) en facturación", aseguró el gerente comercial, Juan Carlos Rebolledo.
Hoy Groncol trabaja en diez ciudades y dispone del 50 % del mercado nacional. En 2013 facturó 4.500 millones de pesos (2,3 millones de dólares) y para 2014 espera vender "más de 6.000 millones de pesos (3,1 millones de dólares)", aseguró el ejecutivo.
Esta evolución les ha hecho fijarse en otros mercados, convencidos de que han desarrollado su propio "know how" o experiencia.
"Somos referentes de investigación y desarrollo de techos y muros verdes en el trópico, y por eso nos han llamado de Perú y de Ecuador", reveló Rebolledo.
Entre los proyectos actuales está la construcción de la cubierta verde más grande de Bogotá, de 4.500 metros cuadrados.
Asimismo, Groncol trabaja en la envolvente de 3.000 metros cuadrados de un edificio en la capital y que será la mayor superficie vertical verde de Latinoamérica, lo que para el arquitecto Nicolás Borda, cofundador de la firma y gerente de proyectos, es "un reto impresionante".
Para Borda, si sólo se forrara de vegetación un 10 % de las 30.000 hectáreas de cubiertas disponibles en Bogotá, "se podría captar todo el material particulado generado por todos los vehículos de la ciudad". "El potencial es enorme", concluyó Borda.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda al menos quince metros cuadrados de área verde por habitante en las ciudades; pero en Bogotá, una urbe de más de ocho millones de habitantes, cada persona cuenta con sólo cinco metros cuadrados.
